- Con la segunda ola convertida ya en tsunami, el segundo confinamiento domiciliario en Euskadi puede ser inevitable si el toque de queda y las restricciones a la movilidad adoptadas el pasado lunes 26 no logran frenar la galopante expansión del coronavirus. La mesa de crisis del LABI se reunirá el jueves y evaluará la evolución epidemiológica y la necesidad de medidas más estrictas para contener los contagios que solo la semana pasada superaron la barrera de los 8.000. Un comité que podría optar por un cierre similar al de marzo y abril, pero con clases presenciales en los colegios.

En una entrevista en Radio Euskadi, el lehendakari Iñigo Urkullu indicó que, además de los datos de contagios, el Gobierno Vasco analizará otros indicadores como el de ocupación de UCI, y participará en la reunión de la Comisión Interministerial de mañana, antes de decidir cómo actuar. Si los datos de contagios siguen la actual escalada, indicó que su Ejecutivo baraja desde "la supresión de toda actividad económica no esencial con una hora más adelantada" o "mantener solo la actividad laboral y educativa y el cierre del resto", sin descartar el confinamiento total. Se trataría, en definitiva, de reducir al máximo el número de horas que los ciudadanos permanecen en la calle. "Es una situación inquietante y de máxima preocupación pero se abordará desde un ejercicio de equilibrio para preservar la salud y la economía", aseguró, al tiempo que advirtió de que "todas medidas están sobre la mesa".

Urkullu insistió en que no hay "colapso hospitalario" y subrayó la fortaleza del sistema sanitario vasco, que ha conseguido atender en una semana 132.000 casos en Atención Primaria presencial y el doble en telemática, cada día hace entre 10.000 y 15.000 pruebas PCR y ha vacunado ya a 300.000 personas contra la gripe. "Tenemos un sistema sanitario fuerte con capacidad de respuesta", reiteró. Sobre las movilizaciones de los sanitarios aseguró comprender "la presión que soportan los profesionales de Osakidetza".

Las palabras de Urkullu fueron respondidas por Arnaldo Otegi, que pidió "medidas drásticas" y "sacrificios". "Y las van a tomar ahora nuestras autoridades, tarde y mal, como siempre", enfatizó el líder de EH Bildu. Recalcó que las autoridades políticas "está tratando de dosificar la información como si la gente no fuera adulta", cuando "ya sabemos todos que vamos a un segundo confinamiento, aunque probablemente no sea como el de marzo". "Hay que decir la verdad, aunque a veces duela", subrayó.

Por su parte, la coordinadora general de Podemos Ahal Dugu, Pilar Garrido, afirmó que es necesario poner sobre la mesa "medidas restrictivas" pero también "diálogo entre partidos" para rediseñar un posible nuevo confinamiento domiciliario, que va a ser "mucho más complejo" que en la primera ola, y "un escudo social vasco" con medidas para ayudar a los sectores más perjudicados, como la hostelería. "Llevamos 15 días esperando a que se tomen decisiones importantes que sean certezas seguras para que los ciudadanos sepan a qué atenerse y se pueda hacer frente lo antes posible a esta pandemia", subrayó, para lamentar que ya se va "tarde".