- En estos siete meses de pandemia, Osakidetza ha confirmado el positivo de 55.000 vascos en pruebas PCR (más de 47.000), o en casos detectados por serología. ¿Pero solo esas personas han contraído el coronavirus en la CAV? La OMS cree que estos datos pueden ser bastantes más altos. Su director de Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, estima que alrededor del 10% de la población mundial puede haber contraído el SARS-CoV-2, con solo una parte de los contaminados que ha mostrado síntomas de leves a graves, por lo que "la gran mayoría sigue bajo amenaza". Trasladado a la CAV, ese 10% significaría más de 200.000 personas.

Los epidemiólogos también coinciden en que la gráfica de contagios es mucho más elevada, ya que las cifras de infecciones en la primera ola son inferiores a los números de la segunda ola por la escasez de pruebas. Ahora, la capacidad de diagnóstico ha aumentado notablemente y la brecha entre la cifra oficial y la situación real es mucho menor que antaño, pero sigue a la baja debido a que un gran número de asintomáticos sin contabilizar. Asintomáticos a los que pretende localizar Osakidetza con su última estrategia para derrotar al virus: cribados masivos preventivos para detectar personas sin síntomas y romper así las cadenas de transmisión.

Y eso que el número de contagios en Euskadi ha seguido una progresión imparable. El 20 de abril superaba la barrera de las 12.000 infecciones (12.629) y el 13 de mayo la cifra ascendía a 13.214. Del 6 de julio al 3 de septiembre, las pruebas subían como la espuma y los diagnósticos se elevaron a 19.158. Y, en el último recuento, los contagios ya pasaban de los 55.000.

En el balance general también se puede ver la evolución del porcentaje de positivos por número de PCR. En la semana del 6 al 12 de julio estaba en el 0,8% y fue escalando hasta alcanzar el 8,4% entre el 24 y el 30 de agosto (el día 28 se produjo el pico de casos detectados en esta segunda ola, 886), para bajar al 6,6 % entre el 31 de agosto y el 3 de septiembre.

El último boletín semanal que difunde Osakidetza -del 29 de septiembre al 4 de octubre- habla de 17.988 personas negativizadas, 6.983 altas hospitalarias y 2.003 fallecimientos. Actualmente hay cerca de 3.700 casos activos y más de 9.000 personas en cuarentena.

Sin embargo, fue en agosto cuando el virus volvió a dar el aldabonazo e hizo sonar todas las señales de alerta. El día 15, el COVID-19 estaba completamente desbocado, con más de 600 infecciones diarias, y la consejera de Salud, Nekane Murga, aseguró que Euskadi se enfrentaba a un "posible tsunami". Con una curva imparable, unos días más tarde, la CAV se veía obligada a bajar un peldaño en la denominada nueva normalidadcon la declaración de la emergencia sanitaria, de la que se han derivado mayores restricciones en aforos, agrupaciones de personas y horarios de hostelería, además de cordones sanitarios si se producen "situaciones de peligro". El propósito es evitar a toda costa el colapso sanitario y un segundo confinamiento.

El protocolo contra el coronavirus se activó por primera vez en Euskadi a finales de febrero. El día 28 se confirmaron los dos primeros casos positivos, el de una persona en Gipuzkoa y el de una sanitaria de Txagorritxu. En poco tiempo, se desató el caos y el hospital gasteiztarra pasó de ser el hospital de referencia para la lucha contra el virus a convertirse en la zona cero de los contagios.

Siete meses después, el Departamento de Salud valora que, en la actualidad, al 51% de los casos positivos se les ha hecho la prueba por ser contactos estrechos de otro contagiado, lo que demuestra que "el rastreo funciona". Lo ideal, según los expertos, sería regresar a los parámetros de julio porque eso significa situarnos en unas cifras de contagios similares a los 136 que se detectaron en todo el País Vasco el día 23, cuando la tasa aún se hallaba por debajo de 60 por cada 100.000 habitantes.

Los autores de Bizi Berri -el plan director que marca las pautas básicas para atajar la expansión del COVID- cifran en 95 los casos diarios que serían deseables en el actual momento epidemiológico para mantener controlada la situación. La actual tensión sanitaria ha llevado al Ejecutivo a anunciar que las restricciones aún se prolongarán en el tiempo.