ras varios meses luchando día y noche para tratar de cuidar la salud de los enfermos en estos tiempos de pandemia, las enfermeras recibieron ayer un homenaje y reconocimiento a la profesión en Donostia. Las terrazas del Kursaal acogieron un acto oficial en el que se inauguró la plaza de las Enfermeras en la emblemática terraza inferior del Palacio de Exposiciones y Congresos.

Se trata de un reconocimiento que coincide, además de con un año difícil para la profesión, con el Año Internacional de la Enfermera y la Matrona.

Aunque el estado de alarma por el coronavirus se decretó en marzo, el proceso para denominar la plaza de las Enfermeras comenzó antes, tras la solicitud que hicieron al Consistorio el Colegio de Enfermería de Gipuzkoa y el sindicato de enfermería Satse. Los grupos políticos municipales del Ayuntamiento de Donostia aprobaron la iniciativa por unanimidad. Precisamente, varios de los concejales asistieron ayer a la inauguración oficial, que contó con la intervención del alcalde de la ciudad, Eneko Goia.

En los últimos meses la ciudadanía ha puesto en valor -más que nunca- el trabajo que hacen las enfermeras para cuidar y curar a los enfermos. Desde que inició la pandemia se les ha considerado "heroínas" -la mayoría son mujeres- capaces de salvar a todos, pero las profesionales recalcaron ayer que carecen de muchos medios para desarrollar su trabajo dignamente y que también necesitan ser cuidadas.

"Las enfermeras de Euskadi, del Estado y hasta del mundo compartimos las mismas preocupaciones sobre formación, problemas de plantilla y apoyos inadecuados. A su vez, no se nos permite desplegar todas nuestras competencias, pocas o nulas oportunidades de desarrollar nuestro liderazgo y ya no hablemos de ocupar roles directivos e influir en la política en general", explica Oihana Fernández, enfermera del Hospital Universitario Donostia, presente ayer en el acto.

Según Fernández, invertir en la enfermería es fundamental para cuidar a toda la ciudadanía y conseguir un triple impacto: "Mejorar la salud de la ciudadanía, apoyar el desarrollo económico y fomentar la igualdad de género". "Pedimos a las instituciones que velen por nosotras, porque aunque lo parezca, nuestra vocación no es infinita. Necesitamos un apoyo y un compromiso real para poder seguir haciendo lo que más nos llena de un modo digno, seguro y con los medios suficientes", subraya.

Aunque las profesionales recalcaron que son "conscientes" de que no es un momento de celebración porque tanto las enfermeras como la ciudadanía "no lo están pasando bien", considera que actos como del de ayer son un paso adelante en el reconocimiento de la profesión.

"Pero no hay placa ni plaza que vaya a satisfacer las necesidades reales que vive la enfermería. No deja de ser un reconocimiento, que es lo mínimo que se puede hacer. Aun y todo esperamos más, por supuesto", explica a este periódico la enfermera María Alonso, del sindicato Satse.

Por su parte, el enfermero Manuel Solórzano, que recibió la Insignia de Oro del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa el año pasado, explica que a estas alturas de la pandemia la enfermería se encuentra "cansada". "Estamos con miedo, pero está con la ilusión de seguir trabajando y de sacar adelante lo que nos venga", subrayó Solórzano.

Solórzano se dedica a la historia de la enfermería y recalca que llevan más de 100 años cuidando a las personas "desde que nacen hasta que mueren". El reconocimiento de la ciudad le parece "muy bonito", pero, tras 40 años de experiencia, Solorzano pide a las instituciones "que haya más dinero para sanidad y más dinero para la investigación". También quiso dejar un mensaje claro a los jóvenes: "Pido que cuando los chavales salgan del colegio salgan con la mascarilla bien puesta, cubriendo la nariz y la boca, que eso hace que no nos contagiemos".

De aquí en adelante, los profesionales de la enfermería tendrán en Donostia un lugar en su honor, la plaza de las Enfermeras.

"Invertir en enfermeras mejora la salud de la ciudadanía, apoya el desarrollo económico y proporciona la igualdad de género "

Enfermera

"No hay placa ni plaza que vaya a satisfacer las necesidades reales que vive la enfermería, pero es un reconocimiento"

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"La enfermería está con miedo, pero está con la ilusión de seguir trabajando y seguir con lo que venga"

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