- Inmersos en el debate de si estamos o no ante una segunda ola de contagios por COVID-19, con decenas de nuevos positivos cada día, los laboratorios y clínicas privadas del territorio han visto disparada la demanda de las pruebas de coronavirus. Pruebas PCR, test serológicos y test rápidos copan gran parte de la actividad de estos centros, que están viendo un verano de excepción en medio de esta pandemia mundial.

Así lo constatan en centros como Askabide, DNA Data o Policlínica Gipuzkoa. “Nosotros comenzamos a hacer más hace alrededor de mes y medio y desde hace tres semanas a esta parte se ha notado que ha subido una barbaridad”, confirma Naroa Iturri, gerente de Askabide. “A mucha gente le están pidiendo test para incorporarse al trabajo, y también hay quien está viajando en avión a países que están demandando PCR en las 48 horas previas y quien está viajando al pueblo a ver a los aitonas y quieren ir limpios”, explica. Además, hay una tercera variante, la de quienes han tenido un contacto más o menos estrecho con alguno de los brotes: “Gente que ha estado en contacto con alguien de riesgo que ha dado positivo pero que en Osakidetza no les meten en ese grupo de tanto riesgo como para hacerles la prueba y por seguridad deciden hacerla por lo privado”, explica Iturri.

La casuística se repite en la Policlínica, que además de las peticiones privadas, constata un aumento de las solicitudes a nivel laboral. “Algunas empresas realizan rastreo entre sus trabajadores”, cuenta Milagros Berruete, responsable del Servicio de Análisis Clínico de la entidad.

Solo en el mes de julio, en DNA data han realizado más de 1.000 test, y observan un incremento de peticiones en el ámbito laboral. “Nos llegan peticiones desde los servicios de prevención laboral para trabajadores que o bien tienen que viajar o que tienen síntomas por la razón que sea”, señala Concha Vidales, responsable asistencial y la CEO de este centro, que aunque también atiende peticiones particulares, lo hace únicamente si hay una prescripción médica mediante. “No hacemos ningún estudio que no tenga una solicitud médica, porque cuando una PCR sale negativo, muy bien, pero cuando sale positivo creemos que tiene que haber un médico detrás que responda y que controle la situación, porque no podemos olvidarnos de que estamos en una pandemia”, señala Vidales.

En Askabide apuntan que todo el proceso se hace con médicos, que son quienes hacen “una valoración final del resultado”, y defienden que las firmas privadas llegan donde la sanidad pública no lo hace. “Esto no es una cruzada de la pública contra la privada y viceversa. Creo que la sanidad pública ahora mismo está muy saturada, se están haciendo menos pruebas de las que se deberían y para eso estamos las privadas. La sanidad pública está respondiendo a los momentos de urgencia, a los brotes, pero hay mucha gente que se está haciendo las pruebas de forma preventiva”, argumenta Iturri.

El precio de estos exámenes oscila entre los 25 euros que cuestan los test rápidos y los 140 a los que puede subir la PCR, aunque, la finalidad de cada uno así como su fiabilidad es distinta.

Según explican las responsables de los tres centros, el test rápido se realiza mediante un pinchazo en el dedo que permite detectar los anticuerpos IgG (has pasado el virus pero ya no lo tienes) e IgM (estás contagiado en ese momento). Los resultados se conocen al instante, tiene un 94% de fiabilidad, pero requiere de una PCR adicional en el caso en que des positivo en IgM.

Otra de las pruebas más demandadas, especialmente en el ámbito laboral, es el test serológico, que mediante un análisis de sangre permite conocer si una persona ha desarrollado anticuerpos o no al virus. Su precio oscila entre los 40 y los 60 euros y los resultados se conocen en las 24 horas siguientes a la realización del test.

Y finalmente, la PCR, que permite conocer si una persona está contagiada en ese instante o no. Su precio oscila entre los 100 y los 140 euros en función del laboratorio y los resultados se conocen entre las 24 y las 48 horas siguientes a su realización.

Una de las características de esta pandemia es la incertidumbre y la dificultad de hacer previsiones, ya que como reconoce Vidales “las cosas cambian de una semana para otra. Esperábamos un julio mucho más tranquilo y las cosas han empeorado”. Sin embargo, ante el comienzo del nuevo curso, estos centros vaticinan un aumento de la demanda en septiembre. “No se puede hacer una previsión exacta de cuánto aumentará la demanda y la necesidad de realización de estas pruebas en septiembre, pero lo esperable es que suba significativamente”, dice Berruete, una afirmación con la que coincide Iturri: “Sí que estamos viendo que puede haber otro pico”.

Policlínica Gipuzkoa. Ofrece test serológicos a 60 euros y PCR a 140 euros. Además, ofrece el Chequeo Post COVID-19, que permite conocer el estado de salud y posibles secuelas físicas tras pasar la enfermedad o bien tras la sospecha de haber tenido la enfermedad. El chequeo incluye una consulta médica por teléfono.

Askabide. Ofrece test rápidos a 25 euros, test serológicos entre 40 euros (mide los anticuerpos IgG que muestran que ya has superado la enfermedad) y 60 euros (mide los índices IgG e IgM, que indican que puedes estar infectado en el momento de hacer la prueba) y PCR por 120 euros.

DNA data. Ofrece test rápido por 40 euros y PCR por un precio entre 95 y 100 euros, con precios especiales para las empresas. No realizan ningún tipo de estudio sin una solicitud médica previa.

“Es esperable que en septiembre la demanda de estas pruebas aumente de forma significativa”

Responsable del Servicio de Análisis Clínicos de Policlínica

“La pública está respondiendo a los brotes, pero mucha gente se está haciendo pruebas de forma preventiva”

Gerente de Askabide

“No hacemos estudios sin solicitud médica; tiene que haber un médico detrás que controle la situación”

CEO de DNA Data