- Todos los frentes están abiertos en la lucha contra el COVID-19. Uno de ellos tiene como protagonistas a las aguas residuales, en las que se busca la presencia de coronavirus.

No existe evidencia de que el material genético tenga capacidad para transmitir el virus. Pero en el terreno de la gestión de la Salud Pública resulta de gran interés saber si puede contribuir a la detección precoz de futuros brotes o ser indicador de la presencia del virus.

La Agencia Vasca del Agua, URA, está participando en un estudio experimental impulsado por el Ministerio de Transición Ecológica, que tiene como objetivo la detección del material genético del SARS-CoV2 tanto en las aguas fecales del circuito urbano como en las aguas de baño continentales, análisis estos últimos que en el caso de la CAV se centran en el embalse Uribarri-Ganboa, habida cuenta que la salinidad de las aguas de mar no son propicias para que la supervivencia del virus.

En lo que se refiere a la toma de muestras de aguas fecales, en el caso de Gipuzkoa, se están obteniendo en la depuradora de Loiola y en la de Atalerreka, analizando así las aguas residuales del entorno urbano de Donostia y de la bahía de Txingudi, Irun y Hondarribia.

Fue iniciativa de URA la toma de muestras en estos dos puntos de Gipuzkoa que, inicialmente, no estaban contemplados en el planteamiento del Ministerio, que en esta tarea está contando con la estrecha colaboración de URA y de cuatro consorcios de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia.

El Ministerio fijó la toma de muestras en la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Crispijana, gestionada por Amvisa, en Gasteiz, y también en la de Galindo, donde el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia (CABB) recoge todas las aguas fecales de la metrópoli bilbaina.

Todas las muestras obtenidas serán analizadas en el laboratorio Anbiolab. Para que los resultados sean más reveladores, dichas muestras se tomarán en los picos de llegada de aguas fecales, en un intento de dar con las muestras que presenten una mayor carga residual y, a ser posible, cuando no se hayan dado episodios de lluvia, con el objeto de evitar el efecto de dilución.

De este modo se pretende monitorizar la evolución y ver si quedan restos del virus en las aguas fecales de las cloacas con el fin de identificar posibles brotes futuros.

La idea es comprobar si se confirma la hipótesis que señala que el número de partículas víricas que se encuentran en las aguas fecales responden al número de personas identificadas con virus en la comunidad.

Aunque todavía no está nada claro que este tipo de estudios tengan la utilidad que se señala, el Gobierno Vasco ha decidido apostar por la investigación, eligiendo para ello puntos estratégicos de recogida de muestras.

Si los cálculos salen, el objetivo del Ministerio es poder disponer en octubre de una nueva herramienta de detección temprana, aunque la toma de muestras se prevé que se prolongue, al menos, hasta el primer trimestre de 2021.

Josu Perea, director de Gestión de Dominio Público de URA, que coordina el programa en Euskadi, explica que “existen varios trabajos, tanto a nivel estatal como internacional, que relacionan la presencia de material genético del COVID-19 en las aguas residuales con los casos contrastados de infección por el coronavirus. Las curvas son muy similares”.

Según detalla Perea, “los primeros análisis han dado cero presencia o en el límite de detección”, unos datos iniciales a sumar a las muestras que se tomarán los próximos meses semanalmente entre lunes y miércoles.

A partir de ahora “harán falta unas cuantas semanas para entender los datos recogidos, contrastarlos con los de contagio, ver si siguen una lógica, cuáles son las razones de su presencia...”, pronostica.

Toda esa labor se efectuará a nivel estatal por el Ministerio para la Transición Ecológica con los datos vascos y los del resto del Estado en una investigación abierta que podría sumar más puntos de recogida.

La Agencia Vasca del Agua, el departamento vasco de Salud, el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, Aguas del Añarbe, Amvisa, la Mancomunidad de Txingudi y los ministerios para la Transición Ecológica y de Sanidad.

El Gobierno central prevé efectuar 3.000 análisis de control del material genético, con una inversión inicial de dos millones de euros.

Se prevé que la toma de muestras en puntos estratégicos y en episodios sin lluvia se prolongue hasta el primer trimestre de 2021