eía a su madre modista trabajar en su Camerún natal. Un día, hace un año, Abdul Aziz Mounpe fue con su pareja a comprar muebles a Emaús. Se encontró una máquina de coser y la reconoció: era la misma que usaba su ama. Maialen Mujika, su pareja, le retó: “¿Te atreverías?”.

Aziz Mounpe se atrevió y lo consiguió. Desde entonces cose ropa, bolsas, turbantes, confecciona cuadernos y, desde hace un tiempo, mascarillas.

Son muy reconocibles por su colorido, por estar elaboradas con telas que trae desde su país natal y desde Senegal. La buena respuesta que han ido obteniendo sus productos le ha animado a seguir adelante.

Maialen Mujika lo explica. Inicialmente no tenían intención de ponerse a elaborar mascarillas. Todo surgió cuando, existiendo problemas para lograr desechables en las farmacias, las veían por los suelos. Fue una amiga que trabaja en una clínica de podología quien les animó a hacerlo. “Estaban buscando la forma de hacer una mascarillas seguras y consiguieron un tejido homologado para ello. Comenzamos cosiendo mascarillas para ellos y luego empezamos a venderlas a quienes nos las pedían”, explica.

“No nos dan ganancias, pero estamos tranquilos porque están al alcance de cualquiera y están hechas con un tejido seguro. Solo hay que ir cambiando el filtro interior”, explica. Mujika echa una mano a su pareja cosiendo, con los patrones y con el tema de la comunicación aunque deja claro que el “artista” es Mounpe. “Aquí estamos, cuatro manos y una máquina de coser”, apunta la joven donostiarra.

La producción se adapta a las telas de las que disponen. Quien pide una mascarilla puede elegir entre los tejidos disponibles que, de momento, no se renuevan como quisieran, ya que el cierre de fronteras les impide efectuar nuevos encargos.

“También tuvimos nuestras historias con la goma, porque hay quien prefiriere engancharlas tras las orejas y otros están más cómodos con el elástico por la cabeza. Se puede elegir”, añade.

De momento no tienen página web y la forma de contactar con Puouchinah (nombre que han puesto a su proyecto y que quiere decir hasta pronto) es a través de Instagram y Facebook (Puochinah, con una u menos) o a través del email puouchinah@gmail.com. Luego queda esperar al envío a domicilio, aunque si alguien se quiere ahorrar tiempo y el dinero del envío, Mujika les invita a acercarse a su taller de Urnieta. “Así se las pueden probar y las podemos adaptar”, concluye.