l curso que en teoría tenía que haber sido el más corto, ha sido el más largo de nuestras vidas. Parece que nunca llega el verano”. Cientos de estudiantes guipuzcoanos se examinarán desde el lunes y hasta el miércoles de las pruebas de acceso a la universidad y pondrán, por fin, punto final a un año “extraño” y “surrealista” motivado por el coronavirus, que les ha obligado a estudiar un trimestre entero desde casa y por el que han perdido parte del verano “y muchos viajes previstos, como el de fin de curso”.

Aunque durante semanas la selectividad, ahora conocida como EBAU, estuvo en el aire -“casi hasta el último momento no hemos sabido la fecha y el lugar”-, la convocatoria ordinaria de este curso se celebrará desde el lunes en los tres campus de la UPV/EHU y en algunos centros como la Escuela de Armería y el IES de Eibar entre muchas medidas de protección.

“Es lo que toca. Hay que usar hidrogel, mantener las distancias, llevar mascarilla... es bastante incómodo y molesta mucho. Espero que una vez empiece el examen podamos quitárnosla”, se resigna Alazne Barreto, una estudiante irundarra deseosa de dar por finalizado “un curso muy difícil, sobre todo el último trimestre” en el que han pasado casi más tiempo en sus casas que en las aulas.

Para el donostiarra Xabi Aizarna, desde su habitación “todo se ha hecho más largo”. “Desde marzo nos pidieron estar a tope para llegar preparados a los exámenes. No es lo mismo dar el temario en clase que hacerlo de forma online”, explica este joven de 18 años, al tiempo que añade que “estamos estudiando cosas que dimos hace casi un año en clase. Es normal que nos cueste más”.

Precisamente, por ese desequilibro entre programas -algunos centros educativos han podido dar temas en los dos primeros trimestres y otros no han podido al tenerlos previstos para el tercero-, las pruebas de este año serán más flexibles. “Se nota mucho lo que hemos dado online. Nos hemos arreglado como hemos podido, pero para las más prácticas, como matemáticas, no es lo mismo hacer los ejercicios con el profesor que en tu casa”, señala Oihana Galdos, otra estudiante a punto de examinarse, que explica las características especiales que tendrán de cara a este curso: “Normalmente, para cada examen existen dos modelos, el A y el B, y se podía elegir uno de los dos. Este año nos van a dar dos opciones por cada pregunta, así que tenemos más posibilidades de que nos toquen temas que sí que hemos trabajado en el aula”.

Además, de cara a los inminentes controles, los alumnos han podido volver a sus pupitres durante dos semanas y repasar todas las dudas. “Ha sido todo muy surrealista. Acostumbrados a tener a alguien al lado, ha sido volver pero con distancia de seguridad, sin tocarse y viendo al profesor dar la clase con mascarilla”, indica Galdos, quien quiere estudiar Derecho en la Universidad, por lo que no tiene la presión de otras compañeros por sacar una nota elevada.

“Estoy tranquilo. No tengo que estudiar y estudiar para entrar en Medicina, por ejemplo. Lo llevo mejor que muchos”, apunta, por su parte, Aizarna, que se matriculará en una ingeniería: “Que podamos elegir entre varias preguntas nos ayuda mucho. Imagínate si vamos y nos ponen una que no hemos oído nunca”.

Barreto cursará un doble grado, Filología Inglesa y Francesa, por lo que tampoco necesita una nota media concreta. Aún así, su mayor temor son las matemáticas, ya que el no haberlas trabajado en clase le ha perjudicado. “Hemos intentado retomarlas estas dos semanas de clase, pero no es una teoría que te estudias tú en tu casa. Necesitas más tiempo y práctica”, comenta.

Sin viaje de fin de curso

“Es duro ver a la gente en la playa y tú en casa”

Haber perdido casi tres meses de clase no es el principal inconveniente para estos tres estudiantes. El COVID-19 ha trastocado su formación académica sí, pero también sus vacaciones de verano.

“Lo que más me fastidia es el verano. Hemos perdido casi un mes de vacaciones. Es duro ver a la gente yendo a la playa y tú quedándote estudiando. Estoy contando los días para que lleguen los exámenes solo para poder olvidarme y disfrutar del verano”, confiesa el donostiarra Aizarna.

Tras haber pasado, como casi todo el mundo, semanas y semanas encerrados en casa, ver cómo la desescalada iba avanzando y ellos no podían aprovecharlo ha sido un golpe duro para su ánimo. “Ves el ambiente de verano, las ganas de salir de la gente y fastidia mucho. Es lo que peor estoy llevando”, indica la joven irundarra.

“Estamos estudiando todo el día y deseando que esto pase. Hemos cancelado el viaje de fin de curso y no sabemos si podremos hacer algo”, señala Galdos, quien piensa en cambiar su destino original de viaje de despedida, Alemania, por algo más cercano, las Landas: “Pero está la situación así. Igual ni eso podemos”.

Al país bávaro y a Bélgica también iba a viajar en marzo Aizarna con su clase -“es la última vez que vamos a estar toda esta gente junta”- y tampoco pudo hacerlo. No obstante, este joven donostiarra no piensa quedarse de brazos cruzados y perder su viaje de fin de curso, y ya prepara una escapada a Barcelona en agosto con algunos de sus compañeros.

Barreto, en cambio, no sabe si podrá viajar el pueblo de una amiga suya tal y como lo tenían pensado. “Todavía nos queda casi todo julio y agosto, así que a ver si podemos”, duda, siendo consciente de la suerte que han tenido de ir a la convocatoria ordinaria. Aquellos que hagan los exámenes extraordinarios no finalizarán el curso hasta el próximo día 22.

Por lo tanto, una vez realizados los controles, es tiempo de disfrutar, tomar el sol y hacer planes. Nada de pensar en la Universidad. “Hay ganas, pero ahora solo pienso en el verano”, confiesa la futura estudiante de Derecho, mientras que la interesada en el doble grado, Barreto, quien también tiene la mente puesta en la diversión, ve con cierto temor el futuro escolar: “Me da miedo cómo va a ser el arranque en la Universidad con el virus. Empezarla desde casa sería muy duro, tengo muchas ganas de ir”.

Quien no piensa en ello es Aizarna: “No tengo nada de ilusión. Ahora mismo estoy centrado en hacer los exámenes y desconectar. Ya habrá tiempo para la Universidad cuando toque”. Un hartazgo lógico teniendo en cuenta los casi once meses que ha durado su segundo año de Bachillerato.

Con mascarilla. Cada persona deberá llevar su propia mascarilla quirúrgica. Las mascarillas serán de uso obligatorio para todas las personas que participen en la prueba: estudiantes, profesorado, personal de administración y servicios y personal de limpieza, y desde el momento en que accedan al edificio/centro de realización del examen.

Sin guantes. Se recomienda que el alumnado no utilice guantes. Sí los utilizarán los encargados de recoger los exámenes. Además, todas las personas estarán obligadas a limpiarse las manos con los geles o soluciones hidroalcohólicas al entrar al edificio.

Entrada. Para evitar aglomeraciones se realizará una entrada y salida escalonada. Se convocará al alumnado por orden alfabético, en diferentes franjas horarias. En el caso de Gipuzkoa, una vez asignados los alumnos a los tribunales el horario será el siguiente: A las 9.00 horas: De la A a la G. A las 9.20 horas, de la H a la Ñ. Y a las 9.40 horas, de la O a la Z.

Material. Antes de entrar al aula se deberá tener preparado todo lo necesario (resguardo de matrícula, DNI, bolígrafos, calculadora, etc.) y haberse lavado las manos con gel o solución hidroalcohólica.

Sin compartir. No se podrá compartir material (bolígrafos, reglas, calculadora…), por lo que el alumnado debe asegurarse de llevar todo lo necesario para las pruebas. Cada estudiante deberá acudir con bolígrafo propio. En caso de no tener bolígrafo, se le suministrará uno, pero no lo devolverá.

Lugar asignado. Cada estudiante tendrá asignado un lugar en el aula, que será el mismo durante toda la prueba, salvo indicación del tribunal. La mochila se dejará debajo del asiento.

Mano alzada y en voz alta. Los vocales atenderán las dudas que surjan durante el examen manteniendo la distancia de seguridad, por lo que las preguntas y aclaraciones se deberán hacer en voz alta. Con el fin de no molestar al resto de estudiantes, se recomienda plantear las dudas en los primeros 10 minutos de examen.

Pedir permiso para salir. Cuando terminen el examen, los estudiantes levantarán la mano indicando que han finalizado y permanecerán en su sitio hasta que el profesor les permita salir. Una vez obtenido, dejarán el examen en la mesa y abandonarán el aula de uno en uno y con la mascarilla puesta. Si no se tiene otro examen en la siguiente franja horaria, se deberá abandonar el edificio.

Puertas abiertas. Se intentará realizar las pruebas con las puertas abiertas, para facilitar la ventilación del aula.

“No es lo mismo dar el temario en clase que de forma ‘online’. Es normal que nos cueste más la Selectividad”

Estudiante donostiarra de 18 años que se plantea estudiar una ingeniería

“Me da miedo cómo va a ser el arranque en la Universidad con el virus. Empezarla desde casa sería duro”

Irundarra de 18 años que estudiará un doble grado en Filología Inglesa y Francesa

Las pruebas de este año serán más flexibles y se dará la opción de elegir las preguntas en vez de únicamente el modelo

Es obligatorio llevar mascarilla y su propio material para el examen, que se realizará con las puertas abiertas

“Nos hemos arreglado como hemos podido en casa, pero para las clases prácticas se nota más”

Estudiante donostiarra de 18 años, que quiere estudiar Derecho

La mayoría han tenido que cancelar sus viajes de fin de curso programados para este verano como consecuencia del coronavirus