uelta al informe sobre la COVID-19 del Instituto de Salud Carlos III, con la colaboración de muchos profesionales y de 60.897 voluntarios de toda España, 2.830 vascos, de los que el 4% tiene anticuerpos IgG anti-SARS-CoV-2, muy similar en hombres y mujeres. Recordábamos que la tasa de letalidad suponía el 1,1%, mayoritariamente ancianos con patologías asociadas, y que los datos procedían de la lectura del test rápido de inmunocromatografía al que los autores confieren mucha fiabilidad, pero otros investigadores, no tanto. Otros resultados que podían ser más fiables por la técnica de inmunoensayo, se desconocen de momento.

Entre los encuestados, había quienes tenían algunos síntomas compatibles con la COVID-19: fiebre, escalofríos, cansancio, dolor de garganta, tos, sensación de falta de aire, dolor de cabeza, nauseas/vómitos/diarrea o pérdida total de olfato (anosmia). Se consideraron sospechosos a los que tenían tres o más síntomas. La prevalencia aumenta con el número de síntomas y, a más síntomas, más posibilidad de haberlo pasado. Solo un 2,5 % de los participantes que no tenían síntomas presentaron anticuerpos IgG, aunque los asintomáticos representan un tercio del total de positivos y el 43% de las personas que decían haber perdido el olfato dieron positivo. La presencia de anticuerpos IgG era menor en bebés, niños y en jóvenes. Punto.

Comentamos las extravagancias de las “Cayetanas” en el madrileño barrio de Salamanca y sus impolutas cacerolas. Bien. Algunos se encogen de hombros en silencio con las pintadas que realizan los euskal-fatxas en algunos locales de partidos en Euskadi. Mal. Y todo, en confinamiento y con calles vigiladas por nuestros pretorianos sancionadores. Bildu nos anuncia como acostumbra, que está en fase 1 de campaña.

No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local de nuestros baserritarras, esenciales para nuestra diaria subsistencia. Doctor en Veterinaria