La sociedad se está reinventando a la fuerza, obligada por la irrupción del COVID-19 en nuestras vidas. Si el estado de alarma ha afectado a las relaciones personales, sus consecuencias en la economía están siendo descomunales y lo que queda por llegar es difícil de vaticinar, sobre todo en el pequeño comercio.

Pata tratar de salir adelante muchos establecimiento de proximidad se han tenido que reinventar o dar con fórmulas que les permitan evitar echar la persiana, como la venta online o la incorporación del servicio de entrega a domicilio.

Cuatro comerciantes cuentan a NOTICIAS DE GIPUZKOA de qué forma han tenido que adaptarse a la situación y cómo esperan que, a corto y medio plazo, evolucionen los hábitos de compra. Pero, de momento, tienen claro que la clientela seguirá esperando a que le lleven los pedidos a casa.

María Nazabal, Kilimak jostailu denda (Beasain)

"Impulsamos lo mismo de lo que nos quejamos, es la pescadilla que se muerde la cola"

Para María Nazabal dar respuesta a las exigencias de la venta online es "un trabajo casi de 24 horas". Aunque la venta de esta forma haya subido durante el confinamiento, ni en la actualidad ni anteriormente ha sido esta la fórmula que mayores beneficios le ha originado a Nazabal.

"Es más lo que subimos a Instagram (@kilimakjostailuak) y a la web (kilimak.com). Luego vienen a la tienda después de verlo o me hacen consultas por WhatsApp. Las redes sirven de llamada, pero prefieren que les expliques, que les sugieras", asegura Nazabal, que es la que con posterioridad se encarga de llevar el juguete a los hogares.

Aunque pueda abrir el comercio con cita previa "los niños y las niñas siguen en casa y te tienes que quedar con ellos", por lo que a la clientela no le resulta sencillo acudir al establecimiento "Si no quieres venir a la tienda con los niños estás muy limitada y creo que tendremos que alargar el servicio de llevar los juguetes a las casas", reflexiona.

"Esto te hace plantearte otra cuestión. ¿Para qué quiero la tienda? Si nadie pasa por el escaparate, suelen ser los niños los que se paran, el gasto de la tienda ¿para qué?", se cuestiona María Nazabal. "Es la pescadilla que se muerde la cola. ¿El online va hacer que cerremos las tiendas? ¿es lo que queremos?", se pregunta. "Estamos impulsando algo de lo que nos quejamos, incluso desde las instituciones", constata.

Como durante el cierre ha estado vendiendo y entregando estas ventas en los hogares de la clientela, de momento ha decidido seguir haciéndolo aunque, si alguien lo solicita, no dudará en abrir las puertas del comercio físico.

Mantener el escaparate online en condiciones requiere, asegura, de "un trabajo constante". "No es solo colgar el producto, después la gente consulta, te llama para preguntar y te pasas el día al teléfono. No hay otra, porque la gente de pregunta a cualquier hora, sea festivo o día laborable, y hay que responder, porque si no contesto igual se van a otro lado", incide esta comerciante de Beasain.

Agustina Baroni, Repostería Antojitos (Gros, Donostia)

"Esta situación ha hecho que la gente se vuelva más cómoda"

La pastelería Antojitos, en la que Agustina Baroni hace de todo desde atender hasta elaborar los dulces, desde que comenzó el confinamiento se mantiene, en gran medida, por los productos que reparte por los hogares, un servicio "que la gente agradece mucho".

Por la mañana el comercio está abierto y allí atiende a la clientela desde la puerta y con todas las medidas de protección exigidas. Pero, además, ha activado el servicio a domicilio y recibe los encargos por el WhatsApp que tiene tiene en funcioamiento a tal fin, el 677 079634. "Nos encargan muchas tartas de cumpleaños y bandejas con nuestros productos. Pusimos en marcha el servicio a raíz de la situación y está funcionando muy bien. Gusta mucho la idea de que se lo llevemos al domicilio", explica esta repostera argentina.

Su marido, que tiene un bar que continúa cerrado, asume la tarea de repartidor. "Algo teníamos que hacer para salir adelante", señala Baroni, que tiene la intención de seguir ofreciendo este servicio que tan buena acogida ha tenido. "Creo que ya se ha implantado y la gente querrá seguir disfrutándolo. Ha llegado para quedarse, aquí y en otros establecimientos, porque la clientela se ha vuelto más cómoda y más miedosa".

La oferta se puede consultar en Instagram (@antojitosreposteria) o en Facebook o contactar por WhatsApp, para pedir la lista de productos. "Tras los primeros quince días de confinamiento notamos que la gente se puso en plan quiero comer y fue a partir de ese momento cuando empezaron a aumentar los pedidos, como detalle para alguien o para consumo propio".

Curiosamente, la tarta que más demanda está teniendo es "la más golosa", una elaborada con chocolate, que lleva una crema de Nutella y "muchas golosinas de adorno". "La gente quiere eso, quiere saturarse de dulce" y por ello Agustina Baroni tiene pedidos todos los días.

Helena Iturralde, Manila Shop (Donostia Centro)

"En el 'online' hay que ofrecer la misma calidad y atención"

Helena Iturralde desde que abrió su negocio, hace ya dos años, ha tenido "tienda online" aunque, reconoce, que mantenerla al día y operativa es muy exigente "para una persona sola". "Hace falta mucho tiempo y dinero para tenerla güay y no se vendía nada", explica.

Tanto es así, que apenas tres semanas antes de que se instaurara el estado de alarma Helena Iturralde tenía esta opción "prácticamente cerrada". Pero la evidencia es muy terca y el cierre de la tienda física le obligó a "dar caña" a esta vía de comercialización durante el confinamiento.

Su herramienta es Instagram, @mundomanila, donde desde el primer día muestra "vídeos positivos y alegres" y sus conjuntos, incluidos los complementos, con "muy buen resultado". "En quince días he realizado más de 20 envíos y me ha salvado un poco", señala.

Pero, reconoce, ello le ha conllevado trabajo. "La tienda online está muy bien hecha y facilito todo el recorrido, desde instagram shopping a la web y, sobre todo, doy importancia a las llamadas", añade esta entusiasta de su trabajo. "Cada venta, como siempre, requiere mucha asesoría y explicaciones. Me he abierto un WhatsApp bussines a través de un teléfono fijo, el 943 905 057, a donde me escriben, les mando catálogos, hablamos etc.".

La guinda del pastel la pone la llamada, en la que explica a sus clientes cómo sacar mejor partido de la ropa que le compran. "Sigo personalizando cada venta, también online. Doy a mis clientas toda clase de facilidades, les doy confianza y he ganado unas clientas espectaculares que no habían venido antes a la tienda, son nuevas", apunta.

Su perfil de compradora es el de una mujer "de cierta edad, con un estilo diferente, que le gusta la ropa estilosa, amplia, de muchas capas, los tejidos naturales, muchos complementos. Ofrezco looks completos y sigo trabajando con citas, como antes", explica. Porque, constata, "vendo looks enteros, los que subo a Instagram. En el último escaparate que he publicado, he vendido todos los looks enteros en distintas tallas. No me había pasado en la vida. Estoy alucinada", asegura Iturralde.

La nueva normalidad llegará cargada de incógnitas y la forma en la que se solucionarán las compras es una de ellas. Por este motivo, Iturralde prevé seguir incidiendo en una fórmula que le está dando buenos resultados. "Tenemos que ir hacia la omnipresencia, quien no tenga ahora mismo tienda online no existe, pero tenemos que dar la misma calidad y atención", incide.

Y ya en el comercio físico aboga por una transformación hacia "espacios personalizados". Pone un ejemplo. Tiene ya cerrada una cita en la tienda con una clienta que es "una loca de los bombones" y en Manila Shop le esperará con "los dulces y una cervecita fresca". Porque es una defensora de la personalización, también cuando envía un paquete incluye frecuentemente notas para las destinatarias. "Se trata de dejar huella en las clientas", apostilla.

"Yo no tengo miedo. Ya me están pidiendo citas y espero que todo vaya de forma escalonada. No va a ser la alegría de antes, pero seguro que dedicaremos más tiempo al cliente, que es lo que me gusta", concluye.

"Empecé con encargos más esporádicos y ahora tengo bastantes", concluye.

Ixiar Prieto, Zugasti Dendak (Altza, Donostia

"El pequeño comercio puede ayudar a quitar el miedo a comprar por Internet"

A Ixiar Prieto el confinamiento le ha servido para poner en orden la web de los negocios familiares. Aunque en Facebook e Instagram era más activa, no las utilizaba para la venta online.

Cuando le llegó el ofrecimiento desde Euskomer para elaborar una página web con canal de venta online, se decidió a dar el paso. Pero la puesta en marcha de la web, www.zugastidendak.com, coincidió con la temporada navideña y "como se necesita mucho tiempo para alimentarla la dejé aparte. El confinamiento me ha venido bien para ponerme a tope", explica esta comerciante que tiene claro que, en su caso, "el canal de venta es la tienda".

Las redes sociales les han ayudado a adquirir más visibilidad y en el momento actual Zugasti ha podido abrir su canal de venta online. "Llevo poco y ya he hecho alguna venta y pedidos para recoger en tienda", añade Ixiar Prieto, que en la venta online, por exigencias de la plataforma, solo puede comercializar un número determinado de productos que va cambiando. En las redes "saco las cosas de las que tengo fotografías buenas", explica, y así "la gente las ve y viene a la tienda".

La clientela de Zugasti no está acostumbrada a la compra online, "El 70% de nuestras clientas, por decir algo, no nos van a comprar por este canal, porque tenemos mucha clienta de cierta edad que tiene miedo a Internet".

"El pequeño comercio puede ayudar a quitar este miedo, porque la clienta compra a alguien de confianza, a quien conoce. También nos han tocado estos casos en los últimos días. Nos dicen que quieren probar y para ello prefieren hacerlo con alguien conocido", subraya.

Pero mientas, en Zugasti también se preparan para la venta en tienda. "Aglomeraciones no van a darse así que seguiré aprovechando para trabajar en esto. Además diré a quienes se acerquen que entren en la web para conocer nuestros productos, porque les podremos atender mejor", asegura Prieto que considera que la venta online es "un complemento muy bueno" para el pequeño comercio.