ristina Torres es una periodista donostiarra que hace trece años decidió transformar la casa familiar en Etxarri Larraun (Navarra) en un establecimiento rural en el que el cuidado del detalle es extremo, lo que le ha hecho merecedor de varios reconocimientos. Es una casa que se reserva en su totalidad, no por habitaciones, y el amor por los animales de su dueña hace que las mascotas sean recibidas con gusto.

Azpikoetxea está cerrada, y Cristina Torres, encerrada. Porque allí trabajaba preparando todo para la llegada de un grupo cuando se decretó el estado de alarma. Se quedó en la casa tras recibir esa primera anulación de reservas: "Marzo estaba siendo un mes muy bueno, con todos los fines de semana reservados. Tenía toda la Semana Santa cogida y el puente de mayo, incluso una semana de junio y otra de agosto desde hace tiempo. Esto llegó como una ola. Dos días antes de que se decretara la cuarentena, me llamaron diciendo que no se atrevían a venir porque tenían miedo a quedarse bloqueados".

Puesta en contacto con otros propietarios, constató que las cancelaciones llegaban en cadena. "Se han ido cancelando todas las reservas y lo más duro en este momento es que nos han ido pidiendo todos los adelantos abonados". En el caso de Azpikoetxea, se pide un 30% del importe de la reserva al realizarla y el resto a la llegada a la casa. "Me han pedido la devolución de todos los adelantos hasta mayo", señala Torres, que está "a verlas venir" con lo que vaya a ocurrir con las reservas de verano.

Respecto a nuevas reservas, incertidumbre. "Una conocida, que lleva mucho tiempo viniendo, me ha hecho una para octubre. Habrá que ver", añade. "Los establecimientos están cerrados y tampoco se pueden hacer reservas. El miedo que tengo es que a medio plazo abramos y no tengamos reservas", reflexiona.

Cristina Torres quiere también extraer lo positivo de una situación tan negativa: "Me gustaría que poco a poco vayamos recuperando la normalidad y la confianza pero que esto nos sirva también para plantearnos nuevas cosas y aprender".

"Deseo que esta crisis nos pueda servir, entre otras cosas, para recuperar el valor de algunos sectores y reconectar con nuestro medio, darle la importancia que realmente tiene", afirma esta emprendedora, que confía en que en el sector del turismo lo ocurrido pueda aprovecharse como "una oportunidad para valorar lo local, el ocio vinculado a las comunidades pequeñas que viven y conviven con la naturaleza. Para ofrecer un turismo accesible, de confianza y vinculado al medio".

A su entender, el turismo rural "tiene un nicho importante" y quienes gestionan estos establecimientos tienen "la obligación de seguir buscando la mejora y la calidad de nuestras instalaciones, en el deseo de garantiza un servicio que ofrezca seguridad y confianza a quienes nos visitan".

En este sentido, Torres está aprovechando la inactividad para darle vueltas a mejoras que podría incorporar en Azpikoetxea. "Se ha hecho mucho trabajo en Navarra para dignificar estos alojamientos", explica. "Pueden pasar muchas cosas, puedes estar en la queja perpetua o intentar aprovechar esta situación para mejorar. Quiero prepararme para lo que venga. Por ejemplo, estoy pensando incorporar un sistema de esterilización de las habitaciones a base de vapor de agua. Nos podríamos poner de acuerdo las casas rurales para establecer un sistema homologado", anuncia.

Mientras espera retomar la actividad, Cristina Torres sigue cuidando una casa que data de 1700 y que está en manos de la familia "por cuarta generación", un típico caserío navarro de piedra y madera con mucho encanto, que mira al macizo de Aralar y tiene 1.500 metros de terreno. Todo en silencio y preparado para volver a acoger reuniones y risas.

La casa Hace cuatro generaciones que está en manos de la familia de Cristina Torres Alduncin. Data de 1700 y se ha respetado su estructura de piedra y madera.

El detalle Se caracteriza por su cuidada decoración, admite mascotas y está ubicada en la localidad navarra de Etxarri Larraun, mirando al macizo de Aralar. Ha recibido distintos premios por el mimo a los detalles.

"Me han pedido la devolución de todos los adelantos hasta mayo y es un momento duro"

"Creo que tenemos que aprovechar para mejorar y ofrecer un servicio de seguridad y confianza"

"El miedo que tengo es que a medio plazo podamos abrir y no tengamos reservas"