- El Palau de la Generalitat prevé celebrar hoy la mesa de diálogo. Al menos sigue en agenda pero entre alfileres. Tanto como la alianza de legislatura del Govern después de que ayer las relaciones entre Esquerra y Junts implosionaran por enésima ocasión una vez Pere Aragonès rechazó la alineación designada por los posconvergentes para formar parte de la delegación catalana en ese foro, donde al vicepresident Jordi Puigneró acompañarían los presos indultados Jordi Turull y Jordi Sànchez, además de la portavoz de JxCat en el Congreso, Míriam Nogueras. Es decir, tres personas ajenas al Ejecutivo. El president se vio en la obligación de dar un golpe de autoridad y exigió "máxima lealtad" a su socio, afeándole no cumplir el acuerdo verbal al que supuestamente llegaron para proponer exclusivamente a miembros del Gabinete. "No es una cuestión de nombres, sino de confianza", zanjó. La versión del partido de Carles Puigdemont es otra. A su entender, en el pacto que permitió investir a Aragonès se suscribió un texto que dice lo siguiente: "La delegación catalana en el proceso de negociación será escogida por consenso y nombrada por el Govern, con la voluntad de que represente la pluralidad del proyecto independentista". O lo que es igual, a su juicio, de esa literalidad no se desprende esa condición.

El devenir de los acontecimientos fue el siguiente pocas horas después de que Pedro Sánchez anunciara que acudiría a este cónclave bilateral que es una apuesta personal de los republicanos, que se jactan de haber sentado al Gobierno español en una mesa para hablar de referéndum y amnistía, algo sobre lo que Moncloa insiste no piensa debatir. A primera hora de la mañana Junts soltó la identidad de quiénes le representarían en ese foro y fue su secretario general, Jordi Sànchez, quien telefoneó a Aragonès para comunicárselo, antes de que éste se reuniera con su número dos, a quien le mostró su "indignación" a minutos de arrancar la reunión del Consell Executiu más tenso que se recuerda. El Jefe del Govern planteó sellar un acuerdo sobre la mesa de diálogo que, a ojos de JxCat, era "infumable", con un documento que no había sido consensuado y un "sesgo" favorable a la estrategia de ERC. La situación llevó a los posconvergentes a solicitar un receso para adoptar una decisión y, tras reanudarse la cita, se enrocaron en su posición negándose a retirar sus nombres. Cuando se sometió a votación el texto propuesto por Aragonès, los consellers de Esquerra votaron a favor y los de Junts se abstuvieron. Desde la formación de Puigdemont creen que el "veto" del líder republicano a sus representantes obedece a "presiones" de Moncloa e invocan al pacto de legislatura con ERC, en el que, según ellos, "en ningún momento" se decía que la delegación de la Generalitat estaría formada solo por miembros del Govern. Así lo trasladó Sànchez: "Es una mala praxis aceptar de entrada las exigencias que el Gobierno español plantea. Por la relación que tengo, no se concibe que Aragonès nos vete por iniciativa propia". JxCat piensa que para una negociación de este cariz no conviene enviar a la consellera de Universitats o similar, en tanto que para esas cuestiones de gestión están presentes ya en otros órganos como la comisión bilateral.

Aragonès ya estaba avisado de que la representación de Junts en la mesa sería "política", dado que se trata de "resolver un conflicto político entre Catalunya y el Estado", e incluso desde Junts evocan que en la primera y única reunión de la mesa de diálogo, celebrada en febrero de 2020 aún con Quim Torra como president, ERC incluyó a Josep Maria Jové, externo al Govern. Pero el president no compra este relato. Suspendida la rueda de prensa habitual de la portavoz Patrícia Plaja, en una comparecencia excepcional en la Galería Gótica del Palau y en plena convulsión de esta crisis, el president, con tono enérgico, trasladó su mayúsculo enfado con sus socios: "En este proceso de negociación con el Estado, que será extremadamente complejo, pido la máxima lealtad a todos. No es la lealtad a una persona de un partido, sino a la presidencia de la Generalitat como máxima institución del Govern de Catalunya y del autogobierno de nuestro país".

"Es cuestión de confianza con los acuerdos que son claros", recalcó Aragonès, quien señaló que "el pacto decía que, con independencia de cuáles fueran las posiciones sobre la mesa, se trabajaría con la máxima lealtad y rigor". "Estoy en condiciones de plantear que eso sea así", apostilló para dejar claro a Junts quién ostenta la presidencia. A ellos también les reprochó que hicieran públicos a través de los medios los nombres propuestos antes de que éstos fueran ratificados en la reunión semanal del Ejecutivo, lo que "no es aceptable" porque se aleja de "los consensos". En ese momento indicó que, en este escenario, la representación catalana la formarían hoy únicamente miembros de Esquerra: la consellera de Presidència Laura Vilagrà, el conseller de Empresa Roger Torrent, y el propio Aragonès. Eso sí, dejando la puerta a Junts.

Según ERC, desde julio los republicanos han mantenido contactos con Sànchez y Puigneró, con quienes habrían acordado que la delegación estaría formada solo por miembros del Ejecutivo para dotar de "legitimidad" la negociación. En este sentido, ven en la designación de Junts una jugada para hacer saltar por los aires la mesa. Sabido es el absoluto recelo de JxCat con este foro, no solo porque fue un objetivo abanderado por Esquerra, sino por el comportamiento de Pedro Sánchez, que no comprometió su presencia hasta 48 horas antes. Es más, todo apunta a que en todo caso se verá con Aragonès antes de arrancar la mesa pero que no se sentaría luego en esta y dejaría el peso a su media docena de ministros: el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, como coordinador del grupo; la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz; la ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez; la ministra de Transportes, Raquel Sánchez; el titular de Cultura, Miquel Iceta, y también el de Universidades, Manuel Castells. "Vendrá y se irá, es una tomadura de pelo", llevaban diciendo días los de Puigdemont.

En esta tormenta, Moncloa admite que no se sienta con presos a los que acaba de indultar. La ministra de la Presidencia, Isabel Rodríguez, fue tajante ayer: "Absolutamente no", espetó, puntualizando que el marco de la mesa siempre ha sido el de dos delegaciones de trabajo formadas por miembros de ambos gobiernos. "No entendemos otro marco y por eso apoyamos la propuesta que acaba de lanzar el president de la Generalitat", afirmó para dar un balón de oxígeno a Aragonès, quien insistió: "Ante esta oportunidad, no pienso desaprovecharla, no pienso permitir que se pierda esta oportunidad histórica".

A priori, la mesa se abrirá a las 15.00 horas en el despacho del republicano con el cara a cara entre ambos presidentes que dará lugar a una declaración institucional conjunta. Ambos abrirán después, hacia las cinco, la reunión propiamente dicha ya con los demás integrantes. Todo esto, en la teoría. En la práctica, y al tratarse de Catalunya, todo es posible.

Junts

ERC y Junts pactaron un acuerdo de gobierno cuya literalidad del texto dice: "La delegación catalana será elegida por consenso y nombrada por el Govern, con la voluntad de que represente la pluralidad del proyecto independentista y tiene la voluntad de representar y defender los grandes consensos a favor de la autodeterminación y la amnistía de la mayoría del 80% de la ciudadanía". Los posconvergentes se agarran a que de ello no se desprende como condición que los miembros deban ser solo consellers. Por eso designaron no solo al vicepresident Jordi Puigneró, sino también a Jordi Turull, Jordi Sànchez y a Míriam Nogueras.

Esquerra

ERC defiende un acuerdo verbal entre los socios del Govern para que a la mesa acudieran solo representantes con cargo en el Consell Executiu con el fin de dotar de "legitimidad" al proceso de negociación. Finalmente, Pere Aragonès decidió que la delegación la formen Roger Torrent, Laura Vilagrà y el propio president.

Moncloa

El Gobierno de Sánchez no quiere sentarse con aquellos a los que ha indultado, da la razón a Aragonès y sostiene que el marco ha sido siempre incluir solo a componentes de ambos gobiernos.

El PP quiere otra para Andalucía. Pedro Sánchez no pone plazos a la mesa para "evitar frustraciones" ya que pronosticó que el diálogo "va a ser largo" porque "lo que ha ocurrido en diez años no lo vamos a resolver en dos años, ni en tres ni en cuatro". Durante el pleno de control en el Senado, solicitó autocrítica al independentismo por "saltarse la Constitución en 2017" y reiteró su oposición al referéndum. "Si solo se puede hablar de autodeterminación y amnistía, ¿eso es un diálogo, una negociación o una imposición?", cuestionó. Por otra parte, el presidente andaluz, Juanma Moreno, exigió una mesa bilateral para Andalucía: "Si allí se sientan seis ministros y el presidente, aquí se tienen que sentar Sánchez y seis ministros".

"Pedro Sánchez nos tiene donde quiere: peleándonos por el quién y no por el qué. Aprendamos a ir juntos"

Presidenta del Parlament de Catalunya

"No es el momento de frivolidades ni maniobras para hacer descarrilar la mesa. Pedimos a Junts lealtad con el president"

Portavoz de ERC

"¿Reunirnos con los indultados? Absolutamente no. El marco ha sido siempre el de miembros de los gobiernos"

Ministra portavoz del Gobierno español

"Por la relación que tengo, no se concibe que Aragonès vete a la delegación de Junts por iniciativa propia"

Secretario general de Junts

"Algunos tratan de dinamitar el diálogo. La maniobra de Junts es una excusa para que la mesa descarrile"

Presidente de U. Podemos en el Congreso

"Todos podemos ver el nivel de cohesión de un Govern que no es nada efectivo y donde resultan obvias las desavenencias"

Líder del PSC en el Parlament