Junto a la crisis sanitaria, la pandemia deja una derivada social y económica que afecta directamente a la Consejería de Mendia.

¿Cómo está la situación actual con respecto a la pandemia?

—Es muy preocupante. Estamos asistiendo a una nueva subida en el número de contagios y reconozco que estamos todos fatigados de tener que limitar nuestros movimientos, nuestra comunicación con las personas. Pero hay que resistir. Es un último esfuerzo y hay que pensar que la vacuna está cerca. La vacuna es la solución, pero tenemos que resistir y llegar a ella. Ahora llega la Semana Santa y no es la que nos hubiera gustado, pero es lo que toca.

¿Es duro tomar decisiones? Imagino que nadie quedara contento hagan lo que hagan.

—Es complicado y duro ya que recae sobre nosotros la toma de decisiones. El estar en un Gobierno son siete días a la semana y 24 horas al día. No nos queda otra. Es lo que toca y lo que tenemos que hacer es mirar con optimismo al futuro porque vamos a salir de esta. Insisto, la vacuna va a ser la solución.

Pero, ¿hay datos positivos?

—Sí, que de entrada el tejido industrial de Euskadi se está comportando bien.

De hecho, usted ha afirmado que pese a que las previsiones hablaban de una pérdida de 68.000 empleos, se constatan 11.800. De todos modos es una cifra muy alta.

—Cuando la pandemia nos ha dejado un poco de aire, la industria vasca se ha comportado muy bien. Esta no es la crisis financiera del 2008, y las instituciones, desde Europa al Gobierno Vasco, hemos podido insuflar dinero a través de ayudas o créditos blandos haciendo una apuesta por lo público. Estoy convencida de que en cuanto la crisis sanitaria, la pandemia, nos deje, la economía crecerá y ahí es donde tenemos que estar todos alineados para que este crecimiento se traduzca en empleos y pongamos a Euskadi en los niveles de empleo que teníamos en 2019 y tratar de seguir desciendo el paro, a la vez que se crece en calidad del empleo.

Usted ha dicho que la estabilidad de Euskadi será un plus de cara conseguir los fondos europeos.

—Lo que tenemos de ventaja es precisamente esa estabilidad y una hoja de ruta clara. No somos un gobierno que nos despistamos. El Gobierno Vasco podía haberse enredado en temas catalanes a lo largo estos últimos años. Bildu siempre ha estado ahí removiendo. Sin embargo, la presencia del PSE y los acuerdos con el PNV ha permitido gozar de la mayor estabilidad de los últimos años y tener unos objetivos claros. Eso ha cobrado más importancia con la pandemia y nos permite que ante aquellos territorios que por potencial pueden estar a nuestro nivel, Catalunya o Madrid, la estabilidad que gozamos en Euskadi nos sitúa en mejor posición para presentar una hoja de proyectos, que estamos convencidos de que van a ser merecedores de la confianza europea.

Uno de sus retos era la reforma de Lanbide. ¿Cómo va?

—La crisis son oportunidades para transformarnos y la formación y la capacitación de las personas va a ser fundamental. En Euskadi tenemos que preparar Lanbide para que sea esa herramienta que alineada con las empresas y los sectores económicos más pujantes pueda permitir recualificar a las personas.

A principio de mes se reunió con el ministro Escrivá con el fin de dar un acelerón al traspaso del IMV (Ingreso Mínimo Vital), ¿Cuál es la situación actual?

—Trabajando duramente. Por parte vasca está mi Departamento y el de Olatz Garamendi, que se encarga de las transferencias, y por parte del Gobierno español el Ministerio de Política Territorial que dirige Miquel Iceta y el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social de José Luis Escrivá. En el día a día hay una comisión de seguimiento de la encomienda de gestión del IMV y ahí tratamos de limar todas las diferencias para hacer bien la transferencia. Yo aspiro a que llegue cuanto antes, pero lo importante es que venga bien, en buenas condiciones y de forma integral.