es van a resultar largos los días que quedan hasta las elecciones madrileñas del 4 de mayo a los partidos que no se juegan nada en esa pugna. Este debate está contagiando la política estatal en el Congreso de los Diputados, y convirtió ayer el pleno en un ensayo de la campaña o primer mitin oficioso. Era de esperar por la trascendencia de las elecciones en la Comunidad de Madrid, pero se ha visto multiplicado porque en la bancada del Gobierno español se sigue sentando uno de los candidatos, el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, quien va a dejar su cargo de vicepresidente segundo en el Ejecutivo español para aglutinar el voto de izquierdas frente a la popular Isabel Díaz Ayuso.

El pleno se convirtió en una sucesión de críticas del PP y C’s a Iglesias por haber tenido una trayectoria fugaz en el Ejecutivo español y haber dejado colgadas a las residencias de ancianos, aunque había prometido cambios para una década. El PP ya califica este fenómeno como Iglexit, en un juego de palabras con el brexit de los británicos en Europa. Iglesias, cómodo en el papel de azote de la derecha, preguntó al PP si ha pagado con dinero negro de constructores a los tránsfugas de C’s que se han descolgado de la moción de censura en Murcia. A C’s lo acusó de haber nacido con el impulso de las empresas del Ibex-35. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también cargó contra el PP en su intercambio dialéctico con su líder Pablo Casado, y dijo que los populares representan “la continuidad en las malas artes, en la corrupción y el transfuguismo”. Una muestra del tono del debate la ofreció un diputado del PP que dejó de piedra a todos los presentes al burlarse de las enfermedades mentales. Espetó a Íñigo Errejón, de Más País, que se fuera al médico, cuando este último exponía la problemática agravada por la pandemia y pedía un plan de salud mental. El diputado Carmelo Romero tuvo que pedir disculpas por semejante exabrupto.

Sánchez e Iglesias participaron ayer por primera vez en una sesión de control tras revelarse la candidatura del vicepresidente. Ambos cerraron filas contra el PP, aunque puede ser un espejismo y ayer volvieron a surgir tensiones entre el PSOE y Unidas Podemos en el Gobierno español por la regulación del alquiler. El líder del PP, Pablo Casado, abrió fuego para acusar a Sánchez de haber conspirado con las mociones de censura, pero el presidente le respondió que la actual dirección del partido representa “la peor versión del PP”, la del transfuguismo, la corrupción y la ultraderecha. A Teodoro García Egea lo señaló expresamente por “malas artes” en el frenazo de la moción de censura. Egea aprovechó una pregunta posterior a Iglesias para devolver de rondón el dardo a Sánchez y rechazar las acusaciones. Ante ello, Iglesias ahondó en la línea de Sánchez para acusar al PP de comprar votos con dinero de dudosa procedencia, en alusión a los papeles de Bárcenas. “¿Cómo ha conseguido la pasta? ¿La ha puesto usted o se la ha dado algún constructor?”, lanzó, para asegurar después que el PP no llega “ni a la suela de los zapatos a los comunistas españoles”. Casado, por su parte, apostó por reunificar a la derecha española.

En el pleno, Sánchez aprovechó para ratificar ante ERC que está a la espera de que se forme un nuevo Govern para encauzar el conflicto catalán por vías democráticas y legales, pero Rufián calificó la democracia española de “chabola”. EH Bildu, por su parte, cree que la marcha de Iglesias, el principal valedor del diálogo con Arnaldo Otegi, no va a debilitar su interlocución con el Gobierno español. La coalición tiene ante sí un escenario de incertidumbre cuando pretendía disputar la influencia al PNV.