- Poco o nada se ha escuchado por boca de José Luis Bilbao desde que pasara a ejercer su labor en el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas en un ámbito de discreción. El exdiputado general de Bizkaia volvió ayer a la primera plana. Lo hizo para atender las solicitudes parlamentarias de comparecencia en comisión por las propuestas de reforma de EH Bildu y PP+C's de la ley del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas, el órgano que controla el flujo del dinero en la administración y fiscaliza que no se produzcan irregularidades. El debate se suscitó en buena medida desde la proclamación de Bilbao en 2015 con los votos de PNV y PSE, un nombramiento que la oposición criticó con dureza al considerar que iba a tomar sus decisiones mirando a través del cristal del partido jeltzale, o que el PNV simplemente le estaba buscando un acomodo tras dejar la Diputación. Bilbao rebatió ayer las acusaciones al asegurar que, durante su mandato como presidente, el 91% de las decisiones se han tomado por unanimidad aunque haya representantes propuestos por cuatro partidos en el órgano (PNV, PSE, EH Bildu y PP); aseguró que no ha sido reprobado en ningún momento; y esgrimió que solo ha sido citado por el Parlamento una vez, de manera que interpreta que su labor se ha dado por buena.

En resumen, Bilbao no ve ni rastro de la polémica continua que se auguraba cuando se conoció su nombramiento. Bilbao agotará su mandato en junio y ayer compareció en el marco de este debate para reformar la ley. La norma vigente exige lograr una mayoría absoluta para ser designado como miembro del tribunal, que se compone de siete asientos. Tres fueron propuestos por el PNV, dos por el PSE, uno por EH Bildu y otro por el PP. Para ser elegido, es necesario poseer un título de educación superior, y disponer de una reconocida competencia en las funciones del tribunal con una trayectoria profesional de al menos diez años. José Luis Bilbao es licenciado en Ciencias Económicas y desempeñó tareas de control del gasto en la Diputación antes de convertirse en su máximo dirigente. Sin embargo, el peso político de Bilbao jugó en su contra, y el PNV lamentó en aquel momento que provocara un prejuicio hacia su labor antes de darle la ocasión de desempeñarla.

José Luis Bilbao se reivindicó ayer frente a la "injusta desconfianza previa" con la que fue recibida su proclamación, y defendió que ni a él ni al resto de miembros de este órgano los "controla" ningún partido. "Nadie es independiente ni químicamente puro, todos tenemos opinión, compromiso, historia, antecedentes", dijo, para aclarar después que lo "realmente exigible" es que los miembros del tribunal actúen con "honradez intelectual". Es decir, reconoció que todas las personas tienen ideología, pero lo que es exigible en el tribunal es que sean capaces de aparcarla para tomar decisiones técnicas con criterios profesionales. "El hecho de ser político no significa que no sea de fiar", zanjó.

Bilbao añadió que "lo importante es ganarse la legitimación con el funcionamiento diario", y fue en ese punto en el que defendió que el 91% de las decisiones en el tribunal han sido aprobadas "por unanimidad" pese a la diversidad de sus integrantes. Sobre la posibilidad de establecer una especie de cuarentena para que pase un tiempo prudencial desde que alguien ejerce un cargo público hasta que entra en el tribunal, dijo que "quien no es de fiar en el momento cero" tampoco lo será cuatro años más tarde. Añadió que no ha sido reprobado por el pleno del tribunal, y lo contrapuso con José Ignacio Martínez Churiaque, propuesto por el PP y quien desató una intensa polémica por sus reflexiones sobre las ayudas a Epsilon. El propio Churiaque compareció ayer en la comisión y sí planteó posibilidades de reforma, además de posicionarse en el debate sobre la cuarentena antes de acceder al tribunal.

"Todos tenemos opinión, pero lo exigible es que actuemos con honradez intelectual"

Presidente del Tribunal vasco de Cuentas