e está animando el cotarro. Por fin una noticia que nos hace salir de la negatividad en la que nos ha metido la pandemia: el independentismo catalán ha ganado. Mientras, las noticias parecen propias del club de la comedia: voces de la judicatura liándola, encarcelamiento de un rapero por ejercer su libertad de expresión o el presidente del PP quedándose tan pancho con la idea, tan brillante como ridícula, de dejar la sede central de su partido para que olvidemos toda la corrupción demostrada -y por demostrar- en los tribunales. Sin olvidar en este triste panorama a la ministra que aprovechando la desgracia de Zaldibar pretende meternos el ejército, de nuevo, en Euskadi.

En cualquier caso, seguimos necesitando centrar nuestra atención en asuntos más positivos para cargarnos con las dosis de confianza y esperanza que necesitamos, y atenuar, así, la frustración que está generando la falta de vacunas que no llegan porque así lo quieren las farmacéuticas (sin entrar a describir la gestión del gobierno central). ¿Por qué la Unión Europea no obliga a liberar las patentes de las vacunas en defensa de la salud pública mundial? Tiene su gracia que les pagáramos la investigación y ahora se hayan vuelto respondonas y las vendan al mejor postor incumpliendo los compromisos adquiridos.

Una vez más, la credibilidad del sistema judicial ha quedado en entredicho por méritos propios, eso sí. Lo malo es que toman decisiones que afectan -y mucho- a nuestras vidas. Ya sabemos que los y las juezas saben de todo, por la gracia de Dios.

Buenos ejemplos son el juez Garrido y la absolución de Cifuentes. El primero se ha quedado tan contento tras despreciar al gobierno vasco y sus decisiones, fundamentales para atajar los contagios, y, también, al personal sanitario especializado, con declaraciones superficiales y tan frívolas que dan vergüenza ajena. El segundo normaliza y consiente el uso de la universidad de manera fraudulenta: absolver a la política del PP es legitimar el abuso de poder en beneficio propio, además de desprestigiar el estudio y el esfuerzo personal.

Mientras, meten en la cárcel a un rapero por decir cosas como éstas: "Me cago en la marca España explotadora y casposa". O esta otra: "El mafioso de mierda del rey dando lecciones desde un palacio". Serán de mal gusto y mala redacción, pero ser constitutivo de delito€

La pregunta es a quién benefician los altercados callejeros que, organizados teóricamente en su defensa, están teniendo lugar en Catalunya. Son situaciones desestabilizadoras que no ayudan a las fuerzas políticas que deben construir un acuerdo de gobierno soberanista.

En pocos años se han multiplicado las posiciones independentistas. La incorporación de mucho voto joven, y no tan joven, está dando la vuelta al marcador. No quieren a esa España de la que no se fían, pues les provoca desesperanza por sus numerosas actuaciones arbitrarias, incluso violentas, además de sentir con agravio el reparto de recursos en el estado.

Superado el 50% del voto que ha consolidado un Parlament de mayoría nacional catalana, deberán llegar a un compromiso necesario para cumplir con sus promesas electorales y el deseo de la mayoría. Ahora les toca gestionarlo con la cabeza, para ser capaces de construir nuevos liderazgos y entendimiento entre unas fuerzas políticas totalmente enfrentadas y que han sufrido encarcelamiento y exilio de sus líderes, escisiones y hundimiento, incluso, del PDeCAT. ¿Quién hubiera imaginado hace pocos años que Convergencia desaparecería? Todo esto demuestra que en política hoy tienes la mayoría y mañana no.