- La implosión en el mundo independentista no solo afecta a las formaciones políticas sino que se extiende también a las entidades sociales. El último revuelo se ha producido en el seno de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), con la dimisión de siete miembros del secretariado nacional después del intenso debate del domingo 25 de octubre, cuando la dirección se reunió extraordinariamente para dilucidar cómo incidir en las elecciones que se prevén para el 14 de febrero. Todos ellos muestran su contrariedad porque consideran poco ambiciosa la propuesta de cómo fiscalizar a los partidos independentistas su compromiso con la unilateralidad, la de instar simplemente a que se comparen sus programas electorales para que sea el votante el que compruebe “la sintonía” con los postulados de la ANC.

Los siete críticos, que formaban parte de los 73 miembros que integran el secretariado nacional de la asociación, han hecho llegar a la dirección de la entidad una carta en la que formalizan su renuncia. “El paso que damos es muy doloroso, hemos dedicado a la ANC muchísimas horas y años intensos, muchos esfuerzos, y ahora se ha acabado. No permaneceremos en el secretariado nacional para hacer filibusterismo”, señalan en la misiva, firmada por Pep Fort, Laura Camp, Lluís Maynau, Àlex Roca, Esther Sancho, Jordi Roset y Lluís Torrent. Tres de las bajas forman parte del comité permanente, órgano compuesto por 15 personas que se encarga de la gestión del día a día y entre las cuales está la presidenta Elisenda Paluzie y el vicepresidente David Fernàndez. La crisis estalló en esa reunión extraordinaria, donde fueron presentadas seis propuestas de resolución sobre cómo debe incidir la ANC en las próximas elecciones, una de las cuales presentada por los dirigentes que han dimitido y que fue rechazada.

Ellos apelaron a que la ANC solo diese “apoyo explícito” a aquellas candidaturas que se comprometiesen a validar la vía unilateral si los independentistas superan el 50% de los votos, a “hacer efectiva” la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre de 2017, a “publicarla” en el Diario Oficial de la Generalitat y a “hacer una declaración política” en el Parlament. Al no validarse, “hemos decidido dimitir y buscar otros espacios donde seguir trabajando por la independencia del país, como hemos hecho siempre, no sabemos ni queremos hacer otra cosa”, aseguran en la carta, donde reconocen que el debate en el seno del secretariado “no fue bien, no porque no se aprobara la propuesta que presentamos”, sino “por lo que fue aprobado” finalmente.

En concreto, la resolución que sí aprobó el secretariado plantea que la ANC publicará durante la campaña electoral una comparativa de los programas de los partidos independentistas que se presenten y se constituirá un grupo de trabajo para “fiscalizar” sus posicionamientos, pero no se condiciona el apoyo de la entidad a que se comprometan a aplicar la vía unilateral hacia la independencia si ganan las elecciones. “No se pueden dar pasos atrás y es necesario implementar el mandato del 1-O, y hay que huir del procesismo y del autonomismo”, aducen los críticos, que tenían el respaldo de pesos pesados como el del citado Fernàndez o Adrià Alsina.