- La exjefa de ETA María Soledad Iparragirre, alias Anboto, se vuelve a sentar hoy en el banquillo de la Audiencia Nacional para responder por la presunta entrega de material explosivo que realizó a un comando de la banda que finalmente atentó contra una comisaría de Policía en Oviedo en julio de 1997.

Este será el segundo juicio, de los 12 que Iparragirre tiene pendientes en España, que afrontará después de que Francia la entregara el año pasado tras cumplir allí casi 20 años de prisión. El pasado mes de julio la Audiencia Nacional juzgó el primer caso, el asesinato del comandante del Ejército del Tierra Luciano Cortizo mediante la colocación de una bomba en su coche el 22 de diciembre de 1995 en León, por el que ha sido condenada a 122 años de prisión.

La Fiscalía de la Audiencia Nacional pide otros 71 años de prisión al considerarla cooperadora necesaria del atentado contra la comisaría de Buenavista de Oviedo, que no causó la muerte de ninguna persona. En concreto, solicita 16 años de cárcel por el delito de estragos; 45 años por tres delitos de asesinato intentado y 10 años por el delito de lesiones.

Según relata el escrito de acusación provisional de la Fiscalía, Anboto entregó en una fecha indeterminada de 1997 a los etarras Kepa Arronategi y Eneko Gogesascoechea, integrantes del comando Katu, material explosivo, detonadores, temporizadores, granadas, dos pistolas y un subfusil “con indicación expresa de que las granadas fueran usadas de forma inmediata en la campaña de atentados” de ese verano.

Siguiendo estas indicaciones, el comando -cuyos miembros ya han sido condenados por estos hechos- colocó el 21 de julio de ese año, “con la voluntad de causar la muerte de cuantos funcionarios policiales se encontrasen en la comisaría”, dos artefactos explosivos constituidos por unos tubos lanzadores de granadas orientados hacia las dependencias policiales.