- Habrá que esperar unos días más para desplazarse a otras comunidades autónomas con el objetivo de disfrutar de unos momentos de ocio o de una segunda residencia. El Gobierno español había generado la expectativa de que las comunidades vecinas que pasaran el lunes a la fase 3 de la desescalada en la crisis del coronavirus (como la CAV y Nafarroa) podrían decidir de mutuo acuerdo permitir la movilidad entre ambas pero, de la misma forma en que abrió esa puerta, el Gobierno español la cerró ayer oficialmente y de manera definitiva, y aplazó esa posibilidad hasta que las comunidades alcancen la nueva normalidad, es decir, hasta que salgan de la fase 3 y deje de estar vigente en su territorio el estado de alarma. En sentido estricto, a pesar del portazo, los presidentes autonómicos tienen ahora cierto margen de maniobra porque, una vez adentrados en la fase 3, asumen todo el control y pueden acortar esa etapa y decidir cuándo alcanzan la normalidad, lo que supondría también abrir sus fronteras. Para que hubiera movilidad entre dos comunidades, eso sí, ambas tendrían que haber superado la fase 3. Pero podría ser cuestión de días, y el lehendakari no quiso hacer un drama de lo sucedido ni encender otro fuego con Sánchez.

Todo apunta a una apertura planificada entre el lehendakari Urkullu y la presidenta navarra, María Chivite. En el caso de la comunidad autónoma vasca, también habría que pactarlo con Cantabria (donde muchos vizcainos tienen una segunda residencia) y La Rioja. Las cuatro comunidades autónomas están obteniendo datos similares y, además, están registrando una incidencia muy baja del virus. No es descabellado que dentro de una semana, a partir del lunes 15 de junio, se pueda recuperar la movilidad con las comunidades limítrofes de manera conjunta, pero nadie en el Gobierno Vasco quiere dar por sentado que la fase 3 se vaya a reducir a una semana en lugar de durar quince días para no generar expectativas que después podrían incumplirse. "Esto no es una carrera. Pasaremos cuando tengamos datos que nos den una garantía absoluta. Cuando las limítrofes también lo decidan, se podrá pasar", matizan desde el Ejecutivo de Urkullu. El caso de Burgos es más delicado por la situación del virus.

En cuanto a Nafarroa, a Chivite le interesa la movilidad con la CAV, La Rioja y Aragón. La socialista reveló ayer que su idea es también ser prudente y dedicar la primera semana de la fase 3 al análisis de los datos y, una vez adentrados en la segunda, hablar con los presidentes de las tres comunidades limítrofes para planificar la movilidad y abrir el paso de manera conjunta a ser posible. En este momento, solo se permite la movilidad por razones muy tasadas, como los motivos laborales, pero no para acudir a segundas residencias.

El cabo suelto en este escenario es la movilidad en la muga, dentro del espacio de la Eurorregión CAV-Nafarroa-Nueva Aquitania. En este caso, las fronteras internacionales tienen un control más estricto aún. La Eurorregión, en una propuesta liderada por su presidente, Iñigo Urkullu, pide ampliar ya la movilidad para los trabajadores de los proyectos financiados por la institución, y también por razones familiares, no por ocio ni para visitar segundas residencias, pero los días pasan sin novedades y parece asumido que, para cuando se abra la frontera, será para permitir todas las actividades a la vez. Las mayores objeciones ahora vienen desde el Estado español y no desde el francés. En este terreno, la confusión es total en el Gobierno de Sánchez. Algunas informaciones apuntaba ayer a que España es el único Estado de la Unión Europea que no quiere abrir las fronteras el 15 de junio, sino esperar hasta el 1 de julio. Otros van tomando la delantera, como Italia, que ya permite la libre circulación, o varios países de Europa Central como Austria, Hungría y, en menor medida y con restricciones, Alemania. La ministra portavoz, María Jesús Montero, esquivó ayer como pudo este asunto y esgrimió una carta conjunta, precisamente con el presidente de Italia, en la que Pedro Sánchez pide a la Comisión Europea unos criterios comunes para la apertura. "Que la Comisión Europea ejerza el liderazgo", zanjó Montero.

El control de las fronteras exteriores y entre las comunidades es la única potestad que le queda al presidente Sánchez en la fase 3, lo que supone desarmar el mando único y devolver las competencias a las comunidades. Así se pactó con el PNV y ERC a cambio de que ambos permitieran la prórroga del estado de alarma hasta el 22 de junio. Por ello, al encontrarse fuera del pacto, el Gobierno Vasco no alzó ayer la voz para recriminar lo sucedido a Sánchez, aunque estos días no ha ocultado su incomodidad por los constantes cambios de criterio y la incertidumbre generada por el socialista, que fue quien de su propia cosecha planteó la posibilidad de adelantar la libre circulación y después rectificó. Urkullu lideró la propuesta de movilidad transfronteriza y lo sucedido supone en cierto modo un jarro de agua fría. Illa trató de calmar los ánimos diciendo que "el paso a la nueva normalidad la deciden los presidentes autonómicos, y ahí pueden decidir la movilidad", que queda de algún modo "en sus manos".

"No hay cambio de criterio en las fronteras con Europa; el 1 de julio se darán las condiciones"

Ministra portavoz

"La movilidad no será en fase 3 sino en la 'nueva normalidad', cuyo avance deciden las autonomías"

Ministro de Sanidad