Y es que prácticamente el Parlamento Vasco no ha estado activo en esta primera mitad del año, ya que al hecho de que enero es inhábil se une que Urkullu lo disolvió el 10 de febrero con el objetivo inicial de que los vascos eligieran a los 75 miembros de la Cámara el 5 de abril.

Desde entonces solo se han celebrado contadas sesiones de la Diputación Permanente, un órgano que tiene muy limitada su capacidad de actuación y, desde luego, sin posibilidad de legislar.

Pero todo cambió cuando el 28 de febrero se detectaron en Euskadi los primeros positivos de la COVID-19. Desde entonces la pandemia ha trastocado, como en el resto del mundo, todas las previsiones en todos los ámbitos, también el de la política.

El 16 de marzo, cuatro días antes del inicio de la campaña electoral para el 5-A, el lehendakari y los partidos políticos tomaron la decisión inédita de aplazar los comicios ante la imposibilidad de celebrarlas "con las debidas garantías" y de convocarlas una vez desactivada la Declaración de Emergencia Sanitaria por la pandemia declarada el día 13, unas horas antes de que Pedro Sánchez decretara el estado de alarma.

Urkullu y los representantes de las formaciones entendieron que con las circunstancias desatadas por el coronavirus no podía garantizarse de la manera debida ni la salud pública ni el derecho de sufragio.

La decisión de posponer los comicios, idéntica a la tomada en Galicia poco después por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, contó con el respaldo de todos los partidos, tanto los coaligados en el Gobierno, PNV y PSE, como los de la oposición, aunque ese consenso se fue resquebrajando con el devenir de los acontecimientos.

Dos días después, el Boletín Oficial del País Vasco publicó el decreto de aplazamiento, una decisión que contó con el aval de la Junta Electoral de Euskadi, que lo consideró "legítimo, proporcionado y conforme a derecho".

La crisis sanitaria y la incidencia de la pandemia, con altos índices de contagios y de muertos, dejó en un segundo plano la suspensión de las elecciones, hasta que el 24 de abril, en una sesión de la Diputación Permanente del Parlamento Vasco, el lehendakari sorprendió a los grupos al plantear celebrarlas en julio, aunque no dio una fecha concreta.

Desde un primer momento ha argumentado que lo previsible es que la pandemia esté más controlada en verano y que existen incertidumbres sobre si puede haber un rebrote de la COVID-19 en otoño, que, además, se podría juntar con la epidemia de la gripe estacional. Los informes jurídicos del Gobierno vasco recuerdan que el 25 de octubre es la fecha límite para convocar los comicios.

Nuevo parlamento y un Gobierno fuerte

Urkullu ha mantenido que la situación requiere de unos nuevos Parlamento y Gobierno vascos para afrontar los difíciles retos del futuro inmediato, frente a los dos principales partidos de la oposición, EH Bildu y Elkarrekin Podemos, que consideran que es arriesgado desde el punto de vista sanitario y una irresponsabilidad convocar a la ciudadanía a las urnas.

Pero el lehendakari insiste en que es imprescindible comenzar una legislatura que, además del reto sanitario, tiene por delante un escenario socioeconómico más sombrío. Hace casi un mes el Gobierno vasco ya avanzó que la recaudación fiscal este 2020 podría caer un 20 %, cerca de 3.000 millones de euros, de los cuales 2.000 dejaría de ingresar el Ejecutivo.

Esto se produciría por una caída del PIB vasco que el consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, calculó a principios de abril en el 3,6 %, pero ya ha anunciado que este porcentaje será revisado con peores expectativas. De hecho, otros estudios apuntan a que la economía vasca podría caer el doble, por encima del 7 %.

Condiciones de seguridad para votar

Ahora, una vez desvelada la fecha de las elecciones, el decreto de convocatoria se publicará en el Boletín Oficial del País Vasco mañana, día en que comenzarán a correr los plazos establecidos en la ley electoral de Euskadi.

Lo primero será la presentación de las listas ante las distintas juntas electorales, para lo cual hay un plazo de entre 15 y 20 días desde la publicación del citado decreto.

Para las fallidas elecciones del 5 de abril se proclamaron 17 candidaturas: 12 iban a concurrir en los tres territorios históricos, 4 solo en una de las circunscripciones y otra más lo iba a hacer en dos.

Donde es previsible que haya cambios es en el desarrollo de la campaña electoral. Los partidos podrían decidir acortarla y es seguro que se establecerán medidas de seguridad sanitaria tanto en la celebración de los actos de esta campaña como en el propio día de las votaciones.