Iruñea - Han pasado ya 25 años. Todo un mundo en política. Pero algunas cosas no son tan diferentes. Un Gobierno en minoría está obligado a buscar apoyos en el Parlamento, sobre todo cuando se acaba de llegar al Palacio de Navarra y arranca la legislatura. Le ha pasado ahora al Gobierno de coalición de María Chivite. Y le pasó también al de UPN en los primeros años de la década de los 90. Porque, sí, el Gobierno de UPN también negoció con la izquierda abertzale, entonces bajo la marca histórica de Herri Batasuna, los presupuestos de la Comunidad Foral.

De hecho, se citaron en varias reuniones en el Palacio de Navarra para analizar un posible acuerdo parlamentario. Allí acudieron el presidente, Juan Cruz Alli, y el entonces vicepresidente, Miguel Sanz, que aparece sonriente y distendido en las imágenes que retrataron aquellos encuentros en la sede del Ejecutivo foral. Más o menos como ahora, pero sin que el resto de partidos calificara dedicara a aquellas reuniones términos de la gravedad que en los últimos días han dedicado al Gobierno de Nafarroa los representantes de la derecha. Y que han sido mayores incluso contra el PSOE tras la reunión que esta semana han mantenido con EH Bildu en el Congreso dentro de la ronda de contactos postelectoral.

Más allá de las diferencias políticas de aquellos años, los representantes de UPN y de Herri Batasuna mantenían una relación normalizada en los años posteriores a 1990. ETA seguía matando (una media de 20 asesinatos por año), pero su actividad armada había descendido en Nafarroa, y al contrario que en legislaturas anteriores, HB había apostado por una participación activa en las instituciones. Eran los años previos a la ponencia Oldartzen.

Los regionalistas por su parte habían llegado por primera vez al Gobierno en 1991, gracias precisamente a que HB y el PSN no lograron cerrar un acuerdo de investidura para mantener a Gabriel Urralburu al frente del Ejecutivo autonómico. La izquierda abertzale decidió abstenserse en la sesión de investidura, lo que facilitó la presidencia a Juan Cruz Alli, líder del sector renovador de UPN, que llegó acompañado en la vicepresidencia por un joven político corellano: Miguel Sanz.

Lo había hecho sin embargo en minoría y sin experiencia previa en el Gobierno. El PSN seguía ejerciendo como alternativa en Nafarroa y el PSOE mantenía firme el Gobierno de España. Había riesgo de fracasar en la aventura, y los presupuestos eran importantes para consolidar el proyecto regionalista. No hubo mayor problema en 1992, el PSN optó por facilitar la gobernabilidad apoyando los presupuestos. Pero la cosa se complicó un año después. PSN, EA e IU iban a presentar enmiendas a la totalidad -para facilitar el acuerdo los socialistas reclamaban un cambio en el sistema de elección del presidente que no favoreciera a la lista más votada-, así que solo el voto de Herri Batasuna podría salvar aquellos presupuestos.

Lo asumió el Gobierno de UPN, que decidió abrir una negociación con los abertzales que se concretó en un encuentro con toda formalidad en el Palacio de Navarra, sede del propio Ejecutivo, y con la presencia del presidente y vicepresidente. Así queda constancia en la hemeroteca de aquellos días, y que hoy los regionalistas parecen tener olvidada. "UPN jamás negoció con Bildu ni con sus franquicias", denunció el propio Sanz el pasado viernes. "Que una presidenta se siente con Bildu en el Gobierno de Navarra no había ocurrido antes", apuntó ayer Javier Esparza. Ambos se equivocan.

Al menos una reunión, formal y oficial, tuvo lugar entre el Gobierno y HB. Fue el 3 de marzo de 1993. Un encuentro que el propio Ejecutivo de Alli negó que se fuera a producir, pero que finalmente tuvo lugar con luz y taquígrafos. Y en la que Miguel Sanz se mostró, según relatan las informaciones de aquellas fechas, especialmente interesado en el acuerdo. El entonces vicepresidente era también consejero de Administración Local, y la financiación de los ayuntamientos podía ser un punto de acuerdo entre ambas partes. Ambas formaciones volvieron a reunirse después, en víspera del pleno que debía debatir las enmiendas a la totalidad, aunque ya sin presencia mediática. No hubo acuerdo, y PSN, HB, IU y EA acabaron tumbando el presupuesto.

El diálogo, sin embargo, se mantuvo las semanas siguientes, en las que el Gobierno de UPN trató de salvar las cuentas para buscar su estabilidad. Miguel Sanz, partidario del acuerdo con HB, recoge una de las crónicas de aquellos días, en las que se relata cómo el vicepresidente había planteado en una reunión del grupo parlamentario buscar un acuerdo con los abertzales. Sanz proponía utilizar los 2.500 millones de pesetas ahorrados el año anterior (15 millones), y que iban a ser destinados al pago de deuda, para financiar "un plan de choque contra el desempleo", que era una de las reclamaciones de HB.

Según Sanz, no había que tener miedo a las críticas por el diálogo con la izquierda abertzale después de que el PSN hubiera "levantado la veda" tras apoyar la enmienda a la totalidad a los presupuestos de HB. De hecho, el Gobierno de UPN mantuvo algún encuentro más en el Palacio de Navarra los años siguientes.

vedado No obstante, UPN acabó optando por buscar el acuerdo presupuestario con el PSN, que acabaría siendo un aliado de perspectiva histórica. A cambio, los regionalistas accedían a suprimir el procedimiento automático para elegir al presidente cuando ningún partido sume mayoría absoluta, y que le había permitido arrebatarle la presidencia a Urralburu. El cambio en el Amejoramiento no se haría efectivo hasta 2001, pero sentaba las bases de una larga alianza que, salvo el breve tripartito de Otano (95-96) gobernaría Nafarroa durante más de 20 años.