BAIONA. 2017 va a traer un profundo cambio a Euskadi norte, ya que ayer, 1 de enero, comenzó a funcionar la nueva mancomunidad única, la primera institución vasca dentro de la República francesa. Con motivo de la última reorganización territorial, hace dos años el Gobierno francés planteó crear una mancomunidad única que agrupase los 158 municipios de Iparralde. Y París advirtió de que no iría más allá, así que era una oportunidad a tener en cuenta. En dos ocasiones, un 70% de las corporaciones municipales, que representan a un 66% de los 300.000 habitantes del territorio, han votado a favor del plan del Gobierno socialista.

REIVINDICACIÓN HISTÓRICA

La reivindicación en torno a una institución propia en Iparralde ha sido una cuestión recurrente en las últimas décadas. La primera petición surgió en plena Revolución Francesa, durante la creación del departamento de Pirineos Atlánticos, cuya capital se fijó en Pau, fuera del País Vasco continental. Los tres territorios vascos se unieron a la fuerza con la vecina región del Bearn. Durante más de dos siglos, Francia ha rechazado crear un departamento vasco o una Colectividad Territorial Específica. La mancomunidad única no supone ninguna ruptura con la organización actual y queda lejos de las reivindicaciones históricas. La propia teniente de alcalde de Baiona, Martine Bisauta, reconoce que la ambición era mayor. La política ecologista asegura que la mayoría de los cargos electos vascos ha aceptado el reto por pragmatismo y para no desaprovechar la única oferta planteada por el Gobierno francés tras años de inmovilismo.

COMPETENCIAS

La mancomunidad única se limita a unir las actuales diez mancomunidades de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, y no equivale a la creación de un nuevo departamento, una región, ni mucho menos un estatuto de autonomía. El Gobierno francés, la región de Aquitania y el Departamento de Pirineos Atlánticos mantendrán las principales competencias de sanidad, educación asuntos sociales o carreteras. Sin embargo, por primera vez se aplicarán las mismas políticas en todo Iparralde en cuestiones como desarrollo económico, transportes, vivienda, medio ambiente o la gestión de los residuos. Ipar Euskal Herria deja de ser únicamente un concepto cultural y se convierte en una entidad con una política, al menos en algunos ámbitos, común. Y por primera vez cuenta con su propia institución. El concejal aber-tzale de Baiona Jean Claude Iriart señala que el cambio puede tener importantes consecuencias para los habitantes del territorio. Según Iriart, de EH Bai, ahora todo el mundo ubica el País Vasco. EAJ-PNB considera, por su parte, que el cambio supone un primer paso y que la nueva institución debe permitir negociar con los gobiernos regionales de Burdeos y Pau la transferencia de nuevas competencias.

TENSIONES

Durante el debate, las aguas han estado muy revueltas por la creación de “nuevas fronteras”, según el concepto de algunos. Insultos y amenazas han sido el pan de cada día entre partidarios y detractores del cambio. Numerosos cargos electos y algún medio de comunicación han mostrado su hostilidad a la propuesta de París, a pesar de estar avalada por una inmensa mayoría. Algunos representantes conservadores, centristas, socialistas y comunistas han criticado lo que consideran “un asesinato de la democracia en banda organizada” para satisfacer las aspiraciones de los nacionalistas vascos y han llegado a decir que así se da el primer paso para la creación de un Estado vasco.

Hasta el momento, el gobierno y la justicia francesa han rechazado los recursos presentados por los detractores contra la mancomunidad única que por primera vez reconoce de forma pública la existencia de un territorio vasco en el país de los derechos humanos. La designación de los representantes en cada Ayuntamiento también ha provocado fuertes divisiones e incluso exclusiones de algunos concejales. En Angelu, por ejemplo, una concejala socialista hostil al cambio permitió que la derecha obtuviera más puestos de los que le correspondía.

ETCHEGARAY, ¿PRESIDENTE?

Tras años de reivindicación y de debates, los cargos electos de Iparralde seguirán haciendo frente a nuevos retos. El 23 de enero, los 233 representantes de la mancomunidad única se reunirán en Baiona para elegir al presidente de la nueva entidad. El alcalde centrista de Baiona, Jean René Etchegaray, se perfila como el futuro máximo responsable de la nueva institución, que cuenta con 1.200 trabajadores públicos.

En los últimos años Etchegaray ha trabajado intensamente para que Iparralde consiga un marco propio y ha liderado los trabajos de preparación de la nueva entidad. Además, es el único cargo electo que no aspira a ningún puesto en las elecciones legislativas y senatoriales de 2017.

Tras elegir al presidente de la mancomunidad, antes de finales de abril, la nueva asamblea tendrá que votar el presupuesto que rondará los 200 millones de euros. Los 233 miembros de la nueva institución también tendrán que elegir a los 69 representantes de la comisión permanente y los 25 de la comisión ejecutiva, donde realmente se concentrará el poder.

VÍNCULO CON LA CAV Y NAFARROA

La nueva institución tratará de estrechar las relaciones transfronterizas con los gobiernos vasco y navarro. Los ejecutivos de Iñigo Urkullu y Uxue Barkos, que ya colaboran con Aquitania dentro de la Eurorregión, han mostrado su interés para trabajar también con la mancomunidad. La política lingüística a favor del euskera podría ser uno de los retos a analizar en este debate a tres bandas.

Dar pasos hacia la paz y el desarme de ETA sería otro de los retos de la nueva entidad, tal y como reclamó hace unos días en Bilbao la mayoría política y sindical vasca tras la operación policial de Luhuso. 2017 no solo supone un cambio en Iparralde, también marca nuevos retos para un país que no quiere perder el norte.