- El presidente tunecino, Kais Said, defendió ayer que algunas personalidades políticas bajo arresto domiciliario deberían estar en prisión por haber cometido “traiciones y conspiraciones con países extranjeros”, delitos que, señaló, podrían ser castigados con la pena capital.

Las autoridades “poseen documentos que prueban su implicación en varios delitos, especialmente en falsificación y concesión de pasaportes a personas que aparecen en listas de grupos terroristas”, declaró Said durante su encuentro con la primera ministra, Nedjla Bouden, celebrado el lunes por la noche en el palacio de Cartago.

El mandatario hizo referencia -sin evocar su nombre- al exministro de Justicia y vicepresidente del partido islamista Ennahda, Nourreddine Bhiri, arrestado desde el pasado 31 de diciembre por supuestas sospechas de terrorismo y blanqueo de dinero, y que fue hospitalizado dos días después tras iniciar una huelga de hambre.

Un antiguo empleado del Ministerio del Interior, Fathi Beldi, de 55 años, fue detenido el mismo día por cargos similares y trasladado a un lugar desconocido donde no ha tenido acceso a su defensa, según organizaciones defensoras de los derechos humanos. Desde entonces, los dos responsables se encuentran “sin cargos oficiales, sin pasar por el proceso judicial habitual y por actos presuntamente cometidos hace nueve años”, señaló la ONG Human Rights Watch, que instó a las autoridades a ponerles en libertad “de inmediato”.

“Nadie ha sido condenado por su opinión o por haber expresado su posición. Las organizaciones internacionales se indignan de su arresto domiciliario mientras están en el hospital, rodeados de médicos”, declaró el jefe de Estado antes de añadir que “podrían condenarles a la pena de muerte pero no vamos a llegar hasta ahí”. Túnez, el primer país en el que estalló la Primavera Árabe, que supuso la caída del régimen de Ben Alí en 2011, no ha logrado consolidar unas instituciones democráticas.