- Afganistán está al borde del colapso sanitario y financiero tras el corte del flujo de la ayuda internacional con la llegada de los talibanes al poder, mientras la cercanía del invierno extremo no hace más que disparar las alarmas.

La celebración ayer en Italia de un G20 extraordinario sobre Afganistán parece ser una de las últimas oportunidades para que la comunidad internacional reactive ya la asistencia humanitaria a un país donde la mitad de su población depende de esa ayuda. “La economía de Afganistán depende mucho de la ayuda exterior y esa ayuda exterior se ha agotado. Esto ha tenido un impacto devastador en la gente, que ha perdido su trabajo, las clínicas de salud han cerrado, los precios de los alimentos se han disparado”, explicó a el portavoz regional de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Pierre Peron.

“La gente se está quedando literalmente sin comida ni efectivo”, advirtió Peron, quien subrayó que la economía debe volver a su senda cuanto antes, ya que, aunque ahora “hace calor, el invierno se acerca rápido y hará mucho frío justo cuando la gente sea más vulnerable”.

Peron insistió en que “necesitamos brindar asistencia humanitaria antes de que sea demasiado tarde”. Los fondos de la comunidad internacional suponían alrededor del 43% del PIB anual del país, según los datos del Banco Mundial, pero la llegada de los talibanes al poder el pasado 15 de agosto supuso su suspensión inmediata, desencadenando el cierre de bancos, la pérdida de empleos o el duro impacto en la actividad comercial.

Unicef alertó en un comunicado de que la cumbre del G20 de ayer es una cita “fundamental” para evitar una catástrofe humanitaria en Afganistán, cuando hay “un millón de niños que padecen malnutrición aguda y corren el riesgo de morir”, por lo que debe fluir otra vez de manera rápida y sin restricciones esa asistencia.

El portavoz de Unicef en Afganistán, Salam al-Janabi, explicó que, a pesar de que la comunidad internacional se comprometió a aportar más de 1.000 millones de dólares “para salvar las vidas de 10,8 millones” de necesitados en el país asiático, solo se ha recibido por el momento un pequeño porcentaje de esos fondos.