- El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump ofreció ayer su primera entrevista desde que abandonó la Casa Blanca el 20 de enero para hablar de su amigo Rush Limbaugh, el popular comunicador conservador fallecido ayer, en una conversación en la que insistió en sus acusaciones infundadas de fraude en las pasadas elecciones y criticó al Partido Republicano.

Trump, que se encuentra en su club de golf de Mar-a-Lago, en Florida, intervino telefónicamente en la cadena Fox News para elogiar la figura de Limbaugh, que lo entrevistó en varias ocasiones. “Rush creía que habíamos ganado, y yo también, creo que ganamos sustancialmente las elecciones, y mucha gente lo siente así”, afirmó el exmandatario.

“No creo que eso le hubiera pasado a ningún demócrata, hubieras tenido disturbios en todas partes si eso le hubiera pasado a los demócratas, no tenemos el mismo apoyo en ciertos niveles del partido republicano, pero tenemos gente genial entre los republicanos -agregó-. Rush sentía que habíamos ganado y estaba bastante enfadado”.

Desde que las proyecciones de los medios de comunicación dieron al demócrata Joe Biden como ganador de las elecciones presidenciales cuatro días después de su celebración, Trump ha insistido en sus acusaciones de fraude electoral sin aportar pruebas y no llegó a reconocer el triunfo de su rival hasta después de que la Cámara Baja aprobara el 13 de enero la acusación para abrir un juicio político contra él por el asalto al Capitolio del país.

Estados Unidos sigue en las “etapas iniciales” de su investigación sobre el ciberataque masivo que comenzó presuntamente en 2019 y penetró en los sistemas del Gobierno federal y grandes compañías del país, y tardará aún “varios meses” en entender su alcance y tomar posibles represalias.

El ciberataque, que se detectó a finales de 2020, tuvo “probablemente un origen ruso”, pero Washington no ha identificado aún a los responsables concretos de un jaqueo que “se lanzó desde dentro de EEUU”, explicó ayer la encargada de centralizar la respuesta al suceso en la Casa Blanca, Anne Neuberger.

“Estamos en las etapas iniciales en lo que se refiere a entender las dimensiones y la escala” del ciberataque, dijo en una rueda de prensa Neuberger, que ocupa el cargo de viceasesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para Ciberseguridad y Tecnologías Emergentes.

Los responsables del ataque se adentraron en todo tipo de sistemas a través de las actualizaciones de un popular programa de la empresa tecnológica estadounidense SolarWinds, llamado Orion y que usan para monitorear redes informáticas tanto el Gobierno como cientos de grandes compañías.

Hasta ahora, se ha confirmado que 9 agencias y departamentos del Gobierno estadounidense y alrededor de 100 empresas del sector privado han visto sus sistemas “comprometidos” por la actualización maliciosa, que descargaron “unas 18.000 entidades”, explicó Neuberger.

Las principales agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron en enero que el ciberataque fue un acto de espionaje, por lo que se espera que no solo tenga costes económicos, sino también “relacionados con la seguridad nacional de EEUU”, añadió la funcionaria.

El Gobierno de Biden está trabajando simultáneamente en reparar los daños causados por el ciberataque, entender cómo ocurrió y diseñar posibles respuestas al mismo, y aún tardará “varios meses” en llegar a conclusiones, apuntó Neuberger.

Biden, que ha prometido tomar represalias “sustanciales” por el ciberataque, firmará pronto una orden ejecutiva destinada a corregir las “brechas” que EEUU ha detectado en su red de ciberseguridad durante la investigación del jaqueo, agregó.

El Kremlin ha negado públicamente que tuviera algo que ver con ese ciberataque, pero Washington mantiene sus sospechas al respecto.