- Seis días después de la explosión en el puerto de Beirut que mató a al menos 160 personas, el Gobierno de Líbano cayó en medio de protestas que se repiten en las calles y que exigen la dimisión de todos los dirigentes del país. En una jornada en la que los ministros de Justicia, Finanzas y Juventud habían adelantado el destino de todos los miembros del Gabinete al presentar su renuncia, el primer ministro libanés, Hasan Diab, anunció su dimisión. “Damos un paso atrás para estar con la gente, para combatir con ella por el cambio. Por eso, anuncio hoy la renuncia de este Gobierno”, dijo Diab en un mensaje a la nación en el que habló de la lucha contra los corruptos y la necesidad de tener un Ejecutivo de salvación nacional.

El anuncio llegó en medio de protestas por tercer día consecutivo en los alrededores del Parlamento y la plaza de los Mártires, el núcleo de la revolución que comenzó el pasado 17 de octubre, que se llenó una vez más de gases lacrimógenos y fuegos artificiales, con un parte médico de 45 heridos y siete trasladados, según informó la Cruz Roja.

“¡Ha dimitido, ha dimitido!”, gritaba Rasha, de 27 años, en medio de unos tímidos gestos de celebración, mientras un centenar de manifestantes se enfrentaba con las fuerzas de seguridad. “Lo que ha pasado ahora tendría que haber pasado antes. La explosión mató a gente y por eso dimiten, pero no es suficiente. Todo el sistema debe cambiar, empezando por el presidente y hasta los diputados”, afirma Rasha, mientras se aleja con prisa del centro de los disturbios.

En un discurso lleno de alusiones al sistema corrupto y los que se aprovechan de ello, mención habitual que nunca va acompañada de acusaciones concretas, Diab aseguró que el problema es más grande que el propio estado. “Los mecanismos de corrupción son más grandes que el Estado” en el Líbano, afirmó Diab, cuyo Gabinete fue formado en diciembre de 2019, en respuesta a la ola de protestas que estalló en el país el 17 de octubre en contra del sistema sectario, un régimen nacido de la guerra civil que acabó en 1990 y que ha llevado al país al borde del precipicio.

“Algunos no han leído bien la revolución de los libaneses del 17, era contra ellos, pero no lo entendieron”, agregó siempre sin dar nombres. Responsabilizó de la catástrofe de Beirut a la “clase política” que “lucha con todos los medios sucios” y subrayó que su Gobierno tecnócrata hizo “todo lo que pudo por salvar el país”, pero hay una “gran barrera” frente al cambio. “Deberían sentir vergüenza de sí mismos porque su corrupción dura siete años”, recalcó, para agregar que la tragedia del puerto se fraguó desde entonces.

Tras anunciar su decisión, Diab se reunió con el presidente del país, Michel Aoun, en el palacio presidencial para informarle oficialmente de la decisión. Aoun aceptó la renuncia del Gobierno, pero le pidió que siga en funciones hasta la formación de un nuevo Ejecutivo. “El presidente Aoun dio las gracias a Diab y a los ministros y les pidió que siguieran desempeñando sus funciones hasta que se forma un nuevo Gobierno”, indicó la Presidencia libanesa.

La gota que colmó el vaso. Había 3.000 toneladas de nitrato de amonio en material armamentístico almacenadas sin control en el puerto de Beirut desde 2014. La explosión mató a 160 personas e hirió a 6.000 más.

Paradójicamente, el presidente de Líbano hizo suyas las reivindicaciones por las que ha dimitido.

45

En la última jornada de protestas, la Cruz Roja registró 45 heridos, siete de ellos hospitalizados.