- El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, llegó ayer a Kabul para mediar en la crisis política entre el presidente afgano, Ashraf Ghani, y su rival Abdullah Abdullah, una situación que amenaza el proceso de paz en Afganistán tras el histórico acuerdo entre EEUU y los talibanes.

Pompeo centró sus esfuerzos en limar asperezas entre Ghani, que reeditó como mandatario del país este mes tras las elecciones presidenciales del pasado septiembre, y su principal contrincante, Abdullah, que rechazó los resultados erigiendo un Gobierno paralelo.

Esta crisis política pone en peligro la cohesión del Gobierno afgano para iniciar unas conversaciones de paz interafganas con los talibanes, después del acuerdo del pasado 29 de febrero en Doha entre EEUU y los insurgentes, en el que se pactó la retirada total de las tropas internacionales de Afganistán en 14 meses.

"Después de reunirse con ambos líderes por separado, el secretario Pompeo comenzó las gestiones para ayudar a los dos líderes a encontrar una solución a la crisis política", reveló a Efe bajo condición de anonimato un miembro del equipo de Abdullah.

Además, tras esas conversaciones por separado, Pompeo congregó a los dos líderes para hablar y discutir juntos una "salida" a la crisis política, añadió la fuente.

"Intercambiamos puntos de vista sobre la importancia del proceso de paz y la necesidad de resolver la actual crisis entre los afganos", aseguró en un comunicado el propio Abdullah, que en la anterior legislatura ocupó el puesto de jefe del Ejecutivo en el Gobierno de Unidad Nacional surgido tras una disputa similar.

La oficina del Palacio Presidencial también confirmó la reunión bilateral entre Ghani y Pompeo, en la que se discutió el proceso de paz y la situación política y de seguridad, pero declinó confirmar el supuesto encuentro con su rival.

Pompeo reedita en esta crisis política la labor de mediación llevada a cabo en 2014 por el entonces secretario de Estado, John Kerry.

Ese año Abdullah se había negado también a aceptar su derrota electoral frente a Ghani, paralizando el país durante meses hasta que Kerry alcanzó un acuerdo entre los dos rivales con la creación del puesto de jefe del Ejecutivo para Abdullah.

La actual crisis venía gestándose ya desde septiembre, cuando se celebraron los comicios, marcados por la baja participación ante las amenazas de los talibanes y las posteriores denuncias de fraude masivo por parte de los rivales de Ghani.

Ante las protestas, la Comisión Electoral retrasó el anuncio de los resultados finales hasta febrero, declarando la victoria de Ghani con un 50,64% de los votos, frente al 39,52% de Abdullah, que se autoproclamó vencedor rechazando el escrutinio.