La Fiscalía y la acusación particular han mantenido este martes sus peticiones de 3 y de 4 años de prisión, respectivamente, para el ciudadano magrebí acusado de colarse sin autorización en la vivienda de su exesposa en Donostia, a pesar de que tenía una orden de alejamiento de ella.

Por su parte, la defensa ha pedido que se aplique a su cliente las circunstancias atenuantes muy cualificadas de padecer un trastorno delirante y de haber reconocido los hechos.

Las tres partes han elevado de esta manera a definitivas sus conclusiones provisionales durante la segunda sesión del juicio con jurado que se ha celebrado este martes en la Audiencia de Gipuzkoa, en la que han testificado el acusado y su víctima, aunque lo han hecho a puerta cerrada, sin que la prensa haya tenido acceso a sus declaraciones.

El encausado, de origen tunecino, ya ha sido condenado previamente en otra causa por maltratar a esta misma mujer, a la que dejó abandonada en un piso de Donostia con dos grandes perros, y por valerse de la enfermedad mental que padecía para enriquecerse con sus bienes.

En la segunda jornada de la vista celebrada hoy también han declarado varios ertzainas que acudieron a la vivienda de la víctima, después de que el procesado escapara del lugar, donde la encontraron "asustada" y con "mucho miedo".

Testimonio coherente, invariable y detallado

En su informe final ante el jurado, la fiscal ha considerado probados los hechos de los que se acusa al varón, para lo que se ha apoyado principalmente en el testimonio de la mujer, quien ha relatado durante el juicio de forma "coherente", "invariable" y "detallada" cómo sobre las 10.00 horas de agosto de 2021 se despertó "asustada" en su cama al descubrir la presencia del acusado a su lado.

La fiscal ha explicado que la víctima le pidió en varias ocasiones que se marchara de la vivienda y que, como no le hizo caso, intentó llamar por el móvil a la Ertzaintza, si bien el procesado se lo impidió porque le "agarró" la mano, tras lo que ella pulsó el botón de un dispositivo de teleasistencia sanitaria que tenía y el varón se marchó finalmente del lugar al escuchar la voz de un facultativo que se interesaba por la situación de la mujer.

La representante del Ministerio Público ha recordado también que el procesado ha reconocido durante el juicio que accedió al domicilio por una ventana, aprovechando que había unas obras en el edificio, sin el consentimiento de la mujer, de la que además tenía una orden de alejamiento.

Ha opinado además que la declaración del encausado "carece de credibilidad" y ha asegurado que el "supuesto trastorno" mental que padece "no le impide conocer la ilicitud de sus actos", de los que era "plenamente consciente".

Allanamiento de morada, coacciones y quebrantamiento

La acusación particular se ha pronunciado en la misma línea que la Fiscalía, si bien ha considerado que los hechos no sólo son constitutivos de un delito de allanamiento de morada y de otro de coacciones, sino también de un tercero de quebrantamiento de una orden de alejamiento.

Por su parte, la defensa ha puesto el acento en el "trastorno delirante" que, según ha manifestado, padece su cliente, del que ha dicho que "ve una conspiración 'judeomasónicocristiana' a su alrededor" y tiene una "situación psiquiátrica palmaria" y un "problema psiquiátrico de calado".

Ha detallado asimismo que, cuando el hombre accedió a la vivienda de su exmujer, él aún "pensaba en su mente" que también era su casa", al tiempo que ha asegurado que existe en su caso "un reconocimiento de hechos" por el que ha reclamado la aplicación de una atenuante.

No obstante, ha señalado que su representado vive una situación "terrible" en la que piensa que "todos están en contra de él".

En el ejercicio del derecho a decir la última palabra del juicio, el inculpado ha afirmado que esta causa "no es competencia" de la sala y tampoco de un tribunal del jurado y ha recalcado que la declaración de la víctima en la vista "ha sido un montaje".

Está previsto que la magistrada presidente entregue mañana el cuestionario con el objeto del veredicto a los miembros del jurado que empezará a partir de entonces sus deliberaciones.