El último curso de la legislatura europea se prevé repleto de emociones. Con la guerra de Ucrania como telón de fondo, esperan aun reformas notables de la mano de las instituciones de Bruselas. El mercado eléctrico, la Inteligencia Artificial, las reglas fiscales o la emigración deberían tener nuevas leyes antes de las elecciones europeas de junio de 2024. Y, además, el debate de la ampliación de la UE ya lanzado para 2030. En este panorama, los políticos empiezan también a tomar posiciones personales de cara a esta recta final y, sobre todo, a los próximos cinco años. A la salida del Colegio de Comisarios de Mariya Gabriel en mayo, que acabó siendo nombrada ministra de Exteriores búlgara, se ha unido la de todo un peso pesado, Frans Timmermans, vicepresidente y gestor del Pacto Verde europeo, para presentarse a las elecciones holandesas. Todo ello con las quinielas para presidir la Comisión empezando a doblar apuestas.
Gabriel y Timmermans
La salida de Gabriel la solventó la presidenta Von der Leyen sin acudir al complejo mecanismo de su sustitución que requiere el hearing –audiencia– ante los eurodiputados para su nombramiento. La vacante de la ex comisaria búlgara, la ha saldado dividiendo sus competencias supervisadas por los vicepresidentes de la Comisión Margrethe Vestager, en el área de Ciencia e Innovación, y Margaritis Schinas, en el ámbito de Educación, Cultura y Deporte. Para Timmermans, esta misma semana la presidenta ha sorprendido proponiendo como comisario de Acción Climática, al ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, envuelto en su país en la polémica por aparecer en los Pandora Papers, donde apareció como accionista de una sociedad offshore de las Islas Vírgenes. Veremos si es capaz de superar el examen del Parlamento Europeo, pues, también trabajó en la petrolera Shell y en la consultora MacKinsey, lo que puede suponer un conflicto de intereses con su nuevo cargo.
Pero el equipo Von der Leyen aún tiene, al menos, otro par de amenazas de vacantes para los próximos meses. El primero y también de gran calado, por ser la otra gran vicepresidenta, la de Margrethe Vestager que es candidata y máxima favorita, en competencia con Nadia Calviño, a presidir el Banco Europeo de Inversiones a partir de enero. La política liberal danesa es nada menos que la comisaria de Competencia y lleva además toda la agenda digital europea. A ella podría unirse otra salida, la de la comisaria de Asociaciones Internacionales, la finlandesa Jutta Urpilainen, que como otras veces suena entre las posibles candidatas para las elecciones presidenciales que se celebrarán en 2024. Todo ello supondría una nueva carga de trabajo para un equipo de Von der Leyen disminuido, en un momento decisivo para cerrar la legislatura de la manera más exitosa posible para una presidenta que previsiblemente desea renovar su cargo.
Las quinielas
Porque las apuestas sobre los posibles nombres para presidir la Comisión Europea ya están lanzadas. A la cabeza la propia Von der Leyen, que atesora la buena gestión durante la pandemia y su ingente actividad en todos los frentes. Su problema proviene de su propia patria, Alemania, donde en el Partido Popular europeo su compatriota Manfred Weber no le perdona que aceptara el cargo saltándose la fórmula de la elección por el Parlamento Europeo, que le habría dado a él la presidencia y un gobierno germano de socialistas, verdes y liberales, con los que tampoco mantiene las mejores relaciones. A las quinielas se une una mujer, que ha crecido en popularidad como presidenta del Parlamento, la maltesa Roberta Metsola, una solución fácil que no implica batalla de los grandes Estados de la Unión Europea. Y, por último, siempre de fondo las opciones francesas, que llevan demasiado tiempo sin presidir una de las grandes instituciones europeas, con el comisario de Mercado Interior y Servicios, Thiery Breton o el hombre que negoció con éxito el brexit, Michel Barnier.