Científicos dirigidos por un equipo de la Facultad de Medicina Duke-NUS (Estados Unidos) han identificado tres serotipos distintos de coronavirus relacionados con el SARS, lo que pone de manifiesto la necesidad de vacunas que puedan proporcionar una protección de amplio espectro contra ellos. Este descubrimiento sugiere que la inmunidad por vacunación o infección previa por un serotipo puede ser ineficaz contra otro o contra nuevas variantes. Esto se debe a que, aunque los virus de distintos serotipos pueden ser genéticamente similares, funcionan y afectan al sistema inmunitario de forma diferente.

Desde la detección del SARS-CoV-2 en diciembre de 2019, el virus ha evolucionado ampliamente. Las variantes resultantes son motivo de preocupación porque son más transmisibles o resistentes a los anticuerpos que bloquean la infección. La variante Ómicron se detectó a finales de noviembre de 2021, portadora de más de 30 mutaciones aminoacídicas en la proteína espiga. Desde entonces, han aparecido rápidamente múltiples subvariantes.

Retos

A principios de 2023, Ómicron XBB dominaba las infecciones por coronavirus en todo el mundo, con subvariantes que siguen evolucionando. Esto plantea serios retos a la eficacia de la inmunidad existente por infección natural o vacunación, y al desarrollo de vacunas de nueva generación.

Los científicos determinaron que un serotipo comprende el virus SARS-CoV-1 (del brote de SARS de 2003). El SARS-CoV-2 y sus variantes Delta y Beta constituyen el segundo serotipo. Aunque las subvariantes Omicron (BA.1, BA.2, BA.5) proceden del SARS-CoV-2, han evolucionado funcionalmente hasta convertirse en un grupo distinto y constituyen el tercer serotipo.

El equipo también descubrió que las últimas subvariantes, Ómicron XBB y BQ.1.1, han evolucionado hasta tal punto que, funcionalmente, son más similares al SARS-CoV-1 que su virus ancestral SARS-CoV-2.

“La fuerte presión selectiva impulsada por la inmunidad de la población favorece la aparición de nuevas variantes del virus. Las variantes Ómicron son distintas de su virus ancestral y pueden considerarse un grupo distinto en el contexto de las respuestas inmunitarias de los anticuerpos. Esto implica que la inmunidad preexistente al SARS-CoV-2 es insuficiente para prevenir las infecciones actuales y futuras”, dijo el doctor Tan Chee Wah, coautor de dicho estudio.

“Es fundamental que comprendamos cómo afectan a nuestro sistema inmunitario las nuevas variantes emergentes. En este sentido, el serotipado ha sido un método muy útil y probado para clasificar subespecies de virus como el del dengue. Los resultados repercutirán en el desarrollo futuro de vacunas y en la investigación sobre pruebas de inmunidad con anticuerpos”, añadió el doctor Zhu Feng.