Coca-Cola Europacific Partners está avanzando en su compromiso de lograr una gestión cada vez más sostenible del agua en todos sus procesos productivos, gracias a su estrategia de reducir, proteger, regenerar y reponer este preciado recurso. En 2022 redujo el uso de agua en un 19,8% en España respecto a 2010, lo que supone que casi ha logrado su objetivo de reducirlo en un 20% para 2025.

La ratio de agua utilizada por litro de bebida pasó de ser del 1,83 en 2021 al 1,75 el pasado año

La ratio de agua utilizada por litro de bebida pasó de 1,83 en 2021 a 1,75 en 2022. Además, ha conseguido encadenar siete años consecutivos formando parte de la lista A CDP (Carbon Disclosure Project), que identifica a las empresas de todo el planeta que lideran la gestión sostenible del agua.

Para reducir el consumo e impulsar una gestión eficiente, Coca-Cola lleva décadas implementando en todas sus plantas planes de reducción, para alcanzar un uso cada vez más eficiente de la misma.

Como primer paso, utiliza una exigente metodología: Water Risk Assessment. Esta consiste en realizar evaluaciones de vulnerabilidad, que se traducen en planes que tienen en cuenta las necesidades futuras, no sólo del negocio, sino de la comunidad local y de los ecosistemas. Esto incluye cálculos periódicos para conocer la cantidad y calidad del agua disponible en el entorno de cada planta de fabricación, la cantidad de lluvia que reciben los acuíferos y manantiales y los posibles riesgos derivados de fenómenos meteorológicos extremos o desastres naturales. Este proceso permite identificar cualquier medida adicional necesaria para proteger los recursos hídricos de las plantas de producción.

Apuesta por la innovación

Coca-Cola está haciendo una apuesta por la innovación constante tanto para realizar seguimientos exhaustivos de los consumos, como para facilitar la circularidad en los procesos de fabricación. Un ejemplo es su planta de Sevilla, que ha sido pionera en la puesta en marcha del proyecto Water & Energy Management. Este conlleva la instalación de 224 contadores de agua y energía que, junto a una herramienta avanzada de gestión y analítica, permite recoger y analizar datos las 24 horas del día y en tiempo real. Esto garantiza una visibilidad del 100% del consumo de la planta, el control y la optimización de los procesos, y contribuye a mejorar la toma de decisiones para la reducción de consumo y para minimizar el impacto ambiental.

“Todas y cada una de las acciones, como la puesta en marcha de medidas que contribuyan al ahorro y la eficiencia de los consumos en nuestros procesos de producción, el cuidado de las cuencas hidrográficas o la restauración medioambiental de espacios sensibles, reflejan nuestra determinación por preservar este bien natural”, explica Carmen Gómez-Acebo, directora de Sostenibilidad de Coca-Cola Europacific Partners Iberia.

Regenerar el agua

La salud de las cuencas hidrográficas resulta clave para el beneficio ambiental, social y económico de cada territorio. Por ello, Coca-Cola promueve prácticas sostenibles de gestión del agua, trabajando con agricultores para lograr un regadío más eficiente, apostando por el uso de agua residual para riego agrario o restaurando valiosos humedales que, a pie de cuenca, filtran y limpian el agua que llega a ellos.

Uno de los objetivos de es devolver a la naturaleza el 100% del agua que contienen sus bebidas

Coca-Cola se ha marcado como objetivo devolver a la naturaleza el 100% del agua que contienen sus bebidas. Para ello, financia ocho proyectos en toda España en colaboración con entidades ambientales y universidades que, además, generan valor social y económico en las comunidades locales. En 2022, gracias a estas iniciativas, se devolvieron en España 4.916 millones de litros de agua a la naturaleza y se mejoró la conservación de la biodiversidad, captura de CO2 y situación económica y social de las zonas en las que trabaja.

Pero, además, Coca-Cola trabaja para conseguir regenerar el agua que emplea en sus procesos productivos. Esto significa que antes de verterla como agua residual, al agua que usa en sus procesos de producción se le aplica un tratamiento para su reutilización en usos que no impliquen consumo humano, como el riego en agricultura o usos recreativos, con lo que se impulsa la circularidad. Un ejemplo de ello es la planta de Tacoronte (Tenerife), cuyas aguas residuales se vierten, tras ser tratadas, a la depuradora de Valle de Guerra. Tras someterlas a un proceso de electrodiálisis para reducir el contenido de sales disueltas en ella, se emplean en el riego de los cultivos de la zona.