La hoja de ruta (Estrategia Vasca de Cambio Climático Klima 2050) para alcanzar en 2050 la neutralidad de nuestras emisiones a la atmósfera tiene una estación intermedia en Euskadiy esa es el año 2030. Para entonces, el objetivo es haber logrado reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) un 40% en relación a 2005, el año de referencia en nuestro territorio; y la pandemia nos ha colocado a un paso de ello con varios años de antelación. La reducción en 2020 es ya del 35%, pandemia mediante. Pero no hay que echar las campanas al vuelo.

Euskadi logró reducir sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero un 11,7% durante 2020. Recordemos: el año de la pandemia, del confinamiento de la población en sus hogares durante casi tres meses, de las limitaciones a la movilidad durante gran parte de 2020 y de la caída de la actividad industrial. La caída respecto a 2019 era un dato esperable. Solo había que medirlo y tratar de ponerlo en perspectiva. Euskadi venía registrando bajadas en torno al 2 y 3% en los últimos años, salvo la excepción de 2017, que experimentó un aumento del 5,3%.

¿Es suficiente o insuficiente esa reducción cercana al 12%? El Gobierno Vasco valora que esta reducción de emisiones “confirma la tendencia a la baja” iniciada hace quince años y cita algunas referencias. Por un lado, el 11,7% de reducción es ligeramente superior al registrado en Europa (11%) y también a la caída del Producto Interior Bruto (PIB), que fue del 10%. Y es precisamente ese aspecto el que ha llevado a una valoración positiva al Gobierno Vasco.

Alexander Boto, director general de Ihobe-Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, e Iñigo Ansola, director general del Ente Vasco de la Energía (EVE), afirmaron ayer, durante la presentación del último Inventario de Emisiones de GEI, que “Euskadi ya está por debajo de la senda marcada para conseguir los objetivos para el año 2030”.

Si en 2005 emitíamos al año 25,4 millones de toneladas equivalentes de CO2” a la atmósfera, en 2020 fueron 16,4 millones de toneladas. El problema lo seguimos teniendo en el transporte, especialmente por carretera (representa el 96%). Es el único sector que, a pesar de la gran reducción de emisiones del último año (11%), se mantiene por encima de los niveles de emisiones de 2005, el ejercicio de referencia en Euskadi; y dobla las emisiones de 1990.

El transporte emitió diez veces más que la agricultura, por ejemplo. Y eso pese al confinamiento y las restricciones a la movilidad. El 35% de cada tonelada que emitimos proviene de nuestros tubos de escape, cifra que superaba el 40% antes de la pandemia y llegaba al 47% en Gipuzkoa. A la espera del desembarco del vehículo eléctrico como apuesta europea para la descarbonización, la carestía de los combustibles en la actualidad es otro aspecto que podría contribuir a una reducción de emisiones del transporte, en la medida que está forzando ya a cambios en los hábitos de movilidad de los vascos, tal y como recogen ya las encuestas.

La reducción detectada en las emisiones a la atmósfera ha sido “histórica”, pero también “difícil de comparar con años precedentes”, según admite el Gobierno Vasco. No obstante, Euskadi mantiene constante y clara línea descendiente en sus emisiones: en 1990 (año utilizado de referencia en la Unión Europea) emitía 20,8 millones de toneladas de CO2 equivalente; esta cifra llegó a ascender hasta los 25,3 millones en 2005; pero, a partir de ese momento, se inició una tendencia a la baja, de modo que en 2019 se registraron 18,6 millones y, en el pasado 2020, se emitieron 16,4 millones, la cifra más baja de la serie histórica. Se trata, por tanto, de un descenso del 35% respecto a 2005, del 21% respecto a 1990 y de casi el 12% en tan solo el último año.

Ambos directores reconocieron que será difícil mantener en años posteriores ese ritmo marcado en 2020, pero que lo importante es continuar con esta tendencia a la baja en las emisiones, porque nos llevará a cumplir con los objetivos marcados. “Para ello, necesitamos el compromiso de todos”, declaró Alexander Boto.

Tanto el director de Ihobe como Ansola (EVE) insistieron en el desacoplamiento entre economía y emisiones. Es decir, que cada vez emitimos menos gases a la atmósfera para producir lo mismo. En concreto, “en 2020, las emisiones generadas para producir una unidad de PIB descendieron un 40% respecto a 2005 y un 55% respecto a 1990”, explicaron. De hecho, entre 2005 y 2019, la economía creció un 20% mientras que las emisiones se redujeron un 27%. Además, nuestra emisiones per cápita son ligeramente inferiores a la media de la UE-27.

El descenso en las emisiones durante 2020 se produjo de forma generalizada en casi todos los sectores. Y si tomamos en cuenta la evolución histórica desde 1990 se aprecia con claridad la espectacular evolución registrada a partir de 2005 por la mayoría de sectores, salvo el transporte, que alcanzó su pico máximo de 6.55 millones de toneladas en 2017, un año en el que también subieron el sector servicios y residencial.

2017 fue el último ejercicio en el que se rompió la tendencia a la baja en las emisiones. Desde entonces, eso sí, el transporte ha logrado, poco a poco, reducir ligeramente su impacto en 2018 y 2019. La “brusca” caída de 2020 hay que ponerla en cuarentena, hasta ver cómo impacta la nueva normalidad en nuestra huella de carbono.

El sector energético es uno de los que más ha descendido sus emisiones en 2020: un 13%. Y ha sido debido a la reducción de la actividad en la industria y los servicios, que provocaron una reducción del 19% en el consumo de electricidad. Respecto al año 2005, las emisiones en este sector han caído un 40%, y un 32% respecto a 1990.

El sector industrial, por su parte, representa el 17% de las emisiones de Euskadi (emisiones directas), aunque si considerásemos las emisiones asociadas a la electricidad que consume (emisiones indirectas), este porcentaje aumentaría hasta el 32%. Las emisiones directas en 2020 se han visto reducidas en un 16% con respecto al año anterior. Desde el año 2005 las emisiones han descendido en un 48%, y, respecto al año 1990, un 61%.

El sector residencial (5%) y servicios (3%) emite el 8% de los gases de efecto invernadero de la CAV (emisiones directas). Si considerásemos las emisiones asociadas a la electricidad que consume, el porcentaje aumentaría hasta el 16% (9% residencial y 6% servicios). Las emisiones directas se han reducido respecto a 2019 en un 8%.

agricultura, ganadería y pesca

El sector primario, por su parte, representa el 4% si incluimos las emisiones asociadas a la electricidad. En el último año las emisiones de este sector han aumentado un 1% debido a un ligero aumento de los consumos de combustible, pero respecto a 2005 y 1990 sus emisiones han disminuido un 49% y un 47%, respectivamente.

Por último, las emisiones del sector residuos representan el 5% del total de emisiones de Euskadi. En el año 2020 las emisiones de este sector se han reducido un 7% con respecto al 2019. Respecto a 2005 y 1990, estas emisiones han disminuido un 34% y un 32%, respectivamente.

gei 2020 en la cav

Mejora. Euskadi ya mejoró en el año 2019 (con una reducción del 11%) los objetivos vinculantes marcados desde la Unión Europea para el año 2020 y en ese mismo ejercicio esa cifra ha aumentado aún más, al alcanzar el 16% de reducción.

Imputado el coste de electricidad