Agente de la 20 promoción, ha trabajado en las comisarías de Beasain, Donostia, Tolosa y Araba. Está liberado desde hace ocho años y ahora ocupa la primera línea como secretario general de ErNE.

Tras su designación afirmó que su mandato será de continuidad. ¿Esto en qué se traducirá?

—Somos un sindicato independiente y reivindicativo, y queremos seguir en la línea de todos estos años de liderar la lucha sindical en la mejora de las condiciones de todos los compañeros de la Ertzaintza y de las policías municipales.

¿Cuáles son las principales inquietudes que le trasladan los agentes?

—Una de las grandes preocupaciones es la formación. Una vez termina el periodo formativo en la Academia, no hay los suficientes reciclajes al trabajo que demanda el nuevo tipo delincuencial, y eso pasa en tráfico, investigación... Luego la inversión en material, los vehículos son una de nuestras grandes demandas, están muy envejecidos y se ve todos los días con las furgonetas, etc. No hay una inversión para volver a ser esa policía puntera que fuimos durante mucho tiempo.

¿Se sienten discriminados frente a las condiciones laborales de otros colectivos de funcionarios?

—Lo que hemos visto es que otros colectivos como Osakidetza han mejorado un 40% las retribuciones económicas y nosotros nos hemos quedado estancados. Durante la pandemia hemos puesto mucho de nuestra parte y no se ve refrendado, parece que volvemos a ser funcionarios de tercera. También nos pasó en su momento con los días de antigüedad, con los días de asuntos particulares, y no queremos quedarnos atrás también en esto.

¿Qué proponen para aumentar la plantilla y acercarse al tope estipulado de 8.000 agentes?

—Con la salida de la 29 promoción llegamos a 7.500-7.600 de los 8.000 que deberíamos estar. Ahora con las jubilaciones nuestro cálculo es que estaremos en 7.400 ertzainas y sabemos que en el futuro, con unas 500 jubilaciones por año, por mucho que salgan promociones siempre vamos a estar en déficit. Eso al final supone una precarización de nuestras condiciones laborales, si no hay suficientes agentes no llegamos a dar los servicios y tenemos que reforzar y trabajar en nuestras semanas libres. Y muchas veces la patrulla no llega todo lo rápido que nos gustaría ante cualquier altercado en la calle.

La organización de grandes eventos en Euskadi, ¿supone un desafío de orden público?

—Tras el cambio del material que utilizábamos, es importante que vayamos muchos más agentes. Si tenemos que ir a pecho descubierto únicamente con la defensa, con el bastón policial, y tenemos menos medios, necesitamos un mayor número de gente para poder controlar a esos grupos. Estamos viendo lo que pasó con la Final Force, para controlar a las masas hay que reforzar con más agentes, aquí lo estamos haciendo con una décima parte que en el resto de Europa.

¿Van a dar pasos para mejorar la relación con el Departamento de Seguridad?

—Hemos firmado los grandes acuerdos de la Ertzaintza desde nuestro nacimiento hace 38 años y tenemos la puerta abierta a negociar. Todas estas propuestas las hemos puesto sobre la mesa y esperamos la respuesta del Gobierno Vasco.

¿Y cómo ve el mandato del actual consejero, Josu Erkoreka?

—No sé si somos un colectivo complicado, pero sí especial, y cada vez que viene un equipo de gobierno tarda un año y medio o dos años en ponerse al día. Nos gustaría que hubiera una línea de trabajo, si cada cuatro años tenemos que parar dos, al final no llegamos a ningún lado. Creemos que la interlocución con el vicelehendakari es mejorable pero siempre hemos tenido buen talante con todos. Somos críticos pero al final somos pactistas. Es nuestra responsabilidad como mayoritarios, mirar no solo por nuestros afiliados sino por todo el colectivo.

¿Es posible algún tipo de unidad de acción sindical, como la ha habido en el pasado?

—Normalmente convergemos con otros sindicatos cuando tenemos intereses parecidos. Con Euspel lo seguimos manteniendo, pero cada uno tiene su idiosincrasia, si todos pensáramos igual solo habría un sindicato. Todo lo que he dicho lo firmarían el 100% de los sindicatos, o eso nos gustaría creer.

ErNE volvió a ganar las elecciones de febrero pero sufrió un retroceso en apoyos. ¿Cómo lo valora?

—Llevamos 20 años siendo mayoritarios y, quieras que no, tienes que sufrir un desgaste. Eso lo asumimos y lo que nos congratula es que seguimos manteniendo unos números de afiliación muy buenos. La gente nos demanda un plus respecto a otros sindicatos, es muy fácil prometer cosas pero nosotros siempre hemos intentado conseguir lo mejor que hemos podido dentro de la negociación, y si no acudir a la vía judicial. Es cierto que ha habido un poco de retroceso pero entendemos que seguimos por el camino correcto.

EH Bildu ha puesto en duda la calidad democrática de la Ertzaintza, por ejemplo durante el cumplimiento de las medidas anticovid.

—Si tienen alguna prueba de lo que dicen nos gustaría que lo sacaran. Somos una policía democrática y profesional, en todos los compañeros y todos los destinos he visto un cumplimiento excelso, para eso somos funcionarios públicos, para defender a la ciudadanía. Estamos controlados no solo a nivel interno sino por la vía judicial y pueden acudir a los juzgados si quieren.

Las concentraciones de ErNE frente al Parlamento Vasco crearon controversia. ¿Se pueden repetir?

—Gracias a esos tres años y medio que nos plantamos delante del Parlamento, firmamos una Ley de Policía muy positiva para todo el colectivo. Preferimos negociar pero si tenemos que hacernos notar y manifestarnos... Seguimos peleando por el derecho a huelga, debemos tener los mismos derechos que cualquier trabajador. No son medidas de presión, son de reivindicación, y en esa línea seguiremos, por supuesto.