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25 años en la enfermería, mejor que al principio

25 años en la enfermería, mejor que al principio

n cuarto de siglo, 25 años. En toda una vida no parece tanto, pero si se traslada a la trayectoria laboral, es una cifra seria.

Este año el Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa (Coegi) ha hecho entrega de las insignias de plata conmemorativas a las enfermeras que llevan colegiadas de forma ininterrumpida 25 años, aunque algunas de ellas son más veteranas en la profesión.

La pandemia dicta la agenda y no se pudo celebrar un acto formal de entrega de las insignias de plata, por lo que acudieron de una a una a la sede del colegio para recogerlas.

NOTICIAS DE GIPUZKOA ha hablado con tres de estas enfermeras que coinciden al señalar que "este trabajo te gusta más según pasan los años".

Maite López Soto, Arantza Zugasti y Dolors Icart Rovira son tres de estas enfermeras que desarrollan sus funciones en tres áreas muy diferentes. López Soto trabaja en una mutua de accidentes en el servicio asistencial, atención primaria de "curas, suturas y también rayos". Arantza Zugasti, en la actualidad, desarrolla sus funciones en la consulta de Neurología Infantil del Hospital Donostia, aunque pasó diez años en neonatos, e Icart Rovira trabaja en quirófano de intervenciones programadas en hepatobiliar.

En 25 años las cosas cambian mucho y a esos cambios se refieren las tres profesionales. López Soto quiere aferrarse a un hito en concreto, sino que prefiere destacar "los cambios que, sobre todo en los últimos años, se han dado en asuntos como la prescripción médica, el doctorado y la investigación, que nos ha abierto muchas puertas y que nos hace tener la mente abierta a otras cosas".

"La instauración del grado nos ha dado acceso a la Universidad, la investigación y la docencia", insiste esta profesional.

Icart Rovira, algo más veterana que sus compañeras, echa la vista atrás. "Cuando empezaba me enseño a coger una vía una auxiliar, que entonces pinchaban", aspectos que han ido cambiando. Coincide con López Soto al destacar la importancia de la investigación en este sector. "Ha habido mucho cambio y nos hemos profesionalizado mucho", abunda.

Zugasti evoca que su generación, ella acabó los estudios en 1994, ha trabajado con otras herramientas de las que no disponía la anterior. "Internet, la digitalización, han supuesto una revolución. Cuando empecé, las historias de los pacientes las teníamos en papel, historiales médicos de tres carpetas. Ahora todo está en el ordenador, es más accesible y ves lo que han escrito otros profesionales".

Pero, además, Internet ha contribuido de forma importante a la "formación". "Tenemos acceso rápido a distintos estudios que antes no teníamos y te puedes plantear incluso hacer las cosas de otra forma", señala López Soto.

"Las enfermeras nos hemos tenido que poner al día. Algunas hemos pasado lo nuestro para aprender", señala Icart. "Ahora el paciente llega al quirófano sin papeles, el ordenador hay que dominarlo y las que acabamos los estudios en otra época nos hemos tenido que poner al día".

Respecto al reconocimiento de su tarea, tanto de puertas para adentro entre otros profesionales de la sanidad como puertas para afuera en la sociedad, las cosas han mejorado mucho y la pandemia ha dejado en evidencia lo fundamental de la aportación de las enfermeras.

Pese a todo López Soto quiere matizar. "Esa sigue siendo una lucha. Después de 25 años seguimos luchando cada una en su sector", destaca. "Creo que ha sido más la pandemia la que nos ha ayudado a aflorar. Hay gente que ahora nos llama héroes. Tampoco es eso, porque héroes ha habido muchos", apunta.

Zugasti, por contra, siente que la importancia de la tarea que realiza sí es reconocida. "Yo siempre me he sentido reconocida. Cuando me preguntan qué soy y respondo que enfermera, la gente me demuestra ese reconocimiento y a nivel de los pacientes, también", señala. "Los pacientes, en general, han modificado la visión que tenían de la enfermería. También ha cambiado la relación con los profesionales de la medicina, aunque queda algún médico de esos de antes que apenas te veían o no te veían. Ahora, la gente que estudia Medicina es mucho más accesible. Tienen unas funciones y nosotras, otra", añade.

Pero López Soto considera que siguen existiendo detalles por limar. "Todavía hay quien llama y pregunta ¿eres la enfermera de...? y yo no soy enfermera de nadie".

A Icart Rovira le ha tocado relacionarse con alumnado extranjero de Erasmus que, destaca, tiene en muy alto concepto el trabajo de la enfermería a nivel del Estado. "Tiene un nivel que no tiene otras y piden venir aquí por eso, lo que da mucha satisfacción. Tenemos algo que enseñar y se fían de nosotras". "La experiencia con estos estudiantes es muy bonita", afirma.

En la enfermería se habla mucho de vocación, pero no es algo que estas profesionales destaquen.

"Nos damos cuenta que hemos acertado cuando somos conscientes de que tenemos un abanico muy grande de posibilidades en la enfermería. Empiezas con una cosa y te vas resituando, hasta que disfrutas con lo que haces. Esto es una gran ventaja", afirma Icart Rovira.

"Si empiezas con dudas es fácil que vayas encontrando lo que te acaba gustando", apunta López Soto, que quiere romper un poco con ese mito de la vocación. "Toda las profesiones deberían ser vocacionales, encontrar algo que te guste hacer y te llene", subraya.

Zugasti explica su caso. "Yo no tenía pensado hacer enfermería, me gustaba la biología. Pero cuando vinieron a explicarnos las salidas vi que enfermería tenía buenas salidas y era una carrera corta y me animé", dice. Un cuarto de siglo después, asegura, "no me arrepiento para nada. Porque siempre me ha gustado el trabajo con personas".

"Si me preguntas si aconsejaría estudiar enfermería, diría que hay que tener unas características, porque tienes que ver cosas muy duras, pero puedes acabar en sitios muy diferentes", puntualiza.

Para ir haciéndose una idea, aclara Icart Rovira, "los alumnos hacen de todo. Si te toca quirófano cógelo y aprende, que si no te gusta ya buscarás otra cosa cuando tengas posibilidades".

"A veces llegan a un área con pocas ganas y al final les acaba gustando. De todas formas, no es fácil tener vocación a los 18 años. A mí me gusta más mi profesión ahora que cuando la elegí", apostilla Zugasti.

Aunque sigue siendo una profesión fuertemente feminizada, las tres profesionales coinciden al destacar que cada vez "hay más chicos".

López Soto tiene el ejemplo en casa. "Mi padre fue enfermero y una de las cosas que me impulsó a estudiar enfermería es que me gustaba lo que hacía".

En esta profesión la presencia de los chicos ha tenido altibajos. "Cuando existía la figura del practicante eran hombres. Cuando se dejó de hacer se feminizó mucho", apunta Icart Rovira. "Porque los cuidados se han vinculado a las mujeres" añade Zugasti.

En medicina, el proceso ha sido el inverso: hay más mujeres médicas que hombres.

"La enfermería ofrece un amplio abanico de opciones y, si en un inicio no te gusta un área, siempre puedes trabajar para acceder a otra"

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