donostia - Solo una mujer que ha superado un cáncer de mama y en ese doloroso proceso ha tenido que sufrir la reconstrucción de su mama, puede entender lo que se siente. Cada mujer vive este proceso de forma diferente y con distintas necesidades.
Recientemente, Osakidetza anunció que a partir del último cuatrimestre de 2019 prevé incluir en su cartera de servicios la micropigmentación de la areola mamaria y del pezón para aquellas mujer que han sufrido un pérdida de mama que así lo soliciten.
En Katxalin, la Asociación de Afectadas por el Cáncer de Mama y Ginecológico de Gipuzkoa, consideran que someterse a esta técnica puede ser muy beneficioso para las mujeres, aunque es una decisión “libre” por la que no todas se decantan. “Algunas ya están cansadas por todo el proceso que han pasado pero hay otras mujeres que sí quieren rematarlo pigmentándose la areola y el pezón”.
Maite Valle, asociada de Katxalin, recomienda que “se comente” que las ayudas van a activarse y que cada mujer valore, incluso con su médico, la posibilidad de optar por esta técnica o no. “Si quieren, que lo pidan. Es muy interesante”, añade.
Valle ha observado que la demanda varía según edades y que son, sobre todo, las mujeres más jóvenes las que deciden dar el paso, las que quieren volver a ver su pecho lo más parecido posible a como era antes de la enfermedad y de la operación.
En este extremo difiere parcialmente Lourdes Gómez, que desde hace 18 años trabaja en la micropigmentación de mama, en la actualidad en el estudio Destattooate del donostiarra barrio de Gros que, paradójicamente, está especializado en borrar de la piel la huella de los tatuajes que se quieren olvidar.
Gómez dice que a ella han acudido mujeres “incluso de 80 años”. “Depende de cada mujer”, apostilla. “Es verdad que la gran mayoría son jóvenes, pero ahora las mujeres se cuidan mucho y están fantásticas a cualquier edad”, por lo que la demanda se generaliza.
Maite Valle asegura que para una mujer que supera este proceso resulta importante “ver equilibrados los dos lados de tu cuerpo. Verte bien cuando, por ejemplo, te compras un sujetador nuevo, ver tus pechos cuando te pruebas ropa. Es como el broche final”.
Y es que son muchas las mujeres que tras la operación no llegan a reconocerse al mirarse en el espejo y no son capaces de mostrarse en público, en muchas ocasiones ni tan siquiera ante su pareja.
La micropigmentación resulta, subraya Valle, una técnica menos agresiva que la del tatuaje, en una zona ya muy tratada. Gómez, por su parte, explica que, además, las garantía que ofrecen los materiales con los que se trabaja son totales, ya que se hace uso de pigmentos testados que se introducen en la capa exterior de la piel.
Es este un proceso que no está al alcance de todos los bolsillos, por su complejidad y los materiales que se utilizan. Lourdes habla de un coste de 400 euros, aunque Maite señala que puede ascender a 500 o 600. Y es que, al aplicarse en la parte más superficial de la piel, se deben de realizar retoques con el tiempo.
El coste, señala Gómez, se explica porque “los pigmentos son personalizados, se hacen para una mujer y no pueden ser utilizados por otra, porque no le valen”. Su coste es muy alto también por todos los procesos de prueba que deben superar. Además, “las medidas de higiene son exhaustivas” y se lleva a cabo con material totalmente desechable.
Maite Valle recuerda que ya desde hace un tiempo distintas marcas que han trabajado en este terreno se han puesto en contacto con Katxalin solicitando “modelos” para perfeccionar la técnica. En estos casos, la micropigmentación resultaba gratuita, aunque son excepciones.
Por eso, que el coste de la micropigmentación sea asumida por Osakidetza es una buena noticia para todas estas mujeres. “Ahora esperamos que nos informen cómo hay que solicitar estas ayudas, pero tenemos entendido que asumirá el coste en su totalidad”.
resultados satisfactorios Las mujeres que se han sometido a este tratamiento se han mostrado, en líneas generales, muy satisfechas por los resultados. Lourdes Gómez asegura que “la cara con la que salen del estudio” es su mejor recompensa. “Soy mujer y quiero a las mujeres y ver lo que les ayuda es muy gratificante”, añade.
“La gente que ha recurrido a esta técnica está muy contenta” afirma Valle. Entre las mujeres que tenían claro que querían aplicarse la micropigmentación “no conozco a nadie que esté disconforme”.
“Hablamos de mujeres que vienen tras superar un proceso muy duro, cuando llegan aquí han superado muchas cosas, también a nivel psicológico. Para una mujer el pecho es importante, hasta damos de comer con él, amamantamos a nuestros hijos”, señala Gómez.
Durante la más de una hora que dura la sesión -normalmente son necesarias dos- Gómez habla “mucho” con las mujeres y ha constatado que “cada una vive a su modo” ese duro camino.
Cuando llegan hasta Lourdes Gómez y cuando deciden seguir con la micropigmentación las mujeres ya han superado la enfermedad y “se enfrentan a otra etapa”, en la que ver su pecho con areola y pezón les ayuda a “reconstruirse física y psicológicamente”.
“En las horas que están aquí me cuentan su historia personal y verles salir por la puerta con otro gesto me resulta muy gratificante, tanto que en alguna ocasión extraordinaria he realizado el trabajo de forma gratuita”, apostilla Gómez.