Bilbao - El paciente desaparece debajo de varios paños azules quirúrgicos hasta que todo lo que se puede ver es un trozo de cabeza rapada. NOTICIAS DE GIPUZKOA asiste a un apasionante viaje al interior del cerebro en una de las especialidades más complicadas que existen, la neurocirugía. Y lo hace de la mano de una técnica absolutamente pionera en el Estado español pero que ya funciona en el Hospital de Basurto, la neurocirugía endoscópica en Tres Dimensiones. Pero tranquilos, el paciente es de pega. Dado que en cualquier tipo de cirugía craneal el más mínimo error puede ser fatal, los cirujanos del hospital bilbaino nos muestran el sistema en una cabeza que es un simulador.
“La cirugía endoscópica es una técnica mínimamente invasiva para que afecte lo mínimo posible al cerebro y está extendida en los Servicios de Neurocirugía. Pero aquí hemos dado un salto cualitativo, el 3D. Somos el único hospital del Estado con este equipo ya instalado en el quirófano y plenamente operativo”, aclara el doctor Joaquín Gefaell, adjunto al Servicio de Neurocirugía y encargado de esta técnica. Un procedimiento que sitúa al Hospital de Basurto en la Fórmula 1 sanitaria y que ya ha sido probado con éxito en tres pacientes.
Supervisando todo el proceso en el quirófano 9 del Pabellón Areilza se encuentra también el doctor Jose Elexpuru, jefe de Neurocirugía. “Los neurocirujanos ya estamos habituados a trabajar con el microscopio y a estar con la vista mirando en una dirección y con las manos trabajando en otra. La ventaja de este equipo es que nos permite apreciar la profundidad en este área tan minúscula”, afirma el especialista, detallando una cirugía casi de ciencia ficción.
La intervención se localiza en un quirófano inteligente, el primero también en Euskadi, donde ofician estos dos exploradores de cerebros vestidos de verde. “Con el microscopio, los únicos que vemos lo que está pasando somos los que operamos, con un quirófano inteligente, todo el procedimiento aparece en pantallas y las enfermeras o el resto de personal ven lo que pasa en el campo quirúrgico. Y no solo eso. Podemos exportar esa imagen vía streaming a cualquier punto del hospital o del mundo y eso tiene una gran ventaja para la formación”, explica Elexpuru, sacando pecho de su equipamiento en Basurto, capaz de llevar adelante las técnicas más avanzadas.
Lo comprobamos in situ en un modelo muy aproximado al cerebro humano que padece una supuesta hidrocefalia, un aumento anormal del líquido cefalorraquídeo. El paciente virtual -traído expresamente de Alemania- necesita anestesia general porque debe permanecer absolutamente quieto. La duración de la intervención varía según la dificultad, pero si todo va bien oscilará entre una hora u hora y media. El dispositivo genera imágenes digitales tridimensionales en alta resolución y exige la utilización de gafas especiales similares a las que ofrecen las salas de cine para ver películas en 3D.
habilidad Aunque parezca un juego de esos de operar, no lo es. El cirujano accede a través de un agujero de aproximadamente un centímetro de diámetro en el cráneo. “Usas ese acceso para introducirte en el sistema ventricular, siempre con la visión asistida del endoscopio. Una vez dentro, tienes que reconocer la anatomía e identificar dónde está la patología para llevar cabo la intervención”, detalla el doctor Gefaell en un ejercicio de habilidad, que él practica como si fuera lo más sencillo del mundo.
Este sistema cuenta con canales de trabajo por donde el facultativo irriga o introduce las pinzas o el instrumental necesario para poder intervenir. Es capaz de avanzar por el cerebro todo lo necesario y llega a alcanzar fácilmente los diez centímetros. Mientras tanto, el neurocirujano sigue en todo momento las maniobras de sus manos en la pantalla. “Puedo apreciar que esta vena azul está en superficie y que la mancha roja que ves ahí -explica a la atribulada periodista- está más en profundidad. Esa seguridad la tengo gracias al 3D”, especifica el doctor Gefaell, mientras explora los misterios del sistema nervioso.
Los pacientes ya intervenidos han sido personas de edad media con patología de la silla turca. El doctor Elexpuru se apresura a descifrarnos el concepto. “Es un tumor benigno de la hipófisis que está en la base del cerebro, una glándula que controla todas las hormonas del organismo”, aclara. Y es que este sistema sirve básicamente para aquellas lesiones radicadas en las cavidades ventriculares, la mencionada hidrocefalia, adenomas y tumores en la base del cráneo. “Pero cualquier cirugía que se pueda hacer de forma abierta también se puede hacer de forma endoscópica”, especifica. El quirófano parece la sala de control de la NASA. En una pantalla lateral se tiene acceso a toda la historia clínica del paciente, análisis, escáner, todo en tiempo real. Y encima de la mesa de operaciones, una lámpara con cámara incorporada permite que cualquiera, en cualquier punto del planeta, pueda ver lo que sucede allí.
‘el microscopio fucsia’ Para completar el lote de innovación, en este quirófano se dispone además de un microscopio puntero y también único en Euskadi. “Tenemos un microscopio quirúrgico que vale unos 300.000 euros, como un piso”, dice ufano el doctor Elexpuru que desgrana las virguerías del aparato. “Ofrece la posibilidad de la fluorescencia tumoral que nos ayuda a resecar tumores cerebrales con mayor precisión. Administramos al paciente una medicación previa a la cirugía y cuando le operamos, el microscopio, con un filtro especial, nos demarca el tumor con un color fucsia. Entonces sabemos hasta dónde llega y qué es lo que hay que quitar y lo que hay que dejar”, indica. No en vano, en el cerebro, tan importante como quitar es respetar para evitar lesiones neurológicas.
“Otra posibilidad que ofrece es la vídeo angiografía operatoria. Consiste en ver si los vasos cerebrales se mantienen permeables y circula la sangre a través de ellos cuando operamos. Y eso lo sabemos en tiempo real y nos proporciona gran eficiencia”, subraya, alabando unos equipos prodigiosos que necesitan de manos y cabezas que también lo sean.