Debabarrena respondió a la llamada de la ONG Zaporeak y se movilizó la pasada semana para protagonizar una nueva campaña de recogida de alimentos para ayudar a las miles de personas refugiadas en la isla griega de Lesbos huyendo de la guerra y la pobreza. El resultado de esa labor se dio a conocer en un encuentro que tuvo lugar en los almacenes que la empresa Urkotronic tiene en el polígono eibartarra de Matsaria.

Zaporeak

Representantes de distintos ayuntamientos de la comarca, voluntarios y miembros de Zaporeak dieron cuenta del balance final de una campaña que se había marcado el ambicioso reto de llegar a reunir un total de 25 toneladas de alimentos, algo que al final no se pudo conseguir. “La cantidad de productos que hemos reunido se sitúa en torno a los trece toneladas, una cifra similar a la del año pasado. Pero en lo que sí hemos mejorado ha sido en las donaciones económicas. El año pasado recibimos 8.000 euros en ayudas y este año hemos alcanzado la cifra de los 13.000 euros”, indicaron los miembros de Zaporeak.

El material, listo para ser enviado a Donostia, camino de Lesbos.

Esta ONG, formada en un 90% por cocineros, lleva nueve años dando de comer cada día a cientos de personas en el campamento que atienden en Lesbos, para lo que necesita una ingente cantidad de comida que reúne con iniciativas como la que llevó a cabo en Debabarrena la pasada semana. Durante cinco días, los que van del 18 al 22 de marzo, los pueblos de la comarca se afanaron en reunir distintos productos para reponer los almacenes de Zaporeak. A cada localidad se le asignó un producto específico y, de este modo, mientras los puntos de recogida de Ermua y Deba se iban llenando de paquetes de arroz de grano redondo, en Eibar se recogían paquetes de lenteja pardina y en Elgoibar, paquetes de garbanzo pedrosillano. Los vecinos de Mallabia y Mendaro se sumaron a la campaña donando paquetes de macarrón de tubo, los de Soraluze lo hicieron con bolsas de arroz largo y, finalmente, Mutriku con latas de pescado en conserva. Todo ese material terminó en los almacenes de Urkotronic y, a estas horas, ya estará guardado en el almacén que Zaporeak tiene en la capital donostiarra a la espera de salir con destino a Lesbos.

Carrera de fondo

Zaporeak no tiene más que palabras de agradecimiento para todos los que han participado en la campaña, desde ayuntamientos, a asociaciones culturales y deportivas, pasando por la ciudadanía de Debabarrena. ”Nada de esto sería posible sin la implicación de todos. Debabarrena es una campeón en lo que a solidaridad se refiere y un modelo para Zaporeak. Ayuntamientos, vecinos, centros docentes, hogares del jubilado y asociaciones de todo tipo son los protagonistas de la campaña. Todos son importantes a la hora de hacerla realidad. Cada pequeña aportación, cada granito de arena en forma de ayuda, es necesaria para que Zaporeak siga adelante con su labor”, manifestó Mireia Alonso, impulsora de Zaporeak en Debabarrena.

Por desgracia, los refugiados a los que atienden necesitan ayuda todos los días y eso convierte la labor de Zaporeak en una carrera de fondo que se prolonga a lo largo del tiempo. Mireia Alonso equiparó la situación de Zaporeak a la de una familia que tiene trabajo para tres meses pero que no sabe si el cuarto va a poder seguir trabajando. “Ese contexto les obliga a exprimir el dinero que tienen al máximo, en previsión de lo que pueda suceder, y eso es lo que sucede con Zaporeak. Por eso es tan importante colaborar con Zaporeak a lo largo del año y una forma de hacerlo es entrar en nuestra página web y hacerse socio. La cuota es de 10 euros al mes, una cantidad que no es grande pero que resulta de mucha ayuda para la asociación, ya que hay que tener en cuenta que con tan solo un euro damos de comer a una persona cada día”, añadió Alonso en su intervención.

Pobreza extrema

Las situaciones de pobreza en distintos países y los conflictos bélicos hacen que la afluencia de refugiados a Lesbos en busca de una mayor seguridad sea constante. Esta situación se ha visto agudizada en los últimos meses por la guerra que asola a los territorios palestinos. La llegada de refugiados que huyen de la ocupación israelí no ha cesado de crecer y, a día de hoy, el 27% de los 2.700 refugiados que Zaporeak atiende cada día en Grecia son palestinos.

Mireia Alonso mostró su anhelo de que la guerra finalizara y planteó la posibilidad de poner en marcha una campaña de ayuda a los refugiados palestinos en su propia tierra, aunque reconoció que no sería fácil. ”Ojala Dios, Alá o quien sea, dé los pasos necesarios para que sea posible hacer un corredor humanitario que nos permita llevarles comida y ayuda sin necesidad de que tengan que abandonar su tierra pero, por desgracia, habrá que rezar mucho para que la guerra acabe”.