esacertada magistrada Belén Ureña: Soy incapaz de adivinar lo que bullía en su cabeza cuando se le ocurrió dejar negro sobre blanco en una sentencia que uno de los motivos para conceder al padre la custodia de un bebé de apenas un año era que él reside en una ciudad cosmopolita como Marbella mientras que la madre vive en una localidad de la Galicia profunda. Como no podía ser de otro modo, su inmensa falta de tacto provocó oleadas de santa y justa indignación que, sin embargo, ocultaron la miga del asunto. Porque leyendo el resto del auto, documentado profusamente, resultaba del todo comprensible la decisión final. Pero no por el lugar de residencia sino por los comportamientos acreditados por los progenitores.