Joven vida perdida demasiado pronto: A la hora en la que tecleo estas líneas con el corazón en un puño, todavía no está clara la motivación de su vil y cobarde asesinato. Por desgracia, caben las dos principales hipótesis, y se me antoja de una perversidad absoluta determinar si resulta más terrible que lo mataran porque sí o por su condición de homosexual.

Cabe perfectamente que lo uno y lo otro fueran de la mano. Para mí es denunciable hasta el desgarro de garganta cualquiera de las posibilidades. Lo importante es que de nuevo una docena de energúmenos veinteañeros se han ensañado salvajemente con alguien de su edad hasta dejarlo seco en el asfalto. Me declaro incapaz de hacerme una idea de cómo es posible almacenar tanto odio.