- Lo primero que hizo Toni Cantó tras ser designado director de la Oficina del Español (se lo juro, así se llama el bodrio) del Gobierno de Madrid fue perpetrar un tuit en el que faltaban dos comas, sobraban otras dos e incluía un más que discutible punto y coma. Todo eso, en 36 palabras. Una tarjeta de visita estupenda para quien habrá de ser gran valedor de la lengua de Cervantes en Ayusilandia a razón de 75.000 euros anuales. Ante el descuajeringue del personal, su siguiente hazaña fue borrar la asnada y empezar una gira de medios amigos para tratar de convencernos de que lo suyo no es un chiringuito, como estaba clamando todo quisque, con la obligada banda sonora del maestro del chuntachunta Georgie Dann. ¿Y qué es entonces? Según el plusmarquista sideral del transfuguismo, "una oportunidad para que Madrid siga siendo el motor económico de España". Se reconoce el cuajo que hay que tener para salir por esa petenera sin sonro-jarse.

- Mucho más, cuando se acaba de recibir apenas una limosna. Porque puede ser verdad, como se adornó el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, que al tipo le vayan a pagar 75.000 leureles "por rascarse los huevos a manos llenas", pero si echan un vistazo al libro de tarifas oficiales de mamandurrias, la que la ha caído al gachó no es ni de lejos una de las más suculentas. Al revés, es una especie de pedrea. Aunque usted y yo haríamos maravillas con ese pastizal, Cantó va a tener que apretarse el cinturón o buscarse unos bolillos de lo suyo para mantener su tren de vida habitual.

- Y aquí es donde nos encontramos con Ayuso acariciando un gato. Quizá el tipo y sus padrinos de Génova esperaban una consejería como premio por su enésima pirueta autohumillante, pero la lideresa se sabe en la cresta de la ola, y para ella un traidor reincidente no merece más que unas migajas. Eso sí, tenemos risas garantizadas. Madrid, capital europea del español, dicen. Chincha y rabia, París.

Esperaba que su enésima pirueta le valiese una consejería, pero el gran tránsfuga se conformará con una mamandurria menor