Tele 5 da este lunes marcha atrás a su apuesta más importante de los últimos años, la de llevar a Ana Rosa Quintana a sermonear a las tardes. La marcha atrás es una práctica con riesgo en lo sexual pero también en el acto de hacer televisión. AR repliega velas porque TardeAR ha sido un fracaso, y casi nadie lo ha escrito con todas sus letras. Este periódico, sí: “Ana Rosa vuelve a la mañana tras fracasar en la tarde” (25/1/25).

AR no ha podido derrocar a Pedro Sánchez, pese a que se lo tomó como algo personal, y no ha convencido a la audiencia de la tarde, que pide de la tele algo más que ruido de fondo al hacer las tareas del hogar.

Y aunque esta temporada AR retomó la tarde entre rumores que la situaban de vuelta a la mañana, cosa que negó, apenas unos meses después es un hecho y sin esperar a que acabe la temporada. Desesperación se llama.

Hoy, AR vuelve a madrugar en un deseo de que el problema haya sido el horario y no ella. Y para volver a la mañana, le han hecho hueco a martillazos: La mirada crítica de Ana Terradillos, que le precede, ve reducida su duración a la mitad; a Vamos a ver de Joaquín Prat, que le sigue, le recortan dos horas. El presentador, que dice aceptar el cambio de su programa con normalidad, no estará hoy para reencontrarse con su jefa, ni en toda la semana, porque se ha largado de vacaciones. Pero es inútil llorar, son las lentejas de AR, las comes o las dejas, porque los tres programas son de su productora, igual que Tardear, que continúa con su nombre pero ya sin mayúsculas al final, apto para su cancelación ya sin que Ana Rosa salga en el titular.

En esta Tele 5 empeñada en mirar al pasado en lo político y lo televisivo, la vuelta de El programa de AR permitirá comprobar si el problema era el horario o la presentadora, que un día cambió la ironía y la carcajada por esos editoriales políticos en los que siempre se azuza a los mismos y por las sobremesas con Villarejo, con grabación incluida, que ya todos hemos oído. Para la próxima, mejor usar protección.