El argumento del nuevo thriller de Manuel Marlasca, titulado Tú bailas y yo disparo, no puede ser más prometedor.

El grupo X de la brigada de policía judicial de Madrid empieza su semana de guardia con la aparición, en una fábrica abandonada, de una maleta con el torso de una mujer. Jimmy Valle, Luis Mangas y Paula Vicente, tres agentes de distintas generaciones, tendrán que esclarecer el crimen.

A este grupo se une Julia Zaldívar, una inspectora especialista en la lucha contra las redes de trata de mujeres. 

PERSONAL

  • Edad: 56 años
  • Lugar de nacimiento: Madrid
  • Carrera profesional: Hasta el momento ha publicado: Así son, así matan, Mujeres letales (coautor), Una historia del 11-M que no va a gustar a nadie (coautor), Cazaré al monstruo por ti, El solitario (coautor), Territorio negro (coautor) y Tú bailas y yo disparo. Desde el año pasado, es colaborador del programa TardeAR de Telecinco.
  • Premios: Ha recibido, entre otros galardones, el premio de la Fundación Policía Española en la modalidad de radio por el programa Oficinas de sicarios al servicio del crimen (2013), el premio de la Fundación Policía Española al mejor blog sobre temas policiales por La Pringue (2015) y el premio Guardia Civil en la modalidad audiovisual por la sección Expediente Marlasca del programa Más vale tarde (2017).
  • Redes: @manumarlasca 

Después de seis libros de no ficción, en los que indagaba en la historia negra española, ahora ha dado el paso a la ficción, ¿por qué?

Creo que siempre ha habido un escritor latente y escondido, un escritor de ficción. Soy muy lector. Leo treinta libros como mínimo al año y a veces llego a los cincuenta. Leo toda clase de literatura, también ensayo. Siempre he querido escribir ficción. De hecho, en 2006 abrí un cuaderno en el que iba tomando apuntes de la realidad que alguna vez pensaba que podía convertirse en algo de ficción. En 2019, mi agente literaria me animó a hacerlo, y así fue. Con mucho respeto y con los nervios de un novato que llega a un terreno que no tiene nada que ver con la noticia.

¿Qué se va a encontrar el lector cuando lea Tú bailas y yo disparo?

Una investigación complicada y una serie de personajes que trabajan en equipo pese a no tener nada que ver los unos con los otros. Son de generaciones y sensibilidades distintas. Pero, sobre todo, se va a encontrar con personajes donde he querido destacar los rasgos de personalidad. Eso es lo que más me ha interesado.

¿Está basada en hechos reales o es todo ficción?

Tiene dos episodios que sí están inspirados en dos crímenes que me impactaron mucho. Uno es el crimen de una chica hondureña, en el que el asesino metió su tronco y sus pechos mutilados en una maleta y la tiró en una nave abandonada. Ese es el arranque de la investigación. Luego, hay otro crimen de los años ochenta en Madrid que yo llegué a cubrir. El asesinato de un médico del barrio de Salamanca. El resto es todo ficción.

¿Cómo dio forma a los personajes principales?

Son cuatro personajes principales más otros tantos secundarios. Dotar de personalidad a cada uno de ellos, hacerlos reconocibles para el lector, fue bastante complicado. Hay que crear personajes de la nada, desde su físico a su forma de pensar y de hablar, hacerles rasgos identitarios.  

“Leo 30 libros como mínimo al año y a veces llego a los 50”

En la novela se observa la precariedad de la policía judicial, que es la que se dedica a la investigación. ¿Tan mal está?  

La precariedad está puesta en boca de un personaje que es especialmente pesimista y que se queja amargamente. No es una cuestión de precariedad, sino de que en los últimos tiempos la política de personal de la policía nacional ha ayudado a que los chicos que salen de la academia opten por la seguridad ciudadana. Yo también optaría si te ofrecen la posibilidad de trabajar seis días y librar otros seis. La otra opción es meterte en un grupo de investigación donde no hay horarios, donde tienes que salir a buscar un barco lleno de cocaína un domingo por la tarde o te pueden llamar porque han descubierto una maleta con un cadáver dentro a las dos de la madrugada.  

Ser periodista de sucesos imagino que le habrá servido para ahorrarse mucho tiempo en documentarse.

Al llevar treinta y seis años metido en brigadas, en comisarías o en comandancias me hace conocer todo aquello. Es la parte del periodista que sí que ha asomado en esta novela.

¿Quiénes han sido sus referentes literarios a la hora de escribir la novela? 

En cuanto a novela negra, los tres que encabezan el libro. Hay tres citas de Domingo Villar, de Eugenio Fuentes y de Lorenzo Silva, tres autores a los que compro todo lo que escriben. Me gustan mucho. Cada uno en su estilo. Pero tengo muchos más. Mi escritor favorito seguramente sea Javier Marías, el autor que me parece más interesante de los últimos cincuenta años. También, Dennis Lehane o Don Winslow. No he pretendido parecerme a nadie, eso es verdad. No he querido ser Raymond Chandler, ni mucho menos, pero sí que he leído toda su obra. Creo que un buen escritor tiene que ser un grandísimo lector.

¿Cuánto tiempo le ha llevado escribirla y en qué momentos del día la ha escrito?

Soy muy poco nocturno. Escribo muy temprano por la mañana. La novela me ha llevado varios años, pero porque entre medias se cruzaron varios proyectos. Empecé a escribirla en 2020 y la acabé en 2023. El tiempo neto digamos que ha podido ser un año de escritura.

He leído que de pequeño quería ser periodista deportivo. Sin embargo, terminó siéndolo de sucesos. ¿A qué se debió este cambio?

Yo quería ser periodista. Quería ir a los sitios y contar las cosas que pasaban. Para mí eso es el periodismo. Así de sencillo. Ir a los sitios y contar lo que pasa. Esos sitios yo no sabía si iban a ser los partidos del Real Madrid, una guerra o un estreno teatral. Mi carrera empezó en el mundo de la cultura, pero a los seis meses de estar en el periódico la persona que hacía sucesos se marchó a otro diario y mi director me dijo que si quería que me volviesen a contratar tenía que hacer sucesos. Y así fue. En 1988, empezó todo y hasta hoy. Lo he disfrutado mucho. Me parece un género maravilloso.

¿Ha llegado la policía a pedirle opinión sobre algún caso que estuviesen investigando?

Creo que están más que preparados, pero sí que a veces han pedido ayuda para desatascar un caso. Te piden publicar algo para remover el avispero. Eso sí que se ha hecho varias veces. O a veces tú tienes acceso a una información y voluntariamente tú, o en ocasiones ellos, te piden que les facilites la información. Si hay un bien superior, que es detener a un malo, siempre estamos dispuestos.

Después del verano está previsto rodar Sacamantecas, dirigida por David Pérez Sañudo. La película cuenta la vida y asesinatos de Juan Díaz de Garayo, un viejo y analfabeto campesino alavés que violó y estranguló a varias mujeres en 1872. Además, este señor ostenta el triste título de ser el primer asesino en serie del que hay registro en el Estado. ¿Conocía a este personaje?

Sí, he leído sobre él. El problema de estos asesinos en serie de la prehistoria, por así decirlo, es que los registros son muy complicados. Nunca se sabe exactamente a cuánta gente mataron. Pasa un poco como con el Arropiero, que fue el siguiente asesino en serie que hubo en España. Era sevillano y vendedor de ropa ambulante, y tampoco se sabe a cuánta gente mató. En el caso del Sacamantecas, que además tiene un nombre muy cinematográfico, sí que conocía la historia. Incluso creo que llegué a hacer algún programa de radio en torno a él. Me hubiese gustado, aunque está mal decirlo, que ese criminal hubiese actuado en los años posteriores para poder tener conciencia de la gravedad de lo que hizo, el número de crímenes que cometió y su forma de operar. Es muy importante, tanto en el caso del Sacamantecas, como en el del Arropiero, o en el del criminal de la calle Fuencarral de Madrid, como el periodismo ya se fijaba en este tipo de criminales. Del Sacamantecas tenemos conocimiento gracias a los periodistas, a esos primeros cronistas de sucesos. Y leer crónicas de entonces es un deleite porque es maravilloso cómo se abordaban los sucesos en aquella época.