“La historia de Nadia es la historia de un país, la historia de una industria, la del cine, que no debería volver a repetirse”. Es la clara conclusión que ofrece Valeria Vegas, autora de ¡Digo! Ni puta ni santa. Las memorias de La Veneno, el libro que sirvió de guía para la serie Veneno, en torno a la figura de Nadiuska, estrella del cine español durante la época del destape durante los años 70 y que cayó en desgracia y en el olvido por culpa de la propia industria y quienes movían sus hilos. ¿Qué sucedió para que 20 años después terminara viviendo en la calle y comiendo de la basura?, se pregunta la sinopsis oficial.

En El enigma Nadiuska, Vegas investiga las claves de su vida, cómo se fabricó al mito, qué precipitó su debacle y qué es de ella 50 años después de su entrada en escena. 

El enigma Nadiuska no cuenta con el testimonio de la actriz, que desde hace dos décadas vive en un centro psiquiátrico, totalmente aislada. Pero la lista de quienes intervienen es amplia. José Sacristán, Alaska, La Prohibida, Andrea Duro, Berta Vázquez, Angy Fernández, Anna Allen, Jorge Sanz, Máximo Valverde, Lidia San José o las actrices del destape Silvia Aguilar, Jenny Llada, Sara Mora o Carmen Platero, están entre los nombres que participan.

DEVORADA POR LA INDUSTRIA

Valeria Vegas afirma rotundamente que actrices como Nadiuska “fueron unas pioneras. Gracias a ellas, décadas después se pudo ver con naturalidad en el cine desnudos de actrices como Maribel Verdú o Penélope Cruz”, afirma.

Nadiuska está considerada como la mayor estrella entre las actrices de aquella época. Rodó una treintena de películas en una década y fue la actriz mejor pagada con más de un millón de pesetas por película. Pero el cine en el que intervino fue un arma de doble filo porque su talento como actriz no trascendía más allá de los desnudos. Aunque dio pruebas de su valía, como en el papel de madre del Conan niño que Jorge Sanz interpretó en Conan el Bárbaro. Vegas señala que en aquella cinta Nadiuska “no habla, actúa solo con la mirada, interpretando a una madre sufriendo”.

Tras el declive de Nadiuska, tanto interpretativo como vital, “no hay drogas ni alcohol. Solo está la industria que te devora, de malas compañías y de malos amores”, afirma la directora. “Yo descubrí a Nadiuska en esa otra etapa de su vida, cuando en el 99 salió en las noticias porque la habían desahuciado. Levanté la mirada y me impresionó, era como la doble de Sofía Loren”.

Quizá la respuesta a la gran pregunta sea que la sombra de una mano negra planea sobre su caída en desgracia.