El Índice de Reparabilidad ha llegado y es la herramienta que está haciendo que las grandes tecnológicas faciliten el arreglo de sus ordenadores y smartphones por parte de particulares.

Este índice no es otra cosa que una catalogación que mide la facilidad con la que un aparato electrónico (ordenador, móvil, tablet y similares) puede ser arreglado de sus averías más habituales.

El primero en legislar y aplicar esta iniciativa fue el Gobierno francés que elaboró la primera ley a este respecto en 2021. Así, a cualquier comprador en ese país que quiera hacerse con un aparato electrónico este tipo se le facilita la lista con estas valoraciones.

El Ministerio de Consumo de España también está desarrollando este índice, que según parece, será un sello colocado en el embalaje del producto con una puntuación de 0 a 10.

Serán cinco los criterios objetivos en los que se base: la documentación proporcionada por el fabricante para la reparación, la facilidad para desmontar el producto, la disponibilidad de piezas de repuesto, la relación entre el precio de las piezas de repuesto y el producto original, y los criterios específicos en función de la categoría AEE.

Igualmente, el Gobierno de EEUU también se ha puesto serio con este tema y ha creado la agencia US PIRG. Esta autoridad, ademas de valorar con un promedio general los cinco criterios técnicos objetivos en los que se fijan las autoridades francesa y española, suma dos calificaciones ajenas: una es la que le otorgan Tech Net o Consumer Technology Association, asociaciones que apoyan a los clientes en caso de incumplimiento en las reparaciones, y la otra es relativa a si las compañías han sido demandadas legalmente por incumplimiento en la reparación del dispositivo tecnológico.

Primeras reacciones

La reputación es la reputación, y si va unida al negocio, lo de escudarse en exclusividades y en excusas sobre la protección de tecnologías propias se ha terminado. Si la novedosa US PIRG anuncia que Apple obtiene un 3,16 sobre 10 de promedio en arreglo de ordenadores y un 2,75 en el de móviles, que Google logra un 4,46 y Microsoft un 4,6, pues el golpe es muy serio. En el extremo contrario se coloca Dell, que alcanza un 7,81.

Por ello, estas compañías ya se han puesto las pilas y están lanzando servicios para proporcionar repuestos y herramientas específicas para que servicios técnicos independientes o los propios ususarios puedan reparar sus terminales.

Así, en noviembre de 2021, Apple anunció un servicio para vender a sus clientes piezas y herramientas específicas de teléfonos iPhone y computadoras Mac y puedan arreglarlo ellos mismos. Eso sí, recomienda esta opción a aquellos usuarios "que se sientan cómodos llevando a cabo sus propias reparaciones", pues una persona inexperta podría terminar estropeando el aparato por completo si no sabe lo que está haciendo.

Por su parte, Google anuncio a comienzos de abril de 2022 un acuerdo con la empresa especializada en reparaciones de dispositivos electrónicos iFixit para suministrar piezas originales de sus teléfonos móviles Pixel, de manera que los usuarios en Estados Unidos, la Unión Europea (UE), el Reino Unido, Canadá y Australia puedan comprar piezas para arreglar sus propios aparatos. Estas incluirán las partes que más a menudo se estropean o rompen como baterías, pantallas y cámaras, y se podrán adquirir junto a destornilladores y otras herramientas específicas para estos teléfonos.

Además Google ha iniciado también un programa de reparación de ordenadores Chromebook, de la mano de fabricantes como Acer y Lenovo, y enfocado a los centros de enseñanza. Y para dar una segunda vida a ordenadores Mac o PC antiguos, ofrece Chrome OS Flex.

Objetivo casi logrado

La reacción de estos gigantes tecnológicos parece mostrar que el objetivo final del Índice de Reparabilidad, incentivar la el arreglo frente a la obsolescencia entre fabricantes y usuarios, es alcanzable.

De esta manera se pretende reducir la huella ecológica ayudando a generar menos residuos y emisiones a la vez que se trata de disminuir la demanda de recursos naturales.

Como objetivo secundario se busca que los consumidores conozcan su derecho a poder arreglar sus productos y no tener que desecharlos una vez sufran una avería que se pueda arreglar pero sea más cara que uno nuevo.