BILBAO. Jonathan Fielding viajaba con su mujer, su madre y su hijo de siete años en el avión. El vuelo era el regalo de cumpleaños de su esposa que nunca antes había volado. Todo transcurría con normalidad hasta que el piloto avisó de que el carburador se había congelado y que iba a aterrizar de emergencia.
Debido a la gran cantidad de nieve en la zona, el aterrizaje fue más complicado de lo esperado en un primer momento. Eso sí, debido a la experiencia del piloto, nadie resultó herido de gravedad y solo hubo que tener en consideración heridas menores y contusiones