donostia. Euskadi Irratia es historia de la radio en Euskadi, pero no nace, según Otermin -su primer director-, desde una urgencia política, más bien es la realidad social vasca la que en 1982, en el ecuador del primer Gobierno de Carlos Garaikoetxea, demanda medios de comunicación de gestión pública. El lanzamiento de la radio en euskera se hace de forma discreta, no hay grandes inauguraciones y pasa más desapercibida que el nacimiento de ETB que se produce poco después, el 31 de diciembre de ese año. Mirando el presente, Otermin contempla esa primera empresa como una gran emisora pero le gustaría que, al igual que el resto de los medios, se parara más en contar pequeñas historias que la acerquen al oyente.

¿Cómo se gesta la emisora?

Hay razones sociológicas y una razón política. Cuando se define el Estado de las autonomías se da un proceso curioso en los medios de comunicación y de forma muy concreta en las emisoras de radio, la centralización de toda la programación. Se aligera el personal y programación y se centraliza desde Madrid. En ese proceso también estaba la Cope y, en un momento, cuando nuestra audiencia en las tres emisoras de Radio Popular nota que puede haber una involución, se organiza en Donostia una de las manifestaciones más potentes reivindicando la autonomía de las emisoras de la Cope.

¿Era el momento idóneo para plantearse Euskadi Irratia?

Radio Popular no tenía una vocación de ser la radio nacional vasca pero eran tres emisoras muy próximas y la gente no quería que eso se escapara. Frente a esa constatación estaba el tema político. El primer gobierno de Garaikoetxea (1980-1984) tenía una voluntad clarísima de disponer de medios públicos y hay una persona clave, Ramón Labayen, que, intuyendo lo que podía venir, monta una escuela de locutores que después, a través de un convenio, pasa a Radio Popular e incluso a Radio San Sebastián. El paso siguiente fue la puesta en marcha del primer medio de EITB, Euskadi Irratia.

¿Cuándo entra en juego usted?

A mí Ramón me llama un martes santo del 82 para una comida en Gasteiz, también estaba Iñaki Beobide, y me plantea la dirección de Euskadi Irratia. Le pido un tiempo para reflexionar…

¿No lo veía claro?

No era eso, sí veía claro una nueva emisora en Euskadi y que esa emisora fuera de gestión pública, había dos proyectos: por una parte, una radio que buscaba la especialización y no solo por el tema lingüístico, también por el tema de contenidos. Había otra corriente que decía que en la medida de lo posible fuera una radio normalizada.

¿Cuál era su idea?

Hacer una radio normalizada. Pedí a Labayen tres semanas para contestarle, al cabo de ese tiempo le dije que sí y me incorporé el 1 de mayo del 82. No había nada, cuando te digo nada es nada, salvo una persona que animaba mucho y motivaba mucho, que era Ramón, y un hombre de empresa como era Zubiaur. Visitamos la emisora FR3 en Burdeos, queríamos en cierta forma romper con la radio que se estaba haciendo aquí en esos momentos. En Radio Nacional estaba entonces Calviño y detrás de Calviño estaba Alfonso Guerra y lo que querían era que hiciéramos una cosa folklórica. Volvimos con las ideas claras y empezamos a dibujar lo que el 23 de noviembre de ese año empezó a ser Euskadi Irratia.

El plazo en el que se montó la emisora fue muy corto, ¿no?

Visto ahora da esa sensación. Ese verano del 82 empecé a estudiar cómo tenía que ser la incorporación de la gente y en septiembre hicimos una primera convocatoria para la contratación de personal. Teníamos mucha urgencia, pero no era una urgencia política. En Ramón subyacía la idea de que en la sociedad vasca había una gente que estaba pidiendo medios propios. Labayen fue muy exigente en todo, igual que en la elección de la sede, y dijo: "El euskera merece los mejores espacios de los que dispone el Gobierno vasco. Y los tuvimos, tanto HABE como nosotros, Euskadi Irratia".

¿Cómo recuerda el 23 de noviembre del 82?

Hasta ese día hicimos emisiones musicales para ver cómo funcionaba la señal y el día 23, a las doce del mediodía, salimos con Julián Beloki y Arantxa Irastorza. Salimos con muchísima emoción porque teníamos la sensación de que respondíamos de alguna forma a esa reivindicación que estaba en la calle…

¿Un hecho histórico?

No tuve esa sensación. Yo entendía la urgencia de la sociedad vasca, pero no había ninguna urgencia política en aquel momento. Era un hecho más social que histórico.

¿Fue un hecho más histórico la puesta en marcha de ETB?

Ramón le echó muchas ganas al proyecto de Euskadi Irratia, aunque fue la única emisora que no tuvo una inauguración oficial. Pero no fue por otra cosa que el tiempo, no lo tuvimos. Con ETB fue distinto: hubo ruedas de prensa, presentaciones… La radio, mucho más humilde y con menos peso, no tuvo nada, había que ponerse a trabajar y punto. Del 23 de noviembre al 3 de febrero hicimos unos pinitos de programación; cuando realmente entramos en programación normalizada de trece horas fue en febrero del 83. A partir de ahí fue una travesía por el desierto durísima.

¿Se sintió en algún momento como la hermanita pobre del grupo EITB?

Claro. Pero sería injusto si dijera que no tuvimos los medios suficientes para hacer una emisora de calidad. Lo de la hermanita pobre venía por la parte de la audiencia, de medios no me puedo quejar. Fue, si no la primera emisora del Estado, la segunda en programar música en compact disc. Te parecerá una tontería, pero ese detalle demuestra que estábamos a la vanguardia.

¿Por qué abandona la radio?

Estuve siete años y un día le dije a Josu Ortuondo, que entonces era el director general de EITB, que había hecho lo que tenía que hacer y ahí, en el 89, se cierra mi ciclo en la radio, en Euskadi Irratia, y empezó el de la televisón, en ETB.

¿Cómo ve treinta años después la emisora que usted ayudó a nacer?

Como una gran emisora, y me tranquiliza que aquella primera decisión que tomé de hacer una emisora estandarizada y de mercado haya tenido ese reflejo en audiencia y en proyección social.

¿Es una emisora moderna?

Entiendo que sí. Cuando me fui y me preguntaron qué quedaba por hacer contesté que un programa sobre tecnología. He cambiado, ahora mismo no daría ese consejo.

¿Por qué?

Lo que aprendí cuando estuve en televisión, y juzgo a Euskadi Irratia desde ese prisma, es que las historias tienen muchísimo valor.

¿Se cuentan pocas historias en Euskadi Irratia?

Me gustaría que se contaran más. Si alguien me pidiera un consejo, le diría que los redactores y responsables de la emisora se acercaran un poco más a esas pequeñas historias que están ahí. Es una radio maravillosa la que tenemos, pero la radio moderna pasa por contar mucha historia menuda. Pero es un esfuerzo que pido no solo a Euskadi Irratia, es un esfuerzo que pido a todos los medios. Hay que contar historias en las que lata la sangre y la vida de nuestra gente, de nuestra sociedad.