Ramón Arangüena tuvo una época dorada en televisión desde finales de los 90 hasta los primeros años del siglo XXI. Aunque el periodista palentino de origen vasco siempre ha sentido debilidad por la radio, según él, "el amor de su vida", le ha sido infiel con la televisión, "su amante", en varias ocasiones. Pero el romance televisivo no duró muchos asaltos y, cuando los tiempos se pusieron difíciles, las ondas volvieron a acogerle en sus brazos.

Arangüena comenzó en televisión bajo la supervisión del conocido y polémico doctor Bartolomé Beltrán en En buenas manos,un programa de Antena 3 tan exitoso como polémico, pero su triunfo le llegó con un espacio de humor, Osados, en la misma cadena. Son muy recordadas sus absurdas entrevistas en las que algún invitado se sintió incómodo al no descubrir el tono de broma de Arangüena.

Precisamente su sentido del humor le llevó hasta el programa que presentaba en aquella época Iñaki Gabilondo en la SER. Así, la radio le fue atrapando y se convirtió en una parte importante de su vida. Fue una época muy brillante para él. Además, tuvo la oportunidad de compaginar su trabajo con sus comentarios en la revista Interviú. A esto hay que añadir que a punto de finalizar el siglo XX, en 1998, tuvo su oportunidad en Canal+ con un espacio semanal en Lo + plus. Era divertido ver cómo mostraba extravagantes objetos de la vida cotidiana y con mucho humor comentaba los diferentes usos que se les daba.

Los años 2000 le pillan en Televisión Española, en un programa que tenía muy buena factura, pero que no logró conseguir el éxito en audiencias: El burladero. Se codeó con los profesionales que entonces eran considerados un referente en el mundo del humor: Josema Yuste, Paz Padilla, Chiquito de la Calzada y Los Morancos.

La salida de Máximo Pradera de Canal +, tras varios desencuentros con la cadena de pago, le dio la oportunidad de volver a Lo + plus, pero esta vez como presentador junto a Fernando Schwartz y Ana García Siñeriz. En este espacio estuvo durante tres años. 2004 fue el principio del fin para Ramón Arangüena. Su estrella ante las cámaras se fue apagando porque los nuevos tiempos televisivos marcaban ritmos muy diferentes que requerían presentadores y humoristas con perfiles muy distintos.

Poco a poco fue dando marcha atrás y fue de nuevo, su amor dormido, la radio, quien le acogió en sus brazos. Colaboró en El ombligo de la luna, en Radio NacionalEl ombligo de la luna, durante dos años. En 2005, Telecinco le brindó una nueva oportunidad televisiva en el programa de Carolina Ferré Plan C, pero la mala suerte se cebó con este espacio, no logró superar ni las expectativas más bajas de la cadena, y solo duró tres semanas. Posteriormente colaboró con Espejo público.

Desde 2014 colabora en Las mañana de RNEy también ha firmado varios libros en los que ha volcado todo su sentido del humor. Entre sus publicaciones destacan: Señor, no te preguntamos por qué te la has llevado, te damos las gracias: esquelas, anuncios, noticias y cartas para morirse de risa; Un yanqui de chiste; y Typical Spanish: Los anuncios más disparatados, las esquelas más divertidas, los contactos menos frecuentes.