Los dos meses de confinamiento no solo han servido para que cada uno de nosotros nos replanteáramos muchos aspectos de nuestras vidas; las instituciones también han aprovechado el encierro para evaluar las nuevas necesidades y acelerar políticas que tenían planificadas de antemano. Ese es el caso de la movilidad, una asignatura pendiente cuya reconversión se ha vuelto más urgente que nunca con la llegada de la pandemia.

Inevitablemente, la Semana de la Movilidad Europea de 2020, que se celebra desde hoy y hasta el 22 de septiembre, llega condicionada en todos los sentidos por el COVID-19. Esta iniciativa surgida en 1999, y que desde 2000 cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, busca un año más sensibilizar tanto a los ciudadanos como a los responsables políticos de la urgente necesidad de dar pasos hacia una movilidad más sostenible. El lema escogido para esta edición, Por una movilidad sin emisiones, es un claro alegato sobre las consecuencias negativas del uso irracional del coche para la salud pública y el medio ambiente, así como un reflejo del objetivo recogido en el Pacto Verde Europeo de alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbón para 2050.

El inicio de la desescalada supuso un incentivo para los gobiernos locales, que implantaron una serie de medidas que diesen más protagonismo a los peatones y a los ciclistas. Bajo la necesidad de disponer de más espacio para guardar la distancia de seguridad, ciudades y pueblos de todo Gipuzkoa cerraron puntualmente el paso a los vehículos en diferentes calles y ampliaron así algunas zonas peatonales.

Con el fin del estado de alarma, muchas urbes recuperaron sus hábitos anteriores, aunque los consistorios ya han comenzado a llevar a cabo acciones para impulsar una movilidad más sostenible. Donostia, por ejemplo, estrenó a principios de julio el nuevo bidegorri del paseo de La Concha, que ha posibilitado ampliar la calzada para peatones. Dicha transformación era un plan que tenía previsto el Ayuntamiento, pero que se ha acelerado con motivo de la pandemia para favorecer el uso de la bicicleta.

En el caso de Irun, el Gobierno local ya está elaborando el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que entrará en vigor en 2021, y que estudia dar continuidad a algunas medidas aplicadas durante la pandemia para impulsar la movilidad peatonal y ciclista, entre otros.

‘Por una movilidad sin emisiones’

No es casualidad que el lema de este año ponga el foco sobre la contaminación atmosférica. Ya durante el mes de abril, diversos estudios científicos aseguraban la existencia de la correlación entre la contaminación y una mayor incidencia del COVID-19.

Con motivo del Día Internacional del Aire Libre del 7 de septiembre, la OMS volvió a hacer un llamamiento a los países europeos para que sigan con el esfuerzo de reducir las emisiones contaminantes, ya que “la mala calidad del aire es un factor de riesgo importante para las enfermedades respiratorias y cardiovasculares agudas y crónicas”, aquellas que implican un alto riesgo en caso de contraer el virus.

Confinamiento vs contaminación

De hecho, un estudio realizado por el Ayuntamiento de Donostia revela que durante el confinamiento los niveles de contaminación de la ciudad descendieron entre un 40% y un 67%, lo que pone de manifiesto el impacto negativo de los vehículos motorizados privados en la calidad del aire.

Aunque los desplazamientos durante los meses de julio y agosto descendieron un 9% respecto al verano pasado, el miedo a las aglomeraciones en el transporte público han llevado a muchos a optar por el coche. Según datos del Instituto de Estudios de Automoción, la compra de vehículos de más de 20 años se disparó un 30% durante julio y agosto. Se trata de una tendencia preocupante, puesto que los vehículos más antiguos son los que más contaminan. Además, estos datos contrastan con la caída de hasta el 40% del uso de transporte público.

A pesar de que, en términos generales, la calidad del aire en Gipuzkoa sea buena, existen casos en los que la contaminación atmosférica excede los límites recomendados. Según recoge un estudio de la asociación Kalapie sobre los niveles de partículas PM2,5 en Donostia (emitidas principalmente por vehículos diésel y unas de las perjudiciales para la salud según la OMS), en días anticiclónicos y de tráfico intenso los ciclistas suelen respirar un aire mucho peor que el registrado por las estaciones fijas.

Una nueva movilidad

A nivel de Gipuzkoa, la Diputación ya ha comenzado a dar los primeros pasos para transformar el modelo de movilidad del territorio. A principios de este mes, el polígono Usabal de Tolosa estrenó la sede provisional del Centro de Movilidad de Gipuzkoa Mubil, un proyecto que busca hacer de Gipuzkoa referente en el sur de Europa en torno a la nueva movilidad.

Tal y como explicó la directora de Mubil Ane Insausti, el proyecto impulsado por la Diputación trabajará en cuatro direcciones: “Una infraestructura tecnológica fuerte, impulsar el emprendimiento, generar y gestionar conocimiento y convertir a Gipuzkoa en un living lab a través de la experimentación”.

Menos actividades

Al igual que en otros muchos sectores, la incidencia del COVID-19 ha condicionado por completo la programación de las actividades con motivo de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible. Este año habrá menos eventos que en ediciones anteriores, aunque se mantienen algunos clásicos como los mercados de bicicletas de segunda mano. La plaza de Alameda de Gamón de Errenteria acogerá el 18 de septiembre su tradicional mercado de compraventa de bicicletas a partir de las 16.00 horas; al igual que la plaza Unzaga de Eibar, que hará lo propio el día 19 a partir de las 10.30 horas.

Por su parte, el Ayuntamiento de Hondarribia ha realizado durante los últimos días una serie de trabajos con la intención de dar prioridad a los peatones y a los ciclistas en los desplazamientos urbanos. Entre otros, el Consistorio guipuzcoano ya ha comenzado a instalar las nuevas señalizaciones en las que se limitará el tráfico a 30 kilómetros por hora en distintas vías de la ciudad.

La Diputación de Gipuzkoa, por su parte, aprovechará la semana para poner en marcha la campaña Zu nora, gu hara, con el objetivo de poner en valor el transporte público y fomentar su uso. Además, también se llevarán a cabo una serie de acciones para impulsar el uso de la bicicleta.

Entre otros, caben destacar el proyecto Bir-Ziklatu, un sistema público-social para recuperación y reutilización de bicicletas abandonadas o en desuso o la iniciativa ”Revisión gratuita de bicicletas”, que ofrecerá a los usuarios de la tarjeta MUGI la posibilidad de realizar una revisión sin coste de las mismas.

El confinamiento ha servido para acelerar las nuevas políticas de movilidad

Los mercados de bicicletas de segunda mano se mantienen a pesar de la pandemia