Con el fin de mantener el aumento de la temperatura mundial en un máximo de 1,5 grados centígrados y evitar un cambio climático peligroso, el Acuerdo de París de 2015 estableció la adopción de medidas climáticas para conseguir un mundo neutro en carbono para mediados de este siglo. Ello consiste en reducir considerablemente las emisiones de carbono, emitiendo únicamente lo que la Tierra es capaz de absorber.

Los bosques y las plantas funcionan como sumideros de carbono a través del proceso de fotosíntesis, es decir, asimilan el dióxido de carbono atmosférico y, gracias a la radiación del sol, liberan oxígeno. De esta manera, si se emite la misma cantidad de CO2 a la atmósfera que después se retirará de forma natural, se alcanzaría la neutralidad de carbono, dejando un balance cero, también denominado huella cero de carbono.

Alcanzar ese objetivo significaría mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 2 grados centígrados, incluso a 1,5 grados sobre los niveles preindustriales. Y es que el límite de los 1,5 grados centígrados es una línea de defensa más segura frente a los peores impactos del cambio climático. De este modo, se evitaría que el clima sufriera cambios irreversibles y dañinos, como los fenómenos extremos que se están intensificando en los últimos años: las olas de calor, las inundaciones, las sequías, etc.

Pacto Verde Europeo

Los dirigentes de la Unión Europea aspiran a lograr este ambicioso objetivo de que Europa sea climáticamente neutra de aquí a 2050, conforme al mencionado Acuerdo de París, y por ello el 11 de diciembre de 2019 la Comisión Europea presentó el Pacto Verde Europeo. Un pacto que conllevará una transformación en la sociedad y la economía, con nuevas iniciativas políticas destinadas a ayudar a la UE, impulsando medidas e inversiones para un futuro bajo en emisiones de carbono.

El Pacto abarca toda una serie de ámbitos de actuación: medio ambiente, industria, agricultura, finanzas… y, sin duda, el transporte. Por ello la Semana Europea de la Movilidad 2020 se suma a la carrera hacia la neutralidad y anima a la población y a las autoridades locales a tomar medidas para conseguirla. Su lema de este año, Por una movilidad sin emisiones, subraya la importancia de la accesibilidad de un transporte de e

Según las últimas estimaciones, en 2050 cerca del 80% de la población mundial vivirá en zonas urbanas, por lo que las ciudades constituyen el marco idóneo para poner en práctica diversas iniciativas para alcanzar el ambicioso objetivo. Hay una serie de medidas que se pueden adoptar para promover un entorno urbano climáticamente neutro, como fomentar el uso de la bicicleta o los desplazamientos a pie, los coches eléctricos, además de un transporte público de bajas emisiones.

Actualmente son muchas las ciudades europeas que han tomado medidas para reducir la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero y facilitar el acceso al transporte. Entre las más destacadas se encuentran Barcelona, Copenhague o Ámsterdam, lugares donde se ha invertido en infraestructura para cumplir el objetivo de emisiones cero para 2050, o incluso antes.

Ciudades comprometidas

En la ciudad de Barcelona, la iniciativa más destacada es la denominada Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Esta medida prohíbe, en la mayor parte de la zona metropolitana de la capital catalana, la circulación de los vehículos más nocivos para el medio ambiente los días laborales, en horario de 7.00 a 20.00 horas. Se estableció a principios de este 2020 y solo un mes después sus efectos eran más que evidentes: los niveles de NOx (óxidos de nitrógeno) disminuyeron en un 19% respecto a 2017, año de referencia. Son de destacar también los incentivos que ofrece la administración de la ciudad condal, y es que los vehículos antiguos que no pueden acceder a la ZBE pueden ser cambiados por una tarjeta de transporte público gratuito por un periodo de tres años.

En Copenhague, por su parte, se ha fomentado el uso de la bicicleta como medio de transporte entre la ciudadanía, aprovechando la topografía plana de la capital danesa. La región capital de Copenhague coopera con otros 28 municipios para desarrollar las denominadas autopistas ciclistas, una extensa red de carriles bici para garantizar un ciclismo más seguro, rápido y fácil. La primera ruta se inauguró en 2012 y en 2017 se sumaron otras cinco. En total, actualmente la región cuenta con una red de 45 rutas ciclistas con una longitud de 746 kilómetros. Además de estas autopistas, Copenhague tiene otros 400 km de vías ciclistas.

Entre las diversas iniciativas que ha puesto en marcha la ciudad de Ámsterdam para cumplir el objetivo de emisiones cero, cabe destacar la inversión que ha realizado en infraestructura de carga de vehículos eléctricos. En la actualidad, la ciudad más grande de los Países Bajos cuenta con 4.600 estaciones de carga públicas y semipúblicas. Ahora ha decidido aumentar su inversión y la zona metropolitana de Ámsterdam se ha comprometido a instalar 20.000 estaciones de carga para vehículos eléctricos en la ciudad de Ámsterdam y las regiones del norte de Holanda, Flevolanda y Utrecht en los próximos años. Estos 20.000 puntos de carga adicionales funcionarán con energía renovable.

Barcelona, Copenhague y Ámsterdam destacan por sus iniciativas dirigidas a reducir las emisiones