Un estudio dirigido por investigadores de la UT Southwestern Medical Center (Estados Unidos) ha sugerido que las células cicatrizantes que componen una parte considerable de los tumores de páncreas malignos y que protegen a estos cánceres del ataque inmunitario proceden de las células mesoteliales que recubren los tejidos y órganos.

Los hallazgos, publicados en la revista científica 'Cancer Cell', podrían ofrecer una nueva estrategia para combatir el cáncer de páncreas, una enfermedad mortal para la que no existen tratamientos realmente eficaces.

"Dirigiéndonos a los fibroblastos asociados al cáncer que presentan antígenos, algún día podríamos mejorar significativamente la actividad de la terapia inmunológica en los pacientes con cáncer de páncreas", explica el doctor Huocong Huang, uno de los líderes del trabajo.

Según la Sociedad Americana del Cáncer, cada año se diagnostica a unas 56.000 personas en EE.UU. un adenocarcinoma ductal pancreático (ADP), la forma más común de cáncer de páncreas. Actualmente es la cuarta causa de muerte relacionada con el cáncer en este país, y se prevé que se convierta en la segunda causa para 2030. A pesar de décadas de investigación, el pronóstico del ADP sigue siendo desalentador, ya que sólo el 10 por ciento de los pacientes sobrevive cinco años después del diagnóstico.

Los investigadores saben desde hace tiempo que las células llamadas fibroblastos asociados al cáncer (CAF) constituyen una parte importante de los tumores de páncreas. Al igual que los fibroblastos que componen el tejido cicatricial, los CAF hacen que los tumores pancreáticos sean densos y resistentes, impidiendo que las quimioterapias y otros tratamientos lleguen fácilmente a las células cancerosas.

Aunque los científicos habían considerado que estos CAF pancreáticos eran una población uniforme, los investigadores demostraron en un estudio anterior en 2019 que estas células se dividen en tres categorías. Una de ellas es un subtipo conocido como CAF presentadoras de antígenos (apCAF), que interactúan con las células inmunes mostrando proteínas llamadas antígenos en su superficie.

Para determinar cómo contribuyen a la progresión del CAP, utilizaron una técnica conocida como rastreo de linaje para saber cómo surgen estas células a medida que el páncreas normal desarrolla el cáncer. Sus hallazgos demostraron que los apCAF se originan en las células mesoteliales, que forman una membrana protectora que recubre los órganos, las cavidades corporales y los tejidos.

Otros experimentos demostraron que los antígenos de la superficie de los apCAF podían convertir las células inmunitarias denominadas células T en un subconjunto conocido como células T reguladoras (Tregs), que protegen a los tumores del ataque inmunitario.

Cuando los investigadores dosificaron a ratones portadores de tumores de páncreas con anticuerpos contra la mesotelina, una proteína exclusiva de las células mesoteliales, se bloqueó la conversión en Tregs, dejando los tumores más vulnerables a una respuesta inmunitaria antitumoral.