Panticosa es uno de los destinos más señalados del Pirineo. Ubicado en un enclave privilegiado rodeada de altas cumbres, nevadas en invierno, otoño rojizo, primavera espectáculo de color y el verde intenso del verano permiten vivir la emoción de la alta montaña en toda su magnitud.

Se podrá disfrutar de estas vistas con más intensidad desde las pasarelas sobre el río Caldarés, unos espectaculares pasos colgantes en la propia pared del congosto que recorren, en dos tramos, 800 metros de vértigo que no te dejará indiferente ni por el entorno ni por la sensación de volar sobre un paisaje salvaje.

Rodeadas de naturaleza, verticalidad y emoción, forman un recorrido inigualable con sucesión de badinas y pozas de aguas que marcan el recorrido fluvial por una profunda garganta excavada por el río Caldarés.

Esta excursión tiene una duración de una hora, incluyendo los inevitables altos para contemplar con detenimiento el entorno. Tras superar 160 metros de desnivel, se llega a uno de los miradores con mejor panorámica sobre Panticosa y las montañas que la rodean, el Mirador O'Calvé. Entre los puntos de interés que se encuentra en el tramo final del paseo está unos búnkers del tiempo de la Guerra Civil y que formaban parte de la Linea P que vigilaba el Pirineo.

Recomendaciones y consejos

De entrada, para quien piense en una excursión familiar, los menores de 7 años y los de menos de 1,30 m tienen vetado el acceso dado el riesgo que conlleva el trazado. Los niños que superen estos parámetros deben ir siempre de la mano de un adulto y cuidadosamente vigilados. Las mascotas también tienen el acceso prohibido

Hay que contar con al menos 15 minutos para llegar desde la máquina expendedora, en el parking de la telecabina de la estación de esquí, hasta el inicio de las pasarelas, tiempo que hay que sumar al del recorrido propiamente dicho.

Acceso esta limitado a 60 personas, por lo que se recomienda reservar plaza con antelación, por internet a poder ser, para asegurar el acceso.

Llevar calzado y ropa adecuado, así como protectores solares. Una buena medida es consultar la previsión del tiempo para saber que es lo más adecuado. Además se recomienda el uso de casco, es un entorno rocoso y la piedras pueden caer.

Llevar agua ya que no hay fuentes. Las mochilas voluminosas tampoco están permitidas dado lo angosto de algunos pasos.

Excursión corta pero intensa

El recorrido comienza en el aparcamiento de la estación de esquí, desde donde se seguirá la señalización específica. Detrás del edificio de la telecabina empieza el sendero que lleva hasta otro desvío marcado y que se encuentra a cinco minutos de las pasarelas.

Este primer tramo, muy vertical sobre el río, lleva a la pasarela colgante que cruza al otro lado de la garganta y muestra una vista espectacular del abrupto barranco por el que se transita y que el río Caldarés ha erosionado durante miles de años. El fondo queda 25 metros por debajo de los pies de los aventureros.

El segundo tramo es más largo que el anterior y recorre la pared derecha del barranco. Varios apartaderos permiten detenerse a contemplar la sucesión de badinas y pozas que forman las aguas.

Una vez concluido el recorrido por aereofluvial, se sale a un sendero que atraviesa una zona boscosa hasta llegar a un cruce. Ahí se plantean dos opciones, seguir hacia la izquierda para llegar hasta el Mirador O'Calvé o tomar el de la derecha para volver a Panticosa por el camino de As Paúles y el barranco Bachato. Salvo circunstancias muy especiales, lo aconsejable es la primera opción, merece la pena.

Antes de llegar se pueden visitar los vestigios de la Línea P, dos búnkers, construidos tras la Guerra Civil española.

Desde este mirador panorámico se dominan unas espectaculares vistas de Panticosa y todas las montañas que le rodean: sierra de la Partacua/Telera, la sierra de Tendenera/Tendeñera, el valle del Caldarés y otras elevaciones más cercanas como A Cucuraza, o Punta Fazera.

Siguiendo las marcas , no hay ningún problema para volver a Panticosa.